Se acerca Halloween y pocas cosas apetecen más al aficionado a videojuegos estándar que una velada temática con un buen título de los muchos que se lanzan en estas fechas aprovechando la festividad. Es posible que os sintáis tentados por Stray Souls; al fin y al cabo, su tráiler invita a dosis de terror de toque japonés con una pizca de acción contra grotescos engendros. Y además, con la banda sonora del gran Akira Yamaoka (saga Silent Hill) acompañando, ¿qué podría salir mal? Pues, lamentablemente, casi todo.
Stray Souls cuenta con pocas virtudes que consigan destacar sobre una jugabilidad muy poco satisfactoria, un terror sutil cual puñetazo en el mentón (y mucho menos efectivo) y una narrativa incoherente que poco puede hacer para evitar caer en el humor involuntario.
El motor gráfico no lo es todo
En Stray Souls manejamos a Daniel, un adolescente que por su 18 cumpleaños recibe por sorpresa en herencia la casa de su abuela. Está destrozada, y su decoración es un poco tétrica, pero suficiente para independizarse de sus padres de acogida; sin embargo, no pasará mucho hasta que comience a ver cosas raras en la casa. Cuadros diabólicos, poltergeist de diferente índole e incluso la figura de una siniestra anciana que le acecha tras las esquinas; tras encontrar ciertos documentos y hablar con su vecina Martha, descubre que una misteriosa secta va tras él, así que se embarcará en un viaje para descubrir qué está pasando y qué tiene todo esto que ver con su familia.
Stray Souls comienza con una de las escenas más grotescas y de mal gusto que he presenciado jamás como jugador. Para ser un juego que toma como referentes a los clásicos del terror (especialmente a Silent Hill), sorprende cómo utiliza una forma de horror que parece más destinada a llamar la atención, muy en la línea del malogrado Hatred, que a provocar una reacción genuina de miedo en el jugador. A continuación pasamos a, sin duda, la mejor sección de todas las que componen el juego: los primeros momentos de Daniel en la casa de su abuela.
A la vez que chateamos con Martha desde el PC de nuestro cuarto, tendremos que hacer pequeñas incursiones por el resto de la casa, buscando información y resolviendo puzles de diferentes tipos; los puzles que encontramos en esta sección no son todos igual de interesantes, pero todos resultan siniestros a su manera, haciendo gala de un nivel que rara vez volverá a alcanzar el título en las aproximadamente diez horas que dura. Este nivel cuenta con dos factores que invitan al optimismo: en primer lugar, el Unreal Engine 5 despliega una iluminación espectacular y un escenario lleno de detalle, lo que empleado para el terror da un resultado muy sorprendente en sus primeros compases.
Además, tendremos una sonriente y fantasmagórica presencia haciendo acto de presencia cada cierto tiempo, ya sea esperándonos a unos metros o quedándose a escasos centímetros de nosotros; sin embargo, aunque estas dos características pueden inquietar al jugador en los primeros instantes, ninguna de ellas parece afectar demasiado a Daniel, que se muestra impasible (y con poca memoria a corto plazo) a la hora de reaccionar ante una aparición de tal magnitud; que sus patrones de aparición se repitan al poco tiempo tampoco beneficia a la experiencia. Y a partir de aquí, todo son problemas.
Una ambición mal enfocada
Si bien el UE5 luce realmente bien a nivel de escenarios y en los modelados de los personajes de Stray Souls, no presenta el mismo nivel en sus animaciones y rostros, siendo de una calidad muy inferior al resto de elementos y causando un gran contraste. La etiqueta que reza en su descripción de Steam de horror de nueva generación le queda muy grande al título de Jukai Studio. En esta primera parte podemos ver otras de las mayores carencias de Stray Souls con respecto al género que pretende homenajear, y son su exposición y el planteamiento de sus escenas.
En los títulos de terror siempre se agradece cierto grado de incertidumbre, ya sea en los objetivos a corto plazo, en nuestras capacidades o las de los enemigos; es una virtud saber crear la sensación de sentirse perdido, así como hacer ver que el avatar que controlamos también se impregna de esas sensaciones que estamos experimentando, mostrándose confuso, desesperado o aterrado ante lo que está viviendo. De esta forma, el jugador ve reforzadas sus sensaciones a los mandos.
Stray Souls, en contraposición, decide mostrarnos en la parte superior de la pantalla un objetivo cada vez que avanzamos de script, diciéndonos incluso en ese propio mensaje qué debemos hacer. Por ejemplo, sin salirnos de esta escena, llegado un momento escuchamos un reloj; nuestra curiosidad nos hubiera dirigido hacia ese sonido, sin necesidad de más estímulo. Sin embargo, Stray Souls ve conveniente enunciar que debemos ir a resolver el puzle del reloj del abuelo. ¡Si ni siquiera sabía que me estaba dirigiendo a un puzle!
