Elon Musk vuelve a estar en el ojo del huracán por una nueva polémica. Después de no poder tumbar una demanda contra X que alegaba que existían delitos de odio en la plataforma, el actual dueño de la red social ha iniciado una batalla para defender a su plataforma. Sin embargo, en esta ocasión su “rival” no es un grupo que ha decidido iniciar una demanda, sino uno de los países que más tráfico generan para la red social: Brasil.
Como recoge The Verge en una reciente publicación, el juez Alexandre de Moraes de la Corte Suprema brasileña ha iniciado una investigación contra la red social por una posible mala práctica de Musk en el país sudamericano. Al parecer, Brasil ordenó la prohibición de varias cuentas de X por firmar publicaciones relacionadas con la desinformación. Y, según señalan en la noticia original, parece ser que Musk aprovechó su posición de privilegio para revertir la situación, una posibilidad que podría incurrir en una hipotética obstrucción a la justicia.
Multas diarias de hasta 20.000 euros
Según alega el juez de Moraes, Musk habría ordenado reactivar las cuentas que el Gobierno de Brasil decidió bloquear. Por ello, se enfrenta a posibles multas diarias de hasta 20.000 euros. Sin embargo, Musk no se ha quedado de brazos cruzados y ha invitado a los usuarios del país a descargar una VPN (una red de navegación privada) para seguir utilizando la plataforma, ya que teme que Brasil decida bloquear el acceso a X. De hecho, tras enterarse de la situación, señalan que Musk pidió que el juez “renuncie o sea destituido”.
En países como Brasil, la desinformación se ve como una situación muy peligrosa. De hecho, los responsables de la demanda señalan que este aspecto es “una amenaza única para el país más grande de América Latina”. En la actualidad, X se enfrenta a muchos problemas por la propagación de la desinformación, una situación que alcanzó su límite con el estallido del conflicto bélico entre Israel y Hamás. Por ello, Musk podría tener que dar su brazo a torcer si no quiere enfrentar multas diarias o, en el peor de los casos, la prohibición de la plataforma en Brasil.
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