Aunque es un problema que ha empezado a tomar una mayor conciencia en los últimos años, la adicción a los videojuegos no es una situación totalmente nueva. Décadas atrás, equívocamente muchos miembros de medios como la prensa, la radio o la televisión vertían información de dudosa procedencia relacionando aspectos como los videojuegos, la ludopatía e, incluso, la violencia. Sin embargo, distintos estudios han profundizado en este campo y han demostrado que el desarrollo de elementos como los citados está más relacionado con casos puntuales que con algo generalizado. Y, por ello, Reino Unido ha apostado por la creación de una clínica de adicción a los videojuegos.
Como recoge Techspot en una reciente publicación, Henrietta Bowden-Jones apostó por la confección de esta entidad después de ser contactada por las familias de jóvenes ludópatas. Durante su estancia en la Clínica Nacional de Problemas de Juego como directora de la misma, Bowden-Jones se enfrentó a este tipo de situaciones a diario y ello le llevó a analizar por qué había perfiles que gastaban mucho dinero en videojuegos. Y, como resultado, creó junto al Servicio Nacional de Salud del Reino Unido el Centro Nacional de Trastornos del Juego, una clínica que atiende a unos 800 pacientes desde su fundación en el año 2020.
Desde la agresividad hasta la adicción al Wi-Fi
En la noticia publicada por Techspot, Bowden-Jones relata algunos casos concretos con los que ha trabajado como directora de dicha entidad. Uno de los más chocantes está protagonizado por menores de edad que, con la única intención de captar una señal Wi-Fi, son capaces de escaparse de casa en mitad de la noche. De hecho, algunos de estos niños incluso llegan a afirmar que prefieren estar muertos antes que dejar de jugar, una declaración a la que hay que sumar la realidad de otros que resultan heridos después de realizar acciones violentas contra objetos, puertas o paredes. Y, a la vez, también destacan los casos relacionados con robos de tarjetas de crédito para adquirir cajas de botín.
En lo que respecta a perfiles, Bowden-Jones reconoce que la mayoría de pacientes son hombres de entre 16 y 18 años. A su vez, también hay una gran presencia de jugadores de todos los géneros de entre 20 y 30 años; y, sorpresivamente, Bowden-Jones señala que el caso más particular estuvo marcado por una anciana de 70 años incapaz de dejar atrás su adicción a los videojuegos. Desde 2018, la Organización Mundial de la Salud reconoce este trastorno como una condición de salud mental, razón por la que estas clínicas están especializadas en ofrecer ayuda a todos aquellos incapaces de superar su adicción.
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