El mejor equipo de héroes en el que ha estado Batman no es la Liga de la Justicia, son los Outsiders

El mejor equipo de héroes en el que ha estado Batman no es la Liga de la Justicia, son los Outsiders

Batman dejó plantado a Superman y se fue con un grupo de jóvenes criminales a defender el mundo al margen de la ley y la política internacional

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Chema Mansilla

Editor - Cine y TV

Venga, abramos una puerta a la nostalgia, a aquellos lejanísimos años 80 en los que Batman llevaba una capucha de color azul con las orejitas puntiagudas, antes que llegara Frank Miller, se las recortara y le convirtiera en un contestatario vigilante antisistema dispuesto a dar un golpe de estado y a utilizar a adolescentes en una guerra sucia contra el crimen a gran escala. Eran los primeros años 80 y yo, como todo chaval de buen gusto que se precie, estaba fascinado por los tebeos de Batman. Ya en aquel entonces me parecía raro que Batman perteneciera a la Liga de la Justicia.

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Seamos justos, vale que Superman y Wonder Woman podrían atravesar un muro de hormigón de un puñetazo sin despeinarse los rizos, pero Batman les daba mil vueltas. Batman debía ser el líder del equipo. ¿Y qué pintaba en la Liga de la Justicia un personaje como El Hombre Elástico? En serio, Elongated Man, la versión de Hacendado de Plastic Man. Ridículo. Mi mente infantil no debía ser la única que veía eso raro, porque en 1983 DC Comics decidió darle a Batman su propio grupo: un equipo de jóvenes con habilidades especiales y a las puertas de convertirse en criminales. Todo carisma y uniformes chulos. Hasta el nombre es trotón: Batman y Los Outsiders. Un título que vale para una de mis colecciones preferidas de la historia de DC y para un grupo de punk que sale al escenario con capa y antifaz.

¿Por qué abandona Batman la Liga de la Justicia?

Para entender por qué Batman toma esta decisión, hay que contextualizar el momento. Los años 80 fueron una época clave para los cómics, no solo en términos de su evolución narrativa, sino también de los propios personajes y equipos de la editorial. Batman, hasta entonces uno de los miembros más tradicionales de la Liga de la Justicia, decide dar un paso al frente y, en lugar de seguir siendo un miembro del equipo de héroes "de la vieja escuela", se separa de ellos y forma su propio grupo. Era un momento de la industria de la viñeta en el que, una vez superada la autocensura que suponía la regulación del Comics Code, las editoriales comenzaban a darse cuenta que si bien sus licencias eran atractivas para vender juguetes y hacer películas, el grueso de sus lectores eran  adolescentes y adultos, algo que explica muy bien Alan Moore en Cuadernos de Humo Sagrado.

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Encontrar un equilibrio en el tono de los productos editoriales era complicado, pero parecía claro que la fórmula clásica de Superman y demás héroes defensores del American Way olía a rancio. La popularidad de Batman era prueba de ello, y un reflejo del cinismo heredado de la desilusión cultural y social de los 70. De ahí que se crearan nuevos personajes y fórmulas más cínicas y duras. No todas lograron el nivel de perfección creativa del mencionado Moore y sus Watchmen, pero para satisfacer a los lectores medios que seguían comprando tebeos de grapas en supermercados y kioscos, era suficiente.

En gran parte, el motivo de esta separación radica en la evolución del personaje. Batman había sido durante años un vigilante solitario, un hombre que operaba desde las sombras de Gotham City, lejos del protagonismo que otros superhéroes, como Superman o Wonder Woman, disfrutaban en el escenario global. Mientras la Liga de la Justicia se había convertido en una agrupación más política y oficial, Batman sentía que su enfoque pragmático y sus métodos más duros no encajaban con la filosofía más idealista de sus compañeros. De nuevo, estamos lejos del enfoque de Miller y su El Regreso del Caballero Oscuro, pero contentaba al grueso de lectores aburridos de lo mismo de siempre.

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Origen de Batman y Los Outsiders

En 1983, la historia comienza con Batman tomando una decisión radical: formar un equipo que pudiera operar fuera de los límites de la ley, que no estuviera constreñido por la burocracia ni por las reglas internacionales que la Liga de la Justicia sí debía respetar. Lo que hace único a este equipo es que no son un grupo de héroes clásicos como los que uno encontraría en los cómics convencionales. Los Outsiders eran, en su mayoría, jóvenes con habilidades únicas, algunos de ellos conocidos en las páginas de DC como villanos. Cada uno de ellos tenía su propio pasado oscuro, su propio dilema moral, lo que los hacía mucho más cercanos a la visión de Batman sobre la lucha contra el crimen.

