Hay películas que logran hacerse un hueco generacional en el corazón de los espectadores; películas que están lejos de ser grandes obras cinematográficas, pero que por su carácter icónico y su estética inconfundible, calan. Yo, El Halcón, tal vez mejor conocida por Over The Top entre los lectores más jóvenes, es una de ellas. Una esas producciones dolorosamente ochenteras del catálogo de la Cannon que solo el carisma de su protagonista logró salvar de la casposa serie B. Para ello la productora no dejó de ofrecerle dinero a su estrella principal, Sylvester Stallone.
"¡Nadie la verá!”
Para entender el contexto de esta película, es importante conocer un poco sobre la trama y la recepción que tuvo en su momento. Yo, el Halcón nos presenta la historia de Lincoln Hawk, un camionero y luchador pulsos que se embarca en un viaje junto a su hijo en busca de la redención y la reconciliación. Como os decía, muy ochentera. La película no solo explora la relación entre padre e hijo, sino que también nos sumerge en el competitivo mundo de la "lucha de brazos", un deporte poco convencional pero lleno de pasión, determinación y profesionales del transporte por carretera especialmente sudorosos.
Yo, el Halcón no logró alcanzar el mismo éxito que otras películas de Stallone, como el mismo actor fue capaz de prever: Tuvo una modesta recaudación en taquilla yla crítica no fue especialmente favorable, señalando algunos aspectos del guion y la dirección que dejaban que desear. Sin embargo, la participación de Sylvester Stallone en el papel principal logró destacar. Y no fue algo que saliera barato, ya que Sly habría cobrado entre 10 y 12 millones de dólares la época, una cifra astronómica para una producción de este tamaño.
La implicación de Stallone con el proyecto de Yo, el Halcón es digna de mención. Aunque en un primer momento no tenía ninguna confianza en la película, Stallone, preocupado inicialmente por el impacto que un fracaso en taquilla podría tener en su carrera profesional justo cuando empezaba a despegar, decidió aceptar el trabajo después de que la productora no dejara de ofrecerle dinero.
"Menahem Golan Ul director) seguía ofreciéndome más y más dinero, hasta que finalmente pensé, '¿Qué demonios? ¡Nadie la verá!'"
Según declaraciones muy posteriores del propio actor a Ain't It Cool News, nunca estuvo realmente satisfecho con el final de la película. Stallone admitió que si hubiera dirigido la película, habría realizado varios cambios, incluyendo un ajuste en el escenario y un final más oscuro en Las Vegas. A pesar de todo, Yo, el Halcón sigue siendo una película que vale la pena ver si eres un nostálgico de este tipo de cine empapado en testosterona: te invitamos a descubrir o redescubrir esta joya oculta del cine de los años 80 en Prime Video.
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