El mayor fenómeno de finales de 2022 y principios de 2023 fue, sin duda, ChatGPT. La aplicación basada en inteligencia artificial generativa de OpenAI, capaz de elaborar redacciones, escribir código y realizar otro tipo de tareas similares para facilitar tareas a los usuarios, logró varios hitos al congregar a una base millonaria de usuarios. Sin embargo, el paso de los meses ha hecho mella en la compañía y, tal y como apunta una reciente noticia, parece que la compañía detrás del popular bot podría estar en riesgo de quiebra si no cambia la situación.
Tal y como recoge Firstpost en una reciente publicación, y como señalamos nosotros en una noticia centrada en el coste diario de ChatGPT, en estos momentos OpenAI invierte la friolera de 700.000 dólares diarios solo en garantizar que el bot rinda eficientemente. A priori, si tenemos en cuenta la gran base de usuarios de la app, muchos pueden llegar a pensar que ese dinero se recupera solo. No obstante, para desgracia de la compañía, la versión de pago de ChatGPT no está dando los resultados esperados y, como consecuencia directa, ello está generando un impacto negativo en la economía de la firma norteamericana.
¿Es posible evitar la quiebra de OpenAI?
Aunque OpenAI ha centrado parte de sus esfuerzos en GPT-4, el modelo de lenguaje más avanzado del mundo, sus virtudes no terminan de convencer a los usuarios para dar el salto a la versión premium de ChatGPT. Esto, sumado a que recientemente el bot sumó una caída del 12% de usuarios al ver cómo las cifras descendían de julio respecto a junio, se ha traducido en un agujero económico para la compañía que cada vez es más difícil de solventar.
En estos momentos, según informa la noticia original, la rentabilidad de ChatGPT depende de la inversión multimillonaria que realizó Microsoft. Hace escasos meses, la entidad de Redmond invirtió 10.000 millones de dólares en un acuerdo multianual que, en resumidas cuentas, les permite aprovechar las virtudes del modelo de lenguaje de la compañía para sacar partido a muchas de sus herramientas. Y esto, a la postre, ha permitido a OpenAI apostar por una IA cada vez más inteligente que, después del boom vivido hace unos meses, está comenzando a desinflarse.
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