En los años 90, parecía que no había límites para la cantidad de películas de ciencia ficción de estética videojueguil con tintes de comedia familiar que podían surgir en Hollywood. Y si parecía que había una estrella llamada a protagonizarlas todas, ese era Arnold Schwarzenegger, el héroe de acción por excelencia. Sin embargo, incluso él decidió dar un paso atrás cuando se le presentó el guion de Suburban Commando, y eso que estaba acostumbrado a salvar el mundo y a enfrentarse a alienígenas y robots asesinos en películas de todo tipo, no todas buenas.
¿El motivo de su rechazo? Optó por dedicarse a la comedia de corte más clásico gracias al éxito de Los Gemelos Golpean Dos Veces junto a Danny DeVito, dejando libre un proyecto que acabaría en los musculosos y aceitados brazos de otro gigante, aunque de un calibre muy distinto: Hulk Hogan, el gran héroe americano del cuadrilátero de mentirijilla del pressing catch.
Una aventura familiar intergaláctica lanzada contra la Tierra
Así fue como Suburban Commando (1991) se convirtió en una de esas películas que hoy en día se recuerda más por su casting improbable que por la calidad de su argumento. La película, dirigida por Burt Kennedy y producida por New Line Cinema, aspiraba a ser un éxito de taquilla familiar, combinando ciencia ficción ligera con comedia slapstick. Para ello, qué mejor que una premisa simple pero llamativa: un guerrero intergaláctico que, tras sufrir daños en su nave, debe aterrizar en la Tierra y convivir con una familia norteamericana de clase media mientras espera a que su nave se repare. Spoiler, no fue ningún éxito.
El personaje principal, Shep Ramsey, es un guerrero espacial interpretado por Hulk Hogan, quien después de enfrentarse a su archienemigo, el tiránico General Suitor, se ve obligado a retirarse a nuestro planeta. Para ocultar su verdadera identidad y sus habilidades sobrehumanas, Shep se aloja en la casa de Charlie Wilcox (Christopher Lloyd), un arquitecto frustrado y algo cobarde, y su esposa Jenny (la recientemente fallecida Shelley Duvall). Las desventuras cinematográficas comienzan cuando Shep, acostumbrado a pelear con villanos intergalácticos, debe adaptarse a la vida cotidiana lidiando con situaciones supuestamente muy cómicas y conflictos derivados de su fuerza sobrehumana y desconocimiento de las costumbres humanas.
El reparto de Suburban Commando resulta especialmente curioso por su historia previa al estreno. El proyecto, originalmente titulado Urban Commando, fue concebido con Arnold Schwarzenegger y Danny DeVito, que decidieron seguir por el camino de la comedia pura y rechazó la propuesta. New Line Cinema, buscando capitalizar el éxito de Lucha sin límite (1989), una película protagonizada también por Hulk Hogan, adquirió el guion y lo adaptó para lucimiento de la estrella del wrestling.
Todavía sigue siendo una película un poquito rentable
Mark Calaway, mejor conocido por todos como The Undertaker, antes de su fama en la WWE, tuvo un papel secundario en la película como Hutch, un cazarrecompensas intergaláctico que debía enfrentarse a Shep. Recientemente en su podcast Six Feet Under, The Undertaker explicó que aún recibe cheques de beneficio por su breve participación en la película, aunque, en sus propias palabras, "son de poco más de un dólar".
Una recepción más fría que el espacio exterior
El público y la crítica no fueron precisamente cariñosos con Suburban Commando. A pesar de la popularidad de Hogan, la película no logró destacar ni en taquilla ni en las críticas. La revista Variety describió la película como "una secuencia interminable de bromas sin mucho sentido", y The New York Times señaló que "ni siquiera los fanáticos más acérrimos de Hogan podrán salvarla".
Con una recepción tan poco entusiasta, la película pasó rápidamente al olvido, convirtiéndose en una rareza en la filmografía de todos los involucrados. De hecho, que a día de hoy te sea muy complicado ver Suburban Commando de manera legal (o sobria).
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