¡Ah! ¡Los locos años 40! Cuando Superman podría tener la cabeza de una hormiga o Batman protagonizar una escena romántica con una cabra. A nadie le importaba que el joven e inocente Robin estuviera presente. Eran otros tiempos, sin duda. La censura hacía lo suyo en la industria y el cómic era todavía un subproducto editorial exclusivo para niños. Eso no quiere decir que los artistas abandonaran cierto oscuro sentido del humor junto a sus mayores aspiraciones artísticas.
La Edad de Oro
En aquellos años dorados del cómic estadounidense, especialmente en DC Comics, se vivió un despliegue imaginativo excepcional. Aunque los cómics eran vistos principalmente como entretenimiento infantil, los creadores no dejaron de inyectar grandes dosis de ingenio en sus historias. Es fascinante observar cómo muchas de estas narrativas, en apariencia simplistas, tienen oscuras capas de significado que emergen con el cinismo que ofrece el paso de las décadas.
Durante los años 40 y 50, la industria del cómic de superhéroes en Estados Unidos experimentó un crecimiento sin precedentes. Personajes icónicos como Superman, Batman, Wonder Woman y muchos más capturaron la imaginación de los jóvenes lectores, mientras que la Segunda Guerra Mundial proporcionó un contexto de heroísmo y patriotismo que se reflejó en las viñetas. Y que vino acompañada de una censura que se mantuvo durante décadas y que en muchos casos rozaba lo delirante. ¿Cómo luchar contra el crimen con semejantes restricciones? ¡Al mal tiempo, buena cara, Batman! Las historietas de los tebeos se vieron obligadas a ser completamente rocambolescas y fantásticas, donde el mayor problema de Batman era, por ejemplo, elegir qué color del arco iris prefería ese día para su batitraje en la aventura de turno.
Estas coloridas historias se mantuvieron vigentes hasta prácticamente los años 70, y tuvieron una repercusión social tremenda. Vinculadas a ella están productos tan importantes para la cultura popular como la serie de televisión de Batman, en la que Batman baila batusi, sí. Es interesante señalar que esa fue la imagen mental de Batman que la mayoría de la gente tenía, y que no empezó a cambiar hasta la irrupción de autores como Steve Englehart, Alan Moore, Frank Miller, que a su vez se han traducido en las versiones cinematográficas actuales, Burton, Nolan y Snyder de por medio.
Una doble lectura que siempre ha estado ahí
En cualquier caso, y volviendo a los tebeos de los años 40 y 50, todos los chistes, bromas de cuñado y memes sobre la extraña relación (con evidentes implicaciones sexuales) de Batman y Robin nacen precisamente de estas viñetas. Son imágenes con una doble lectura que a ningún adulto, tampoco a sus creadores, se les pasa por alto. Que los cómics feran obligatoriamente simplistas no significa que sus creadores fueran nada simples. Los había con muy mala baba. El mejor ejemplo, sin duda, es el de Wonder Woman, siempre con su brillante lazo dorado dispuesto a inmovilizar a los villanos, y su creador, William Moulton Marston, y su conocida afición al BDSM. Es incalculable la cantidad de veces que Wonder Woman termina manatada en estos tebeos.
Con todo, hacer una historia en el que el alocado plan de El Joker consiste en obligar a Batman rodar una escena romántica para una película tiene una lectura ahora (especialmente tras Black Mirror) que sin duda no es la misma que cuando aparició en el número 88 de los cómics de Batman de 1940. Pero en aquella época a todo lector que fuera mayor de edad y supiera algo de la vida le parecía igual de raro que a ti. El caso es que al final del tebeo Batman rueda la escena. La película entera, incluso. Sí, al final derrota a El Joker, claro. La cosa es que el vigilante de Gotham no podía platarle un buen beso en los morros a Catwoman en los tebeos, pero sí a una cabra.
La pregunta que me mantiene despierto por las noches, y no para vigilar Gotham precisamente, es hasta qué punto los autores de la época. como Bob Kane (que firmaba todas las historias de la época aunque no fuera siempre él su responsable real). no dejaban una huella dactilar algo subversiva escondida, tal vez con la esperanza de burlar a la censura y de que alguien diera con ella en algún momento y, tal vez, se escandalizara o reflexionara sobre ello.
En 3DJuegos | En un futuro donde no sobrevivirían ni Batman ni Superman, prevalece una Wonder Woman convertida en guerrera postapocalíptica
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