Hace una década, la informática apuntaba a dominar el mundo. La IA ha acabado con eso, pero no es la única culpable

La inteligencia artificial es una de las principales culpables, pero no es la única

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Abelardo González

Editor - Tech

Durante años, el relato oficial aseguraba que la informática era el futuro de la humanidad. Por desgracia, la llegada de la inteligencia artificial cambió esta situación, ya que provocó que el interés de las grandes empresas en los programadores comenzará a diluirse como un azucarillo. De esta forma, lo que antes era un trayecto predecible con múltiples ofertas, salarios altos y grados universitarios colapsados, ahora se ha convertido en un debate ambiguo.

Hany Farid, miembro de la Universidad de Berkeley, analizó esta situación en un podcast. En él, señaló que incluso alumnos de programas punteros tienen acceso a menos opciones, una situación que le llevó a poner en duda la creencia de que el sector seguiría absorbiendo talento de forma indefinida. No obstante, Farid va un paso más allá y, a diferencia de aquellos que culpabilizan a la IA, asegura que no todos los males provienen de la evolución de este sector.

Para Farid, existe lo que denomina como "confluencia de factores": automatización, ajustes de plantilla, cambios macroeconómicos y estrategias empresariales que han dado pie a la reconfiguración de necesidades y, por ende, cambiando los ritmos de contratación y perfiles demandados. Como ejemplo, alude a lo que vive a diario en Berkeley: ya no abundan las prácticas ni las ofertas para elegir, sino que muchos celebran la obtención de un puesto sin mirar si el salario será elevado o no.

La IA cambia muchas cosas, pero no todas

A pesar de la visión de Farid, lo cierto es que la inteligencia artificial marca el camino, ya que los gigantes del sector impulsan y modifican las tendencias de la industria. Bret Taylor (OpenAI), por ejemplo, defiende que la formación en informática aporta valor más allá de las habilidades técnicas, ya que alude a aspectos como el pensamiento conceptual, los fundamentos sólidos o los marcos mentales transferibles. En línea con esto, el miembro de Berkeley tiene su opinión al respecto: sí, pero no.

Para Farid, antes la receta ganadora combinaba una amplitud formativa en campos como idiomas, historia, filosofía y física con una especialización profunda en un nicho; ahora, a raíz de la evolución del sector, cree que lo más importante es la polivalencia y contar con competencias transversales en varios campos. Por ende, defiende que lo ideal es apostar por roles menos rígidos, dado que esto dará pie a una ventaja competitiva.

Así, en línea con otras visiones previas a la suya, Farid asegura que la IA no sustituirá a los profesionales, pero sí a aquellos que no la usen. Como ejemplo, señala que un modelo de inteligencia artificial no podrá hacer la labor de un abogado, pero sí dará ventaja a aquel que utilice estos sistemas para optimizar su trabajo. Por ello, invita a estar preparados para "lo desconocido" y, con ello, puntualiza que la IA sí ha golpeado a la informática, pero no es la principal responsable de la crisis que viven los programadores.

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