Nunca se sabe cuando se puede dar el pelotazo. Cuando salió en 2018, Tsuki's Adventure era uno entre tantos juegos cozy de simulador de pueblos, un pintoresco heredero más de Animal Crossing diseñado específicamente para ser jugado en la pantalla del móvil (Android e iOS). Con los años, la entrada de nuevo contenido, las diferentes versiones y un cambio de nombre, Tsuki's Odyssey estaba ganando tracción, pero no fue hasta que un buen día se hizo viral en Argentina que todo el mundo empezó a hablar de él.
Tsuki's Odyssey es a día de hoy uno de los simuladores más recomendables y simpáticos que puede disfrutar uno de forma gratuita. El juego ha tenido años para convertirse en un mastodonte del género, con multitud de opciones de personalización para decorar nuestro hogar, personajes que conocer (cada uno con sus historias que contar) y lugares que visitar en el pueblo, todo a un par de clicks de distancia.
La vida en el pueblo
La partida tiene una pinta muy diferente cuando empiezas. En un girito muy cómico de los clichés del género, Tsuki es un urbanita estresado de la vida en la ciudad que cuando vuelve al pueblo para desconectar descubre que se lo han robado todo menos (menos mal) su cultivo de zanahorias. A partir de aquí, día a día, ratito a ratito de juego, iremos decorando de nuevo nuestra casa del árbol con muebles que compraremos pescando y vendiendo zanahorias.
Tsuki's Odyssey va introduciéndonos sus mecánicas, lugares y personajes poco a poco, pero lo hace más a modo de recompensa como nuestro tiempo invertido que para cambiar sustancialmente la experiencia. El loop de juego es puro confort rutinario. Todos los los días pescamos, cosechamos y vendemos, decoramos y charlamos con los habitantes, quizás descubrimos nuevos lugares que visitar como una tienda de té. Con tiempo y cariño, podremos transformar nuestra casa vacía del árbol a algo así.
Un detalle tonto pero significativo para entender la experiencia es el hecho de que no controlamos al personaje en sí. Decidimos dónde ir, y qué hacer, pero en todas las pantallas Tsuki está siempre haciendo lo suyo, quizás sentado leyendo el periódico, interactuando con alguno de los muebles que hemos comprado o echando la siesta en el porche. Mientras no estamos en el juego, los personajes siguen viviendo allí tranquilamente.
La experiencia en móvil es por ello perfecta. El arte es colorido y sencillo estilo flash, su interfaz es minimalista y responsiva, y las distracciones son mínimas. Como juego gratuito que es, la experiencia tiene anuncios, pero han buscado una forma muy divertida de integrarlos, con un cartero que viene cada dos horas a tu casa a enseñarte uno. Hay un girito, un detalle encantador para cada elemento de esta aventura. Tsuki's Odyssey no se siente revolucionario en ningún sentido, pero sí la mejor versión de un tipo muy específico de juego que muchos usuarios disfrutan.
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