El pasado 12 de noviembre, Valve anunciaba de golpe tres productos de hardware programados para el año que viene. De todos ellos, sin embargo, el que más ruido ha hecho en internet ha sido sin duda Steam Machine: otro híbrido de PC/consola con el que los padres de Half-Life tratan de hacer que su plataforma sea aún más accesible para quienes prefieren jugar en sobremesa. Y estará muy bien, desde luego; pero en lo personal no veo que sea nada para volvernos locos.
Quiero decir, Steam Machine es un PC. Técnicamente, puedes hacerte uno tú mismo ahora mismo en formato mini-ATX e instalar SteamOS y darlo por hecho. Es lo que recomendaría hacer a todo el que dude de la potencia del dispositivo, vaya. Más bien, lo que ahora mismo tengo muy presente es el nuevo Steam Controller —creo que tiene potencial para sacudir este mundillo más de lo que pensamos, para mejor. De sentar nuevos estándares.
El legado del Steam Controller
Por darte algo de contexto, te hablo desde la perspectiva de uno de los compradores del Steam Controller original de 2015. En cierto punto de su trayectoria, Valve lo puso en oferta junto con Steam Link (otro producto de hardware desfasado, este diseñado para retransmitir tus juegos del PC al televisor del salón) y podías hacerte con ambas cosas por cinco euros; si podías tolerar unos gastos de envío algo más prohibitivos.
Como te puedes imaginar, aquello no podía competir con los muchísimo más populares mandos de Xbox, completamente compatibles con Windows, producidos en masa y disponibles en casi cualquier establecimiento que vendiese cualquier cosa más o menos relacionada con la informática. El Steam Controller era para sibaritas. Para gente con ganas de dejarse el dinero en un experimento llamativo. Y esa premisa la cumplía un poco a medias.
El Steam Controller original de 2015. Era enorme y solo usaba una palanca.
Porque tenemos que hacer una diferenciación ahí entre funcionalidad y calidad. El primer Steam Controller estaba hecho con un plástico más bien justito para los estándares actuales. No estaba completamente texturizado, no tenía dos palancas y las grafías de sus botones estaban impresas en lugar de cortadas a láser desde abajo; entre otras cosas. Te haces un poco a la idea: no estaba esto para conquistar el mercado, que digamos. Era una cosa fundacional.
Y en ese sentido lo hizo muy bien, todo sea dicho, porque a día de hoy quien tiene acceso a uno de estos Steam Controller o una Steam Deck puede hacer de todo. Todos es personalizable desde Steam Input, tienes control absoluto sobre el comportamiento de cada botón, gatillo, palanca o trackpad. Es un sistema completísimo. En su momento, se promocionaba en torno a la idea de permitirte jugar incluso a juegos que nunca fueron diseñados alrededor del mando.
Reconozco que no soy el más habilidoso personalizando estas cosas, pero sí he copiado de YouTube guías súper profundas que te permiten jugar a shooters en primera persona en Steam Deck (mismas prestaciones que el Steam Controller, solo que con una palanca extra) que leen tu dedo con prácticamente la misma precisión que esperarías de un ratón.
Si no estás metido en ese mundillo, te sorprendería ver las soluciones tan creativas que propone la gente: hay muchos que activan el giroscopio solo mientras descansas el dedo sobre los trackpads, o que hacen que las palancas solo sirvan para hacer giros de 90º mientras estás apuntando de otra manera. Es muy concienzudo. Por eso pienso que el nuevo Steam Controller es importante. Ahora es cuando la gente sabe qué se puede hacer con un dispositivo así.
No es que necesites hacer esas cosas estrictamente para jugar, pero cualquiera ve ahí una curva de utilización definida por completo: está bien desde el primer minuto, y quien desee puede llevarlo a un nivel tan alto como quiera. Es fácil descargar esquemas de control comunitarios directamente desde Steam, también, para usarlos o modificarlos aún más; de modo que incluso quienes no estén muy hechos al asunto pueden beneficiarse de estos controles.
Dudo que el nuevo Steam Controller venda como rosquillas, pero sí veo claro que será un complemento ideal para quienes salten al PC o se "conviertan" desde el público de consolas —e incluso, tal vez, algunos entusiastas de Steam Deck que deseen hacerse con él para jugar en remoto. Un poco al estilo del modo tableta de Nintendo Switch, claro:
La mayor virtud del Steam Controller es que es muy personalizable. Puede con cualquier juego.
Y asumiendo que esta vez Valve habrá atinado con cosas como los materiales o la ergonomía, lo que estaríamos viendo aquí es un ejercicio de estandarización: es un mando más completo que los que teníamos antes. En una plataforma que se ha vuelto progresivamente más relevante a lo largo de los últimos diez años. Que ha dado al fin con la tecla de la accesibilidad.
Tienes muchos mandos de terceros, y Steam ofrece un buen soporte para todos ellos; pero ninguno se vende con las mismas funcionalidades en mente: esto es su propia cosa. Así que sí, es algo que me tiene entusiasmado porque ya conozco las posibilidades de Steam Controller. Le he sacado partido para jugar a juegos que de cualquier otra manera ni osaría tocar con un mando, y me ha ido mucho mejor de lo que esperaba. Pero sobre todo, veo en ese periférico la posibilidad de actualizar un poco el mercado.
Creo que realmente existe un público muy grande (silencioso, también) que no jugaba a ciertos juegos de PC porque sus controles eran incompatibles con el sofá, y si Valve es capaz de no solo hacer un mando que ponga esos juegos al alcance de la gente, sino que además de eso también sea reconocible y venda aunque solo sea como complemento de otra cosa, estará moviendo un poco la industria. Haciendo un puente entre juegos que antes eran muy de consola y otros que eran muy de PC.
Ni que decir tiene que eso juega en favor de los desarrolladores, también: pensando muy a largo plazo, es más probable que algunos estudios hagan MMO o juegos de estrategia si consideran que se pueden controlar con naturalidad en mando. A lo mejor no ya para esta generación de consolas, cuyos mandos no tienen trackpads; pero igual sí para la siguiente. A saber. Lo importante es que las puertas se han abierto ahí, al fin.
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