El grupo estaba formado por personajes como Katana, quien tenía una espada japonesa maldita que podía absorber las almas de sus víctimas; Metamorpho, un personaje de trayectoria en el editorial capaz de transformarse en cualquier elemento químico; y Rayo Negro, quien usaba poderes eléctricos para combatir el crimen y con una personalidad que no le haría desentonar entre los Panteras Negras. Cada miembro de los Outsiders estaba marcado por su propio conflicto interior, pero bajo la dirección de Batman, encontraron un propósito común: luchar contra las injusticias de una sociedad que los había rechazado o ignorado. Es la misma fórmula adolescente de los X-Men de Marvel, sí, para qué negarlo. Esto, lejos de ser una colección de jóvenes héroes, fue el ejemplo de un equipo que se apoyaba en sus propios defectos y aspiraciones.

Batman Y Los Outsiders 8 Los Outsiders cruzaron su camino con Los Jóvenes Titanes, el grupo juvenil de más exito en DC, pero no con menos drama por centímetro cuadrado de página impresa

Los grandes talentos de Batman y los Outsiders

El verdadero éxito de Batman y Los Outsiders se debe, en gran medida, a los creadores que estuvieron detrás del proyecto. En primer lugar, tenemos a Mike W. Barr, el guionista principal (y nombre que sonará a los fans de Star Trek) que, con su estilo único, aportó profundidad emocional a los personajes, especialmente a Batman. Barr no solo captó la esencia del vigilante enmascarado de Gotham, sino que también logró humanizar a los miembros del equipo, convirtiéndolos en personajes tridimensionales, con traumas y dilemas propios. Además, Barr trajo una narrativa mucho más oscura y realista para la época, algo que contrastaba fuertemente con los cómics más juveniles de la época.

Junto a él, el dibujante Jim Aparo logró dar vida a esta historia de forma magistral. Con un estilo dinámico y detallado, Aparo supo captar la esencia sombría de Gotham y, al mismo tiempo, ofrecer escenas de acción épicas, algo fundamental en las historias de superhéroes. Reconozco que en su momento era muy joven para valorar como corresponde el valor maravilloso del arte de Aparo. Pero sus dibujos dejaron poso, os lo aseguro. Su trabajo no solo trascendió por la calidad de los dibujos, sino porque supo captar la tensión de los momentos más íntimos del personaje.

Por otro lado, tengo un especial cariño a esta serie porque también supuso mi primer contacto con Alan Davis, dibujante encargado de darle el toque visual definitivo a la serie a partir de 1986, tras la marcha de Aparo y el paso por la serie de diversos dibujantes algo menos destacables. Davis, cuyo estilo le convertiría en una superestrella de la viñeta poco después en Marvel en títulos como Excalibur, hizo suyo el diseño de los Outsiders, otorgándoles un aire fresco, dinámico y diferente. El aspecto visual de los personajes se volvió más moderno, casi futurista. Desgraciadamente, a la serie no le quedaba demasiada cuerda ya.

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El final de Batman y los Outsiders en 1987

La serie, a pesar de ser un éxito tanto en términos de narrativa como de popularidad, sufrió varios cambios en su dinámica. En 1987, Batman and the Outsiders llegó a su fin debido a diversos factores, principalmente la caída de la demanda de títulos con equipos más oscuros y alternativos dentro de las continuidades tradicionales, que se las vieron y desearon ante el empuje de propuestas mucho más radicales como las que ya os he mencionado de Moore y Miller. Además, la idea de un Batman que trabajara al margen de las instituciones no encajaba con la visión editorial de DC para el personaje dentro de sus series tradicionales. Mientras comenzaban a asentarse en el mercado conceptos como "novela gráfica" y "serie limitada", formatos perfectos para que autores con ideas más personales y extremas pudieran contar sus historias sin el lastre de la continuidad y con un ojo puesto en el lector adulto, la grapa y los tebeos recuperaban su enfoque juvenil. DC separó a Batman, su personaje más rentable a finales de los 80, de los Outsiders, que tuvieron una breve y descafeinada etapa en solitario que terminó relegando a un tercer o cuarto plano a los personajes.

Batman Y Los Outsiders 4 "Ahí os quedáis, el Bat-Balón es mío, y me lo llevo"

Los intentos modernos de resucitar a los Outsiders

A pesar de ello, el legado de Batman y Los Outsiders no desapareció. Su influencia sobre otros equipos más tarde fue clara, y la idea de un Batman fuera del molde continuó latente en su evolución como personaje. A lo largo de los años, ha habido varios intentos de resucitar a Los Outsiders, pero creo que ninguno de ellos ha logrado capturar la magia de aquellos primeros años. En la década de 2000, DC Comics intentó revivir a este equipo con versiones renovadas de los personajes, pero las historias no consiguieron el mismo impacto que la serie original, ni destacaron en un mercado sobresaturado de propuestas muy similares en el que los elementos que hacían especiales a los Outsiders son la norma.

Desde el final de Batman y los Outsiders, y más allá del peligroso grupo de terroristas antisistemas con el que Miller ha rodeado a Batman en su saga del Caballero Oscuro, nunca me he sentido cómodo viendo a Batman formando parte de un equipo, ni siquiera su Bat-Familia. Bueno, excepto en la Liga de la Justicia de Keith Giffen y J. M. DeMatteis, y solo si había galletitas de por medio. Pero esa es otra historia.

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