En un movimiento que ha generado un buen terremoto dentro y fuera de la industria del videojuego, miembros sindicalizados de Arkane Studios en Francia han alzado la voz contra su empresa matriz, Microsoft. A través de una carta abierta, los trabajadores exigen que el gigante tecnológico rompa cualquier vínculo con Israel, acusando a la compañía de ser cómplice de violaciones a los derechos humanos en Gaza. Una petición que llega en un contexto de creciente presión internacional sobre grandes corporaciones tecnológicas por su papel en conflictos armados.
El sindicato STJV, al que está asociado Arkane Studios, asegura que Microsoft ha permitido que la unidad de vigilancia militar israelí, conocida como Unit 8200, utilice su plataforma en la nube Azure para labores de seguimiento sobre la población palestina, lo que, según ellos, estaría facilitando operaciones militares como ataques aéreos. La carta cita informes de medios como The Guardian, +972 Magazine y Local Call, que señalan la participación indirecta de Microsoft en acciones consistentes con "las características de un genocidio", de acuerdo con un Comité Especial de la ONU.
En su mensaje, los trabajadores expresan que "Microsoft no tiene cabida en ser cómplice de un genocidio" y piden rescindir todos los contratos actuales o futuros con el régimen israelí. Además, solicitan una auditoría independiente y pública que revele cualquier colaboración de la compañía con el ejército israelí y garantice que sus tecnologías no se utilicen para vulnerar los Principios Rectores de Naciones Unidas, las Convenciones de Ginebra ni la propia declaración de derechos humanos de Microsoft.
Arkane pide a los jugadores el boicot de los productos y juegos de Microsoft
La iniciativa de Arkane, autores de Dishonored, Prey y el futuro Marvel's Blade, también se alinea con el movimiento internacional de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), que describe a Microsoft como "quizás la empresa tecnológica más cómplice" de la ocupación en Palestina. El grupo insta a los consumidores a ejercer presión mediante el boicot de productos de la marca Xbox, incluyendo servicios como Xbox Game Pass y franquicias como Minecraft, Candy Crush y Call of Duty, así como consolas y accesorios oficiales.
Por ahora, Microsoft no ha emitido comentarios sobre la carta abierta de Arkane ni sobre las acusaciones del BDS. Sin embargo, el sindicato advierte que, más allá de consideraciones éticas, este asunto podría afectar directamente a la audiencia de sus videojuegos y, en consecuencia, a la viabilidad de Xbox y sus estudios internos. El pulso entre los trabajadores y la compañía queda abierto, mientras la controversia sobre el papel de la tecnología en conflictos internacionales sigue ganando peso en el debate público.
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