Este problema de sobreexposición se dará de forma similar en fases posteriores de acción, donde se nos emplazará a sobrevivir al ataque de monstruos cuando todavía no hemos visto ninguno. Incluso encontraremos documentos que hablan del “mundo de Stray Souls”, en textos de una comisaría, como si se hubieran copiado directamente párrafos y párrafos de lore del juego y se hubieran dejado tal cual, sin darles ningún tratamiento. Hay una sensación constante de estar ante un juego muy deficiente a nivel narrativo, extremadamente simple a nivel jugable y con un motor gráfico demasiado ambicioso para los recursos de los que disponía el estudio. Por si fuera poco, en sus últimos compases se acumulan más bugs de lo habitual y con decisiones de diseño, cuanto menos, cuestionables, que harán que las últimas secciones sean un auténtico suplicio.
El argumento se desarrolla en cinemáticas bastante descuidadas a nivel de planificación, con opciones de diálogo que no aportan absolutamente nada a la trama, y en cuadros de texto entre niveles. Las cinemáticas muestran personajes que no estaban junto a nosotros, los protagonistas pasan de un momento a otro de estar asustados a soltar chascarrillos a lo Left 4 Dead y parecen estar totalmente insensibilizados ante el hecho de estar encontrando fantasmas, monstruos y demás fenómenos.
Incluso enfrentaremos una especie de yeti gigante, muy reminiscente del mítico trol de Resident Evil 4, algo que tampoco les resultará demasiado extraño; por cierto, este combate de jefe cuenta con bastantes bugs debido a que sus mecánicas de shooter no están preparadas para hacer frente a un enemigo de ese tamaño ni patrones, algo que pasará también en el resto de luchas similares. De hecho, si nuestro personaje recibe un puñetazo se deslizará por media pantalla como si llevara patines, sin una animación asociada para ello. A eso me refería antes cuando mencionaba el contraste entre las bondades del UE5 y los límites de un desarrollo de cierto presupuesto.
La jugabilidad de Stray Souls, tras la primera escena en la casa, derivará a un shooter en tercera persona pasillero, tosco, sin opciones y nada divertido. Solo tendremos un arma, una pistola dorada, e iremos encontrando, sea el lugar que sea, cajas de munición y botiquines por doquier. Los enemigos, aunque cuentan con unos diseños estupendos e intimidantes, perderán rápido su impacto al enfrentarnos a largas hordas de ellos desde el segundo nivel hasta el final del juego sin descanso; sus limitados y ortopédicos patrones de ataque tampoco ayudan a crear una sensación de amenaza. De vez en cuando encontraremos algún puzle de abrir puertas, encontrar gasolina o descifrar códigos, pero absolutamente nada que ayude a dar un poco de cohesión a esta mezcla tan extraña.
Ojalá estuviéramos ante un Deadly Premonition, pero me temo que, simplemente, Stray Souls no es un buen juego. No hay ningún mensaje oculto tras su descuidada trama ni sus insensibles personajes, ningún destello de genialidad tras esa solemnidad que tanto daño le hace; Stray Souls se hubiera beneficiado mucho de adoptar un tono más acorde al de su acabado, más desenfadado, abrazando su naturaleza imperfecta y siendo consciente de ella. Por el contrario, tenemos un juego a todas luces demasiado ambicioso y con serios problemas en casi todos sus apartados. ¿Su principal pega? Stray Souls es incapaz de generar en el jugador ninguna reacción diferente de la frustración. Más allá de los instantes iniciales, encontramos una experiencia genérica, simple y, sobre todo, poco satisfactoria como juego de terror. Los únicos aspectos destacables de la propuesta son su solvente apartado sonoro (tantos efectos como música), sus diseños de enemigos y las estampas en las que el UE5 demuestra su potencia sin que los rostros ni las animaciones de los personajes afeen el momento.
Si buscas un buen juego de terror para Halloween, Stray Souls puede entreteneros y divertiros en momentos puntuales, pero tristemente no por los motivos que debería.
Stray Souls es un juego de terror incapaz de provocar miedo en el jugador debido a su genérico planteamiento, su terrible uso de la narrativa y su jugabilidad tosca. Además, presenta muchos aspectos descuidados y fallos de diseño que quizás hubieran podido resolverse con más tiempo de desarrollo.
Comprar Stray Souls- Es el primer título de su desarrolladora, Jukai Studio.
- Se ha realizado con Unreal Engine 5.
- Tiene influencias del terror nipón, pero también referencias a clásicos del género como Resident Evil 4 o Silent Hill.
- Akira Yamaoka, compositor conocido principalmente por su labor en la serie Silent Hill, participa también en Stray Souls.
- El juego cuenta con varios finales disponibles, pero al tener autoguardado habrá que volver a empezarlo cada vez que queramos conseguir uno.
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