Bárbara Gimeno
ColaboradoraNo sé a vosotros, pero a mí me da la sensación de que pocas franquicias han conseguido que sus fans se obsesionen tanto con ordenar los eventos de su mundo como The Legend of Zelda. Durante años, Nintendo fue lanzando cada juego como una historia independiente, dejando muy poquitas pistas sobre su relación con los demás. El resultado fue una fiebre total por conectar piezas, leer entre líneas y construir un mapa histórico que uniera todo en una única narrativa.
En 2011, con el 25º aniversario de la saga, Nintendo decidió lanzar oficialmente una línea temporal en el libro Hyrule Historia. Fue un momento de júbilo… y de confusión, porque la versión oficial era más enrevesada de lo que cualquiera habría imaginado.
Un inicio claro… hasta que dejó de serlo
La historia de Hyrule, según Skyward Sword (2011), comienza con la diosa Hylia protegiendo a la humanidad y enfrentándose a un ser demoníaco llamado Demise. Tras “sellarlo”, Hylia renace como humana para asegurar que, cuando Demise vuelva, haya un héroe que lo derrote. Ese héroe, junto a la reencarnación de la diosa, sentará las bases del eterno ciclo: la lucha entre el bien (Link), el poder (Ganondorf y compañía) y la sabiduría (Zelda).
Hasta ahí, todo encaja: Skyward Sword es la precuela de todos los juegos. El problema llega después, cuando Ocarina of Time (1998) de alguna forma actúa como punto de ruptura y divide la historia en tres líneas temporales muy distintas.
Línea temporal de Hyrule Historia. Gracias a Javimetalrpg por subirla a su blog
En Ocarina of Time, Link viaja en el tiempo para detener a Ganondorf. Según Nintendo, de ese final salen tres escenarios alternativos basados en dos ramas: la derrota del héroe y la victoria del héroe.
En la parte de la derrota, está lo que se llama “El declive de Hyrule y el último héroe”. ¿Y si Link pierde contra Ganondorf? Hyrule cae, el mundo se sumerge en caos y comienzan juegos más oscuros como A Link to the Past, Link’s Awakening o The Legend of Zelda original.
En la parte de la victoria, tenemos la línea del Link “niño” y la del adulto. En la del niño, Link es enviado de vuelta a su infancia y advierte a Zelda sobre la amenaza de Ganondorf antes de que ocurra. Esto nos llevaría a Majora’s Mask, Twilight Princess y Four Swords Adventures. En la línea del adulto, Ganondorf resucita, haciendo que el mal regrese y los dioses inunden el mundo para detenerlo, lo que da paso a The Wind Waker, Phantom Hourglass y Spirit Tracks.
Este esquema oficial que, a primera vista, parecería poner fin a las discusiones, en realidad abrió un nuevo campo de batalla para las teorías de fans.
Teorías locas y conexiones improbables
Una vez esta línea temporal fue publicada, empezaron a surgir interpretaciones que intentaban explicar ciertos huecos y contradicciones. Algunas de las más populares (y delirantes, todo sea dicho) son:
- Link es siempre la misma alma: corre por ahí una teoría que sugiere que todos los Links son reencarnaciones de la misma persona, con recuerdos borrosos pero un instinto heroico común a todos ellos.
- Ganondorf es el mismo en todas las eras: una teoría apoyada por la maldición de Demise en Skyward Sword, que promete que su odio renacerá una y otra vez.
- Todo es un ciclo sin fin: algunos fans creen que, tras Breath of the Wild, el mundo de alguna manera se "reinicia" y volvemos al primer Zelda, creando un bucle eterno.
- Majora’s Mask es una pesadilla de Link: esta me encanta, y propone que todo es una idea recurrente que interpreta Términa como una especie de purgatorio psicológico.
- Tingle es inmortal y lo sabe: esto más que teoría loca es una broma recurrente que, dada la aparición del personaje en varias eras distintas siempre con el mismo aspecto, se ha ido diciendo medio en serio, medio a modo de meme.
Breath of the Wild y el terremoto del canon
En 2017, Breath of the Wild llegó para revolucionar la saga… y para poner en jaque la línea temporal oficial, como no podría ser de otra manera. Su historia ocurre "muchos miles de años" después de cualquier otro juego, pero Nintendo se ha negado a confirmar en qué rama exacta de la línea temporal se ubicaría su historia.
Los fans han analizado las ruinas, las estatuas y todas las referencias que han podido encontrar para intentar entenderlo, pero las pistas son contradictorias ya que en este juego vemos cómo coexisten elementos de las tres líneas temporales, como si el juego fusionara universos. Tears of the Kingdom añadió todavía más capas de misterio, con referencias directas a ciertos orígenes que no llegan a encajar del todo con Skyward Sword.
Muchos creen que Nintendo está, deliberadamente, rompiendo un poco la idea de que tiene que haber un canon estricto para priorizar la experiencia de cada juego sin atarse a tener que dar explicaciones complejas.
Y, si queréis saber mi opinión, para mi una parte de la fascinación que tengo con la historia de Hyrule está en que nunca fue diseñada como un todo coherente. A diferencia de sagas como Lord of the Rings, que parten de una mitología extremadamente bien planificada, Zelda nació con cada juego como una aventura independiente. Solo con el tiempo, y con la pasión de los fans, claro, surgió la necesidad de conectar los puntos.
Nunca fue diseñada como un todo coherente. A diferencia de sagas como Lord of the Rings, que parten de una mitología extremadamente bien planificada, Zelda nació con cada juego como una aventura independiente
Nintendo, consciente del fenómeno, ha jugado a irnos dando miguitas de pan como si fuéramos palomas en la plaza: símbolos que se repiten, menciones a "antiguas batallas" y personajes que parecen recordarnos a otros. Esto convierte cada entrega en un campo de investigación para los jugadores, que nos convertimos en auténticos detectives e incluso arqueólogos de la narrativa.
El futuro de las teorías
Con la dirección que ha tomado la saga después de Breath of the Wild y Tears of the Kingdom, es probable que la próxima gran aventura de Link no encaje de forma clara en ninguna línea temporal conocida. Esto para nada frenará a la comunidad: al contrario, ya que cada nuevo misterio alimenta un ciclo de teorías y debates que es ya parte inseparable de la experiencia Zelda.
En última instancia, hay que decir que la historia de Hyrule es tan cambiante como el propio reino. Puede que Nintendo tenga un mapa interno que solo unos pocos conocen, o puede que lo estén dibujando sobre la marcha. Lo único seguro es que, mientras existan nuevos Links y Zeldas, habrá jugadores tratando de encajar sus aventuras en una línea común.
La leyenda de Zelda, fiel a su nombre, se comporta como lo hacían los mitos que se contaban de forma oral: cada narrador (en este caso, cada juego) aporta su versión, su orden y sus matices. Y como en toda leyenda, la verdad importa menos que la experiencia de escuchar –o jugar– la historia.
Hyrule no es solo un lugar: es un punto de encuentro entre generaciones de jugadores que comparten la emoción de descubrir qué hay detrás de la próxima puerta, y la certeza de que, de un modo u otro, siempre volveremos al principio. Porque, al final, en Hyrule todo cambia… para que todo siga igual.
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