Da igual la cantidad de veces que pienses en el Imperio Romano a lo largo del día, que nunca debería ser algo aburrido, especialmente cuando hay de por medio intrigas políticas, gladiadores y un periodo tan interesante de la historia como el llamado "Año de los cuatro emperadores". Por desgracia, y dejando de lado las patadas que la serie le da a los libros de historia por amor al arte, Those About to Die se me ha hecho aburrida.
Desde el momento en que escuché que Anthony Hopkins formaría parte del reparto de Those About to Die, me imaginé esta serie como una gran epopeya histórica cargada de drama y calidad cinematográfica. ¡Anthony Hopkins en una serie sobre la Roma antigua! Sin embargo, a pesar del talento innegable del legendario actor y un presupuesto de 140 millones de dólares, la serie se queda corta en casi todos los aspectos.
El concepto suena fascinante. ¿Qué podría salir mal? Pues casi todo, la verdad
Basada en el libro de Daniel P. Mannix de 1958, la serie intenta ofrecer una visión diferente de la Roma antigua, centrándose en la corrupción del sistema de apuestas y los gladiadores. El concepto suena fascinante: una exploración del submundo del entretenimiento romano y sus implicaciones políticas. ¿Qué podría salir mal? Pues casi todo, la verdad. Desde el primer episodio, la serie intenta emular la grandiosidad de Gladiator de Ridley Scott y el intrincado entramado de poder de Juego de Tronos, pero cada golpe de efecto narrativo parece forzado, cambiando la épica por el tedio.
El personaje de Tenax, interpretado por Iwan Rheon, es un claro ejemplo de esto. Rheon, conocido por su papel como el sádico Ramsay Bolton en Juego de Tronos, parece revivir su antiguo papel, pero sin la chispa sádica que lo hacía tan cautivador. Su deseo de dominar el mundo de las carreras de caballos en la Roma del 79 d.C. se presenta como una obsesión sin alma, sin la profundidad necesaria para mantener el interés del espectador. Además la aproximación del personaje resulta tan actual, tan de Wall Street, tan Gordon Gekko con toga, que en ningún momento me ha resultado mínimamente creíble. Ni el nombre del personaje parece haber sido meditado más de 2 minutos.
La actuación de Anthony Hopkins como el emperador Vespasiano es, sin duda, un punto destacado, pero su tiempo en pantalla es limitado y no es suficiente para salvar la serie. Sus discursos grandilocuentes y su presencia imponente aportan un poco de gravedad a una producción que, por lo demás, carece de peso. El bueno de Hopkins hace todo lo posible por salvar lo insalvable. Sin embargo, la caracterización de sus hijos, Titus y Domitian, aunque prometedora, se queda en un intento fallido de generar un drama familiar que nunca llega a cuajar del todo por la falta de carisma de los personajes y unos diálogos endebles que infantilizan un contexto histórico real fascinante.
Por otro lado, la lucha de Cala, una comerciante norteafricana interpretada por Sara Martins-Court, por liberar a sus hijos de la esclavitud romana, podría haber sido una trama muy emocionante. Sin embargo, se diluye entre tantas subtramas y personajes que, francamente, termina por interesar más bien poco. No deja de ser, otra vez, lo de siempre, pero un poco peor hecho. La serie no logra equilibrar sus múltiples narrativas, y el resultado es una maraña confusa de historias que van y vienen sin rumbo claro. Y así todo, evidenciando una falta de originalidad y personalidad alarmante, especialmente cuando en las intrigas más políticas los guionistas parecen confirmar más en el duelo de miradas que los actores puedan poner en pantalla que en los propios diálogos que escriben para las escenas. Todo se desarrolla con una teatralización hueca tan artificiosa como poco natural.
Odiosas comparaciones
La vinculación de Those About to Die con el libro original es otro punto que deja que desear. El libro de Mannix, una novela al parecer no demasiado rigurosa, se centra en la vida de los gladiadores y el circo romano, pero la serie suma de su propia cosecha tramas e ideas, entiendo con la idea de revestir de mayor interés la historia. En lugar de profundizar en la complejidad y brutalidad de la vida en la arena, la serie opta por una versión edulcorada y superficial, donde los personajes parecen más preocupados por sus intrigas personales que por sobrevivir a la próxima pelea, llevando el pulso narrativo del combate en la arena a todo ese mundo satelital de apuestas y comercio, como si un thriller deportivo se tratara. A lo mejor la idea no es mala, pero el desarrollo me parece muy torpe. Parece que poco ha hecho, o ha podido hacer, el veterano director Roland Emmerich por salvar este proyecto.
Those About to Die, por el contrario, me parece impostada y, sinceramente, fea
En cuanto a las comparaciones con Gladiator, también inspirada en el libro de Mannix, es inevitable notar cómo la serie intenta replicar la épica y la majestuosidad de la película de Ridley Scott, pero falla estrepitosamente. Las escenas de acción, aunque abundantes, carecen de la intensidad y el impacto emocional que hicieron de Gladiator un clásico. Incluso las batallas más frenéticas y sangrientas parecen vacías y carentes de propósito, y están realizadas con tal cantidad de artificio técnico que parecen un videoclip. En algunos momentos, incluso una película como 300 de Zack Snyder parece un documental en comparación.
La narrativa de Those About to Die también sufre por su intento de imitar el estilo de Juego de Tronos. Cada giro y vuelta de la trama me ha parecido un intento desesperado por sorprender al espectador, pero en lugar de eso, genera fatiga. Los diálogos, llenos de grandilocuencia, carecen de la sutileza y la mordacidad necesarias para enganchar. La serie intenta compensar esta falta de profundidad con escenas "al estilo HBO" que, lejos de aportar, distraen y restan valor a la historia. Hablando de HBO, es inevitable comparar Those About to Die con la magnífica Roma, y aquí es donde la nueva serie muestra todas sus deficiencias. Roma lograba capturar la esencia de la época con personajes complejos, tramas bien desarrolladas y una atmósfera auténtica que te sumergía por completo en el mundo antiguo. Y hablamos de una producción a punto de cumplir 20 años. Those About to Die, por el contrario, me parece impostada y, sinceramente, fea. A pesar de su abultado presupuesto, la estética de la serie me parece tan "de baratillo" que no logra transmitir la grandeza ni la decadencia de la Roma imperial.
Desencantado al espectador
En más de una ocasión, me he encontrado mirando el móvil u ojeando algún tebeo mientras veía, o más bien miraba, la serie. Y eso, viniendo de alguien que se aguanta hasta el pis por no cortar un capítulo de The Office por la mitad, dice mucho. Incluso en las pretendidas escenas de circo y gladiadores, con todo su pretendido espectáculo, me aburría ¿Se puede decir algo peor de un producto de entretenimiento?
Those About to Die ha sido una decepción. Con un presupuesto astronómico y un reparto estelar, esperaba algo más: la serie tenía todos los ingredientes para ser un éxito rotundo, pero ha tratado de ser algo que nadie le pedía que fuera. Su narrativa desordenada, personajes planos y un enfoque que prioriza el espectáculo sobre la sustancia, la condenan al olvido. Those About to Die se estrena el 9 de agosto en Prime Video.
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