En los últimos días, la actualidad de la industria tecnológica de China ha estado centrada en dos aspectos diferenciales: por un lado, el futuro alcance de los robots humanoides, un sector que no ha parado de crecer y apunta a revolucionar el mercado en 2026; por otro, el éxito de Black Myth Wukong, el título asiático que ha arrasado entre prensa y jugadores y se ha convertido en un estandarte de la industria de videojuegos china. Sin embargo, en esta ocasión nos alejaremos un poco de dicha actualidad.
Como indica el portal TechSpot en una reciente publicación, China impuso en 2023 una serie de estrictos controles de exportación sobre dos materiales semiconductores críticos: el germanio y el galio. Como consecuencia directa, dicha decisión tuvo un impacto significativo en los mercados globales, pero su imposición tiene una explicación. Después de las sanciones que Estados Unidos impuso a sus rivales tecnológicos, estos decidieron cortar de raíz y restringir el acceso a dichos materiales. Y, teniendo en cuenta que China produce el 98% del galio y el 60% del germanio a nivel mundial, esto deja en una posición muy delicada a las industrias occidentales dependientes de dichos materiales.
El impacto va desde los precios a las exportaciones
Por desgracia para los interesados, el precio del germanio y el galio se ha duplicado en Europa desde 2023 a raíz de la escasez de suministro. Además, las exportaciones de galio han caído a la mitad desde que se implementaron los controles. Por ello, la incertidumbre generada ha hecho imposible asegurar contratos a largo plazo para el suministro de estos materiales. Y, desde que se anunció la medida, han surgido varias acusaciones de acaparamiento de materiales a China, ya que el precio del germanio ha subido un 52% desde junio y la situación parece que no cambiará pronto.
De esta forma, el movimiento de China ha obligado a los otros agentes del mercado a moverse. Estados Unidos, por ejemplo, se está topando con dificultades para obtener licencias de exportación y se encuentran con suministros limitados de ambos materiales. Sin embargo, tanto estos como los europeos han optado por explorar proyectos para aumentar la producción local y, a su vez, buscar sustitutos. No obstante, desarrollar una cadena de suministros es una operación que podría costar hasta 20.000 millones de euros, por no hablar de los años que llevaría dar vida a esta idea. Por ello, en estos momentos, China tiene la llave del sector.
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