Aunque la guerra nunca cambia, la visión que los videojuegos tenían de los grandes conflictos bélicos se transformó hace casi diez años. Fue entonces cuando se estrenó el primer Valiant Hearts, que nos ofreció una narrativa alejada de las grandes heroicidades. Ubisoft quiso poner el foco en algunas de esas pequeñas historias insignificantes que en realidad lo cambiaron todo. Una aventura gráfica notable, respetuosa con la historia y que ahora ha encontrado una inesperada continuación. Nadie se hubiera creído hace diez años que la continuación se estrenaría casi una década después, de forma exclusiva para dispositivos móviles y accesible solo a través de Netflix. Sin embargo, lo atípico no necesariamente debe ser negativo.
Si tienes Netflix, debes jugar a Valiant Hearts: Coming Home
No hace falta jugar al original para poder disfrutarlo, pero Valiant Hearts: Coming Home es una secuela directa que vuelve a apostar por contarnos la historia cruzada de varios personajes. Hay un elenco de lo más diverso con hasta cuatro personas involucradas cuyos destinos habrán de encontrarse a lo largo de las dos horas y media que dura esta aventura gráfica. Un viaje exprés a la Primera Guerra Mundial que no debería echarnos para atrás por su escasa duración. No quiere más y tampoco lo necesita. Si algo bueno tienen los servicios de suscripción como el de Netflix es que los desarrolladores ya no necesitan alargar sus obras más de lo necesario para justificar el gasto.
Si algo bueno tienen los servicios de suscripción como el de Netflix es que los desarrolladores ya no necesitan alargar más de lo necesario
Repite un apartado visual despampanante con la misma estética de cómic que ya tenía el original. Un esfuerzo artístico en representar la desolación y los breves momentos de optimismo que dan combustible a quienes viven uno de los capítulos más funestos en la historia de la humanidad. La alegría es una flor que encontramos en un páramo casi desértico. Sin embargo, Valiant Hearts: Coming Home es sobre todo una historia desgraciada. Si hay sonrisas e instantes felices es porque cuando se nos arranquen la tristeza que sentimos por los personajes será todavía mayor a la que ya habíamos experimentado.
Todo está supeditado a la biografía de los cuatro personajes que protagonizan la aventura y por eso la jugabilidad apenas tiene profundidad. Nos moveremos en escenarios de desplazamiento lateral para completar puzles en su mayoría sencillos, aunque lo suficientemente interesantes para tenernos enganchados. Hay ciertas zonas más amplias que casi siguen una estructura de metroidvania simplificado en las que podemos encontrar algún que otro secreto que amplíe los pasajes del libro de historia con el que cuenta el videojuego. Esta nueva entrega de Valiant Hearts se disfruta más si hacemos pequeños parones para echar un vistazo a las entradas de este atípico códex.
Valiant Hearts: Coming Home intenta hacer evidente el espíritu del original, tratando de mejorar su formula sin conseguirlo en todas las ocasiones. Sin embargo, hay momentos en los que todo funciona a la perfección. Con apenas un par de escenas de menos de diez minutos cada una, el juego supera a buena parte del catálogo bélico de Netflix en lo referido a evidenciar la incapacidad de humana de hacer frente a la destrucción a gran escala. Toca interpretar algunos pequeños detalles, pero hay segmentos de gameplay muy bien llevados que parecen tener la intención de cantarle directamente al origen del estrés postraumático de los soldados.
Valiant Hearts: Coming Home es obligatorio para cualquier suscriptor de Netflix al que le gusten los videojuegos
La crudeza de toda una era que nunca debió existir y que, de hacerlo, tuvo que haber sido suficiente para que la humanidad aprendiera una lección. Lo desgarrador de perder a un ser querido de la forma más estúpida de todas, los engaños para acudir al frente de batalla o el reclutamiento forzoso bajo la eterna promesa del honor que luego moriría en una trinchera. Aunque de forma condensada, aquí se tocan más temas de los que otros videojuegos serían capaces de tratar en 20. Aunque se ha cambiado formato, no se ha perdido la magia de una aventura gráfica muy bien llevada que cualquier suscriptor de Netflix debería probar.
Vaya por delante que no estamos ante un juego perfecto, pero sí nos topamos con una propuesta que debería ayudar a corregir el rumbo que ha tomado la industria en móviles. Por su alcance, Android e iOS podrían haberse convertido en una gran potencia para el sector. Sin embargo, el resultado está siendo el contrario. Hay un escepticismo generalizado contra todo lo que se estrena en dichas plataformas, como si fueran productos de segunda y estuviéramos rebajando nuestra dignidad por disfrutar de ellos.
No se trata de echarle la bronca a los jugadores porque bastantes motivos tienen para pensar así. No obstante, choca un poco entrar a la página de Valiant Hearts: Coming Home en Metacritic y darse cuenta se que apenas acumula cuatro críticas profesionales y ninguna de los jugadores. También que en la Google Store apenas haya alcanzado 10.000 descargas. La mera propuesta se merecía muchísimo más. Es cierto que Netflix no está poniendo grandes cantidades de esfuerzo en dar a conocer su función de videojuegos móviles porque atraviesan polémicas más serias con el tema de las cuentas compartidas, pero que lo valiente no nos quite lo cortés: incluso si seguimos pensando que es una suscripción cara si solo se usa para jugar, sigue siendo una de las mejores alternativas en lo referido a llenar nuestro teléfono de buenos videojuegos.
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