Hay una gran cantidad de películas de ciencia ficción con temática cyberpunk, pero si hay una que predomina por encima de todas ellas esa es Blade Runner. Esta mítica cinta protagonizada por Harrison Ford se estrenó en 1982 y, al contrario de lo que podríais imaginar, fue un completo desastre en taquilla. Sí, parece inconcebible cuando nos encontramos ante una obra de culto del cine, pero es que esta entrega guarda muchos más secretos de lo que parece.
Por ello, ahora que se encuentra disponible a través de HBO Max, es un gran momento para hacer un viaje en el tiempo y entender los motivos de su caída, así como su posterior resurrección, marcando un antes y un después en las distopías.
¿Qué significa ser un Blade Runner?
Como os decía, actualmente encontramos una gran cantidad de títulos que basan sus premisas en una sociedad inspirada en la ciencia ficción y la distopía cyberpunk. La adaptación de Ghost in the Shell, Minority Report, Ready Player One, Yo, Robot o el anime Cyberpunk: Edgerunners son solo algunos ejemplos de una larga lista. En 2023 ya estamos acostumbrados a toda clase de propuestas en las que una megacorporación ha cambiado el devenir del mundo y la sociedad se muestra decadente, pero muy avanzada tecnológicamente. Sin embargo, cuando en 1982 se lanzó Blade Runner pocos ejemplos anteriores existían.
La Guerra de las Galaxias sería uno de los ejemplos futuristas anteriores, pero debemos tener en cuenta que el movimiento cyberpunk surgió principalmente de la literatura durante esta década. Blade Runner está basada en una novela anterior del año 1968 titulada ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, escrita por Philip K. Dick. Películas que se os puedan venir a la mente como Dune, Robocop, Akira o Terminator son posteriores.
Por lo tanto, para cuando se estrenó la cinta, no había tanto conocimiento del género, causando cierta indiferencia ante una sociedad que en ese momento estaba sumergida en el estreno de E.T El extraterrestre y The Thing. Blade Runner, al contrario que estas cintas, ni cuenta con un componente fantástico-familiar ni con la intención de tensar al público con su propuesta. Más bien invita a la reflexión en un viaje no falto de crítica social y con tintes neo-noir.
Así pues, lo que encontramos en esta película de Ridley Scott es a la ciudad de Los Ángeles en un ficticio año 2019. La compañía Tyrell ha conseguido crear a los replicantes, humanos artificiales que se emplean como esclavos, pero que apenas se diferencian de los verdaderos. En medio de esta situación, Rick Deckard, un antiguo blade runner, es reclutado para investigar un crimen cometido por un replicante y la posterior fuga de varios de ellos. La función de los blade runner es precisamente darles caza, así que así comienza una historia de intriga que se desarrolla a fuego lento a lo largo de las casi 2 horas que dura la película.
Y digo a fuego lento porque, pese a ser una película de acción, cuenta con un ritmo bastante más pausado de lo que se pudiera esperar de esta. Se centra mucho en los detalles, las actuaciones y algunos diálogos que constantemente te hacen reflexionar sobre la naturaleza humana e incluso dudar sobre la identidad del propio protagonista. Y esa es la magia de Blade Runner: presentarte un exterior tan llamativo, para acabar haciendo un viaje interno, uno en el que valores como la vida, la moralidad y los derechos se ponen sobre la mesa.
Todo esto viene acompañado, por supuesto, de una dirección artística y de fotografía inmejorable. Blade Runner es a día de hoy una de las películas más influyentes, no solo por su historia, sino también por su mundo. La cantidad de obras posteriores que han hecho referencia a la película son incontables, puesto que esta gozaba de una personalidad propia de la que, de hecho, su secuela Blade Runner 2049, carece.
Con todo ello, y al igual que ha pasado con muchas otras películas como Taron y el caldero mágico, la falta de aceptación en un inicio no fue suficiente para relegar al olvido a esta cinta. El tiempo hizo que adoptara el lugar que se merecía. Como curiosidad, una de las novelas más citadas en torno al cyberpunk es el Neuromante, obra que William Gibson estaba escribiendo en el momento en que Blade Runner vio la luz. Se dice que al verla este se levantó a los pocos minutos y se marchó de la sala sorprendido por la cantidad de similitudes que había entre las obras, incluso cuando su historia no había sido publicada todavía.
Por otra parte, también es destacable el hecho de que Harrison Ford estuvo años sin querer hablar de la película, puesto que había tenido muchos problemas durante el rodaje debido a los conflictos que tenía con Ridley Scott. Años más tarde consiguió hacer las paces con lo sucedido, aunque admitió que fue una de las películas más frustrantes en las que había participado.
Pese a todos los problemas que sufrió la cinta durante su rodaje, lo cierto es que a día de hoy sigue manteniendo un nivel envidiable y una buena legión de seguidores. Sin embargo, si sois de los que todavía no la habéis visto o simplemente os apetece volver a hacerlo, sabed que podéis hacerlo a través de HBO Max. Además, se trata de una de esas obras que sí merece tener en la estantería, por lo que también podéis haceros con ella en versión física a través de Amazon, contando con muy buena calidad de visionado.
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