Aunque la VR sigue siendo un nicho dentro del mercado del videojuego, lo cierto es que la cantidad de dispositivos y opciones disponibles han terminado por acercar esta tecnología al gran público. Una de las formas más populares es la propuesta por locales como Zero Latency, donde se nos da la oportunidad de disfrutar en grupo de una experiencia virtual. Hemos podido probar su nueva campaña, Outbreak, y os podemos adelantar que es espectacular.

Haciendo gala de unos gráficos que aprovechan la migración del anterior motor Unity a Unreal, una inmersión enorme gracias al movimiento libre y un dispositivo de gran comodidad en comparación a cómo se desarrollaban estas actividades inicialmente, estamos ante una experiencia de realidad virtual que ningún aficionado a esta forma de juego debería perderse.

Sobreviviendo ( de verdad) a una epidemia zombie

Vamos a contaros nuestra experiencia en Outbreak (sin spoilers) con un equipo de 8 personas. Este juego está disponible de 1 a 8 jugadores, pero sin duda como más se disfruta es con el grupo completo; durante el juego, habrá momentos en los que, si hay suficientes personas, haya diferentes equipos con distintos recorridos, y en ocasiones volverá a juntarse todo el mundo para hacer frente a amenazas especiales. Es importante destacar que, aunque la experiencia en conjunto cuenta con una duración cercana a la hora, el propio juego de Outbreak dura entre 28 y 35 minutos aproximadamente, dependiendo de la habilidad de los jugadores.

Se comenzará haciendo una reunión donde, con un vídeo introductorio, nos narran una típica historia de pandemia zombi. Encarnando a un equipo de soldados, tendremos que encontrar y asegurar la cura del virus zombie abriéndonos paso a lo largo de diez escenas o localizaciones, que se suceden una tras otra sin apenas pausa. Tendremos lugares comunes del género, como laboratorios, alcantarillas o estadios. Después del vídeo, nos explicarán qué aparatos llevaremos y cómo se manejan dentro del juego.

En este punto me gustaría destacar la comodidad del aparataje. Las gafas, aunque irremediablemente acaban provocando que sudes mucho debido al tiempo de uso y la intensidad de la acción, son tremendamente cómodas; al minuto te habrás olvidado de que las llevas. El rifle, por su parte, también se maneja con comodidad, y permite que lo soltemos si nos cansamos de disparar; irá atado con una cinta elástica y una sujeción a nuestro cuerpo, así que si se nos cansa el dedo de matar zombies (y pasará), podemos descansar sin preocupaciones. Eso sí, os aviso que si vais en plan competitivo a nivel de puntuación, vais a terminar agotados y con las manos muy cansadas; Outbreak puede ser muy intenso, tanto a nivel jugable como de sensaciones, si vamos con el humor adecuado.

Además, como las vidas son infinitas y el castigo por morir ínfimo en la práctica (aunque sí en las puntuaciones finales), resucitando a los 10 segundos, es una experiencia que difícilmente puede llegar a frustrar con su dificultad; en todo momento resulta emocionante y con cierta tensión, pero también cómoda y divertida.

En Outbreak tendremos dos armas de munición infinita entre las que podemos cambiar al momento cuando queramos (pulsando un botón encima del gatillo), el rifle y la escopeta. La recarga del rifle se hace de forma automática; podemos acelerarlo pulsando un botón en la culata, pero no es excesivamente cómodo. La escopeta, por su parte, se recarga con el típico guardamanos en corredera que hay que mover hacia atrás; sin duda es el arma más satisfactoria a nivel de sensaciones, no solo por su potencia explosiva, sino por lo inmersiva que se siente su recarga.

Además, contaremos con 5 armas especiales, como una gatling o un lanzagranadas, que aparecerán en ciertos momentos y podremos usar hasta que se agote su limitada munición. Outbreak es muy juguetón en este aspecto, así que a los pocos segundos volverán a aparecer en el mismo punto para que podamos desplegar su poderío.

