El lejano Oeste no es sólo para los westerns más cinemáticos, sino que prácticamente cualquier medio de expresión puede recogerlo para crear un buen producto de entretenimiento. Es el caso de Wild Arms, la bien reputada franquicia auspiciada por Sony y que vuelve a hacer aparición como mejor sabe: con un destacado RPG. ¿Qué nuevos vaqueros nos presentará la inmortal PlayStation 2?
Lejos de contentarse con presentar una interesante propuesta que mezclaba la fantasía tan típica de los RPG con un toque western muy particular, Wild Arms vuelve y no sólo con motivo de su ya quinta entrega, sino con la intención de celebrar por todo lo alto su décimo aniversario. La obra de Media Vision, que arrancó allá por el año 1996, mantiene sus señas de identidad y las eleva con un nuevo capítulo que justifica su existencia, en gran parte, gracias al apoyo incondicional de Sony y sus PlayStation, protagonistas de excepción en la serie.
Nueva historia, nuevos personajes, algunas novedades importantes pero, básicamente, la misma jugabilidad de siempre. Así se podría definir este Wild Arms 5 que, más allá de plantearnos algún que otro guiño al pasado, sigue en su empeño de deleitarnos con una trama que, aunque recurrente en el género de los RPG, sigue funcionando. Esto quiere decir: joven busca aventura, acompañante chica gusta a joven y malo de turno espera a joven dispuesto a desbaratar su siniestro plan de dominación mundial.
Defendiendo el mundo a punta de pistola
Para dar más detalles, nos referiremos a Dean Stark, protagonista de un Wild Arms 5 que nos propone una aventura por convertirnos en el más reputado y famoso Golem Hunter. Y claro, no será un camino que hagamos solos ni que acabe necesariamente con ese simple objetivo, ya que nos tocará nada más y nada menos que salvar al mundo de una amenaza alienígena que lleva sembrando el caos en el mundo de desde hace ya varias décadas. En resumen, un largo camino de muchas horas de juego que nos traerá nuevos y viejos elementos a la serie.
Uno de los aspectos más retocados corresponde a la exploración, tanto en mazmorras como para ir de una localización a otra dentro del mundo de Filgaia. La perspectiva (siempre en tercera persona) ahora es más cercana al personaje que en la pasada entrega, donde la cámara tendía a seguir la acción desde lejos y con una postura proclive a permanecer estática. En esta ocasión todo cambia, de manera que, además de potenciarse el dinamismo de la acción, se añaden funciones (como disparar) que fomentan la interactividad una vez que estemos dentro de las variadas y numerosas mazmorras.
Wild Arms vuelve a ponerse en sus casillas
No obstante, siempre hay elementos de un RPG que nunca cambiarán y es en el caso de Wild Arms 5 cuando tenemos que hablar de unos encuentros aleatorios, de unos niveles de experiencia y de un sistema de batalla que se mantienen prácticamente intactos. El conocido como HEX System expande la tradición sembrada desde la anterior entrega con un terreno de batalla dividido en siete casillas donde tanto aliados como enemigos se batirán en una contienda por turnos que tiene como máximos protagonistas a los ARMs, esas armas legendarias que podrán mejorarse a lo largo de la aventura.
También encontramos magias, ataques especiales y alguna que otra ofensiva que, desencadenada gracias a la cooperación de un compañero de batallas, nos hará llenar de cifras de daño al enemigo. En conjunto, una variadísima recopilación de opciones que, sumando los "mediums" (surten al jugador de habilidades únicas y específicas), los diferentes ítems disponibles y las potentes magias, nos dan una experiencia de juego amena y no muy cargante, sobre todo si desactivamos las animaciones de batalla para que no perdamos tanto el tiempo.
Las armas salvajes mantienen su renombre
No es que sea conveniente perderse las correctas animaciones de los personajes al atacar, puesto que Wild Arms 5, aunque lejos de exprimir el potencial de PlayStation 2, sabe darnos una apariencia visual colorida que aprovecha en gran medida el trabajo artístico realizado a la hora de reproducir la estética anime que ha venido manteniendo desde sus orígenes. Y eso sin olvidar que las secuencias de introducción serán numerosas, al igual que unos diálogos hablados que no acudirán en exceso a la acción.
En pocas palabras, y evitando dejarnos llevar por una trama realmente bien conducida, Wild Arms 5 no es que haya despuntado con respecto a todo lo anterior, pero sí que ha logrado mantener el renombre de una franquicia que, volviendo a convertir en el plato fuerte a su BSO (acariciada por la voz de la famosa Nana Mizuki), nos da un juego RPG muy recomendable para todos los poseedores de una PS2.
Wild Arms mantiene su buena reputación con una quinta entrega que, aunque no destaque con respecto a las demás, nos da una nueva historia, nos presenta a nuevos personajes y, sobre todo, nos obsequia con la esencia de una franquicia que sigue demostrando su valía. Otro buen RPG para el dilatado catálogo de una máquina que se niega a meterse en la tumba.
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