Vivimos un momento desconcertante en la industria de los videojuegos. Hace ya varios días, semanas y meses en que no paramos de recibir tristes noticias sobre despidos, una situación que comenzó a hacerse evidente en el pasado año y que en 2024 aún perdura con intensidad. El caso más reciente e importante es el de Microsoft, que ha anunciado una gigantesca oleada de despidos que afectará a casi 2.000 trabajadores, de los cuales la mayor parte pertenecen a compañías como Activision Blizzard.
El problema no parece tener un fin cercano, y ya hay algunas estimaciones que anuncian hasta dos años de dolor, en el sentido de que es probable que veamos el cierre de desarrolladoras en el futuro próximo. La situación, como ves, es complicada para muchos empleados que temen perder su puesto de trabajo algún día… y eso es terrible. Además, para complicar aún más la situación, no parecen existir líderes capaces de mantener a toda su tripulación en medio de esta complicada tempestad, en algunos casos con CEO que se muestran más preocupados por seguir engrosando sus cuentas bancarias.
El gran error de los despidos, según Satoru Iwata
Con motivo de esta situación, en que día tras día aparecen testimonios terroríficos de trabajadores despedidos (y otros que temen serlo), alguien ha recordado lo que hizo Nintendo cuando llegaron sus horas más bajas. En lugar de tomar medidas como las reestructuraciones masivas de empleados, la compañía japonesa decidió bajar el sueldo a la junta directiva, y si acaso acabar con las bonificaciones de los empleados.
Si Satoru Iwata es recordado como un buen líder, es por acciones como esta, en que aceptó rebajarse el sueldo hasta un 50% por el escaso rendimiento de la consola Wii U, así como el mal arranque que experimentó Nintendo 3DS. Junto a él, toda la junta directiva adoptó unas medidas similares, encaminadas a mantener intacta a la plantilla de empleados que hacían posibles los videojuegos que tanto triunfan en todo el mundo.
El propio Iwata dio una explicación de esta forma de actuar, y no solo se mantiene vigente a día de hoy, sino que es una auténtica lección para la situación que estamos viviendo:
"Si reducimos el número de empleados para tener unos mejores resultados financieros en el corto plazo, su moral disminuirá y dudo sinceramente que trabajadores atemorizados por perder su empleo sean capaces de desarrollar juegos capaces de sorprender a los jugadores. En Nintendo, los empleados realizan contribuciones de gran valor en sus respectivos trabajos, así que considero que despedir a un grupo de trabajadores no va a ayudar a fortalecer nuestro negocio en el largo plazo"
En lugar de realizar despidos masivos para afrontar una situación financiera complicada, Iwata defendía otras acciones como recortar gastos innecesarios y realizar una gestión eficiente del negocio. De la misma manera, daba a entender que anuncios como las correspondientes a las grandes reestructuraciones que estamos viviendo eran publicidad para inversores, para que no se lleven las inversiones a otra parte. No obstante, el expresidente de Nintendo lo tenía claro: había que poner por delante la fuerza de trabajo de los empleados, que era difícilmente reemplazable.
Es más, en palabras de Iwata, era contraproducente realizar esos despidos masivos, puesto que generaban la situación de terror que estamos viendo actualmente en otras compañías, donde los desarrolladores temen perder en cualquier momento su puesto de trabajo. En dichas condiciones es difícil trabajar, además en un entorno tan creativo y vocacional como es realizar videojuegos. El expresidente de Nintendo comprendía perfectamente la situación, también porque él había sido desarrollador antes que ejecutivo, algo que le daba una visión de 360 grados del negocio (y una fuerte empatía hacia los empleados).
Por ello, Nintendo prefirió en dicho momento dejar por los suelos el valor de sus acciones, para centrarse en su fuerza de trabajo, una estrategia a largo plazo que se ha demostrado que ha dado buenos resultados. Momentos buenos y malos hay en todas las industrias, la cuestión está en cómo se afronta la adversidad, y dice mucho sobre las compañías la manera en que responden. ¿Qué piensas al respecto? ¿Estás de acuerdo con Satoru Iwata y su reflexión? ¿Crees que otras compañías podrían aplicar perfectamente esta filosofía en el contexto actual? Cuéntame en los comentarios.
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