Una experiencia inmersiva como pocas

A nivel de sensaciones con las armas, como comentaba antes, la escopeta es la que mejor se siente. Al rifle de asalto le faltaba intensidad, y la forma de su ráfaga no me convencía del todo; las armas especiales transmiten poder ilimitado, están muy bien representadas. La precisión de todas ellas en el apuntado es estupenda también.

Como comentaba antes, el movimiento por la sala de Zero Latency es totalmente libre, sin cables ni ataduras. Podemos caminar, andar rápido y desplazarnos libremente por sus variados entornos de juego. Los 200 metros cuadrados de sala se aprovechan a la perfección en los 2000 metros cuadrados de entorno digital que han creado, ya sea con esas fases duales más estrechas, donde cada equipo va por un camino, a explanadas enormes donde pueden combatir los ocho miembros del equipo con espacio de sobra. Si nos acercamos a un límite físico real, ya sea una pared u otro compañero, en el juego veremos cómo empieza a formarse un muro de celdas rojas a medida que reducimos la distancia. De esta manera, es muy difícil que haya choques imprevistos, ya que es un método bastante intuitivo y visual.

El apartado gráfico de Outbreak también es bastante destacable. No esperéis la potencia de los últimos headsets, pero teniendo en cuenta el despliegue a nivel multijugador y de movilidad, resulta impresionante. La experiencia resulta lo suficientemente absorbente y divertida como para que te olvides de ello al momento, y a nivel de representación visual cuenta con muchas virtudes, como muchos modelados diferentes y detallados para los zombies (además de cantidades ingentes y simultáneas de los mismos sin ninguna clase de problema o ralentización) y unos escenarios detallados que aportan a nivel jugable a la experiencia.

Para cambiar de zonas normalmente usaremos ascensores, pero también rampas o diferentes alturas; el vértigo de los jugadores se verá puesto a prueba en más de una ocasión con alguna sección muy bien implementada en las alturas. Si lo unimos a unos escenarios muy trabajados, como esa agua corriendo por los ladrillos de las paredes en la alcantarilla, o la iluminación en los laboratorios a oscuras, encontramos una muy buena labor también a este nivel, todo en pos de la inmersión más absoluta.

Tan solo hay un par de detalles de la experiencia que chirrían con el resto de sobresalientes apartados. El sonido dentro el juego es bueno, con doblaje en castellano incluido, pero las voces de los compañeros sufrían cortes y no se oían del todo bien, a pesar de subir su volumen, lo que reducía un poco esa sensación de trabajo en equipo. Las animaciones de algunos zombies, como los que se arrastran, eran un poco extrañas en comparación con las del resto, y se echan en falta mas zombis especiales; hay zombies normales, corredores, arrastrados y unos más grandes y voluminosos, pero podría haber más variedad en el desafío en este aspecto.

Un elemento diferenciador de Zero Latency también con otras propuestas similares en el mercado es el tratamiento de los datos que se recogen de la partida. Al final del juego veremos fuera una tabla clasificatoria con los números de nuestro equipo y los de cada miembro por individual de forma resumida; sin embargo, posteriormente nos mandarán un correo con todos los datos desglosados de forma personalizada. Además, también nos mandan un vídeo que mezcla cómo se nos ve en el gameplay y cómo lucimos desde fuera, un añadido muy divertido.

Outbreak es una divertidísima experiencia, de lo más inmersivo que he jugado en realidad virtual, y por mucho la mejor experiencia que he tenido en realidad virtual con un grupo de personas en la misma sala. Si os gusta este tipo de ocio en grupo, como esta clase de aventuras o los escape romos, y no os asusta que os devoren los zombies, Outbreak es una opción muy recomendable para echar la tarde.

Outbreak ya está disponible en las salas Zero Latency de Madrid, Zaragoza, Valencia, Málaga, Bilbao y Terrassa.

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