Marcos Yasif
Editor - Cine y TVPeriodista y apasionado de la industria del entretenimiento. He crecido con la ilusión de poder viajar por las estrellas como en Star Trek y salvar el mundo como Goku y Superman, dos pasiones que me han llevado a especializarme en cine y series de acción, ciencia ficción y superhéroes. Desde 2022 cuento en 3DJuegos todas las novedades de la pequeña y gran pantalla, con la intención de mantenerte al día con las historias que nos hacen soñar y escapar de la realidad, pero mi historia en la revista comenzó mucho años antes: en 2008.
Hace un año, por estas mismas fechas, estábamos disfrutando de la segunda temporada de La Casa del Dragón, una precuela de Juego de Tronos que, a pesar de las críticas bastante favorables de su estreno hace ahora tres años, empezó a mostrar sus debilidades. Parte de la audiencia consideró que el ritmo era lento, provocado por la falta de batallas épicas y por la percepción de que la trama se alargaba innecesariamente. No obstante, el verdadero choque llegó con algunas libertades creativas tomadas por sus guionistas. Decisiones que, a tenor de las declaraciones de su una de sus protagonistas, Emma D'Arcy, van a continuar.
Para poneros en contexto: tras el final de la segunda temporada de La Casa del Dragón se desató una pequeña tormenta después de que George R.R. Martin, el padre de Fuego y Sangre —la obra original en la que se basa la serie de HBO Max—, mostrara su disconformidad con algunas alteraciones realizadas por los guionistas, las cuales calificó de "tóxicas". En especial, le molestó la ausencia de Maelor y la poca crueldad en la muerte del príncipe Jaehaerys a manos de Sangre y Queso. Todo esto terminó derivando en un divorcio público que nunca es una buena noticia para los fans, y del que Ryan Condal, autor-productor del programa, se quiso defender hace unos meses explicando que el material fuente es una historia incompleta que requiere unir muchos cabos y tirar de mucha inventiva.
"Como cualquier documento histórico, este tiende a ser profundamente subjetivo y requiere contexto para su comprensión".
Tal justificación parece haber calado en el equipo de La Casa del Dragón, a juzgar por unas recientes declaraciones de Emma D'Arcy, Rhaenyra Targaryen en la ficción, que dijo lo siguiente sobre el rumbo de su personaje en los próximos capítulos: "Tengo una idea bastante vaga sobre el tema. Es decir, sé adónde se dirige Rhaenyra. Pero como cualquier documento histórico, este tiende a ser profundamente subjetivo y requiere contexto para su comprensión. Siento que parte de nuestro trabajo es ofrecer algo de ese contexto. Pero es curioso, no volvería al libro ahora, posiblemente hasta que terminemos este viaje. La Casa del Dragón necesita seguir su curso", respondió en Awards Radar.
En otras palabras, D'Arcy insiste en la idea de que esta superproducción es una contextualización subjetiva de un texto histórico ficticio y que, por tanto, se toma sus libertades creativas. Esto significa que los grandes hitos de Fuego y Sangre, como las batallas y muertes, se respetarán, pero que todo lo que rodea los acontecimientos —es decir, el porqué de lo que pasó— tendrá sus cambios. Tú decides como fan de la obra si quieres aceptarlos o no. Sea como fuere, a La Casa del Dragón aún le queda un año (como poco) para regresar a HBO Max. De hecho, su rodaje comenzó hace pocas semanas, por lo que hay poca faena adelantada.
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