Aunque ha pasado más de una década desde su fallecimiento, Steve Jobs sigue dando que hablar gracias a las historias ligadas a su impacto y legado. Así, el fundador de Apple era conocido por tener una personalidad complicada, un hecho que le ha llevado a protagonizar distintas anécdotas que aún hoy perduran en el recuerdo. Entre estas, por ejemplo, se encuentra su programa de tres puntos para aumentar la productividad de las reuniones laborales, unos eventos que detestaba y que quería reducir al mínimo. Sin embargo, lo que pocos conocen es que Jobs era tan calculador que dedicó dos semanas enteras a estudiar cuál era la mejor opción para un electrodoméstico que muchos hogares tienen en su casa.
Durante una entrevista concedida a Wired en 1996, Jobs habló de varios aspectos relacionados con su vuelta a Apple después de haber abandonado la compañía. Así, ahondó en temas como la importancia de la web en la sociedad y el avance de los medios de información, dos aspectos que el fundador de Apple veía con tintes pesimistas. No obstante, uno de los puntos más interesantes de dicha entrevista es cuando señaló que el buen hacer de los europeos era “inspirador”, una faceta que defendió de la forma más curiosa posible: afirmando que tardó dos semanas en elegir la lavadora perfecta.
Steve Jobs no estaba conforme con los electrodomésticos norteamericanos
Como indicó en dicha entrevista, recientemente había adquirido una lavadora y una secadora nuevas. Sin embargo, este proceso no fue tan rápido como cabría esperar. En lugar de acudir a una tienda, ver las opciones y decantarse por la que más le gustaba, Jobs y su familia dedicaron las cenas de dos semanas a charlar sobre qué lavadora comprar. Por un lado, estaba la opción de los productos norteamericanos que lavaban en menos tiempo, pero derrochaban más agua y detergente; y, por otro, las lavadoras europeas destacaban por utilizar menos jabón y agua, pero tardaban el doble en tener la ropa lista. Y esto último, en esencia, fue crucial para la decisión que tomó Jobs.
Tal y como recoge el portal Xataka Home, Jobs y su familia se decantaron por la marca alemana Miele ya que la ropa quedaba “más limpia y más suave”, un aspecto al que hay que sumar que favorece la longevidad de las prendas. Y todo ello, como señaló el propio Jobs, utilizando una cuarta parte de agua y mucho menos detergente. De hecho, tal fue la emoción de Jobs que aseguró que su lavadora y su secadora le habían emocionado “más que cualquier otro producto de alta tecnología en años”, una cita que demuestra la pasión que mostraba Jobs por distintos aspectos rutinarios de la vida.
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