Que más de cinco años después todavía sigamos sorprendiéndonos con las locuras que los jugadores son capaces de hacer en Zelda: Breath of the Wild; que aún veamos cosas que nos hagan exclamar "¡pero cómo es posible!", ejemplifica muy bien la grandeza de este videojuego. No sólo redefinió la idea de mundo abierto que teníamos hasta ese momento potenciando de forma excepcional el concepto de libertad, la idea de explorar un mundo desconocido por simple diversión y no por las recompensas; también nos llevó a forzar los límites del propio juego -hasta romperlo a veces- para ejecutar cabriolas imposibles que ni la propia Nintendo vio venir. Así que ahora que las opciones crecen y puedes combinar objetos o hasta crear vehículos con una facilidad pasmosa… ¿de qué serán capaces los jugadores más creativos? He tenido la inmensa fortuna de jugar ya a The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom y te puedo garantizar que no estamos preparados para lo que se avecina. Apenas estuve con él una hora y ya fui capaz de preparar trampas tan maliciosamente divertidas que cuando pienso en todo lo que no he visto, en lo que todavía me queda por aprender, me entra la risa nerviosa.
Siempre suelo apostar por el sigilo y así lo hice cuando alguien de Nintendo me dijo: "ahí tienes tu objetivo. Entra en esa torre". Pero casi sin darme cuenta pasé de intentar no ser detectado a llenar toda Hyrule de explosivos; y cuanto más jugaba más villano me sentía al tratar de acabar con los enemigos de las formas más delirantes y estúpidas que se me pasaban por la cabeza. ¿Puedo pegarle un cohete a un bokoblin para que salga disparado por los aires? ¿Y qué pasa si adhiero un barril explosivo a un tronco al que además he añadido cohetes en cada extremo? Acabé de jugar y horas después todavía seguía pensando en formas de provocar el caos en este inmenso mundo de fantasía que otra vez te pide a gritos que lo explores sin prisas, a tu ritmo, para que descubras los innumerables secretos que se ocultan en él.
No han sido más que 70 minutos con Zelda: Tears of the Kingdom, pero como te cuento a continuación han sido suficientes para que arda en deseos de continuar mi viaje.
El Zelda perfecto para volverse loco
Nada cambia y a su vez todo es distinto. Así me he sentido al echar mi primera partida a Tears of the Kingdom porque en esencia, el juego es idéntico a Breath of the Wild cuando se trata de combatir o explorar su renovada Hyrule… hasta que te das cuenta de que ahora tienes muchas más opciones para actuar como te plazca. Y antes ya tenías bastantes, así que te puedes hacer una idea de la escala del juego. En la primera parte de la demo, situada en el mismo escenario en el que Eiji Aonuma mostró la gran novedad de Tears of the Kingdom, ya pude comprobar cómo un mismo obstáculo era superado de hasta cuatro formas distintas por mis compañeros de la prensa.
Nada cambia y a su vez todo es distinto. Así me he sentido al echar mi primera partida a Tears of the Kingdom
Para sortear un raíl de vía averiado usé una vagoneta con cohetes, lo que me hizo salir volando (la primera vez volé tan alto que caí al vacío de forma cómica), pero otros optaron por acoplar un gancho al vehículo para que este se desplazase por el único raíl intacto, usaron madera para reconstruir el camino, o directamente hicieron de funambulistas y atraversaron el vacío caminando muy despacio por el raíl. A veces la gente de Nintendo se sorprendía con algunas de nuestras acciones, y en otras, nos contaban con orgullo cómo resolvieron ellos ese mismo problema. Así una y otra vez. ¿Cómo llegaste a la torre? ¿Qué camino seguiste para alcanzar esa isla sobre el cielo? ¿Cómo resolviste el puzle?
Si Breath of the Wild avivó nuestro espíritu aventurero, la curiosidad por descubrir qué se oculta más allá del horizonte, Tears of the Kingdom nos pide a gritos que seamos creativos; que no tengamos miedo a probar nuevas formas de luchar o recorrer Hyrule. Y me encanta. Es tan fácil y divertido combinar objetos que apenas unos minutos después de empezar a jugar lo haces casi por instinto sin pensar si tiene o no sentido usar como escudo una vagoneta porque, oye, si lo haces, ¡puedes deslizarte sobre los raíles! En un escenario reducido sin apenas tiempo para entretenerme ya he visto tantas posibilidades que asusta pensar en lo que aún no hemos visto, o en todo lo que podrán hacer los jugadores más creativos. Sin ir más lejos yo mismo me he pasado los últimos días pensando en nuevas formas de provocar el caos, y ahora necesito descubrir si puedo o no hacerlas realidad.
Como decía, nada cambia y a la vez todo es distinto porque ya no es solo que tu tengas más opciones para pelear o explorar, es que también los enemigos te van a sorprender combinando sus armas y escudos con toda clase de objetos. Es más. En mitad de una pelea estos pueden aprovechar cualquier objeto del entorno para fabricar un arma más contundente, ¡y lo hacen!, lo que promete dejarnos con batallas aún más emocionantes que las del original. En este sentido y teniendo en cuenta que he jugado muy poco, ya he visto algunas acciones realmente sorprendentes, aunque también es verdad que algunos enemigos se olvidan rápido de ti creando otros momentos menos lúcidos.
Construir vehículos en Tears of the Kingdom
No entro en muchos detalles sobre cómo fusionar objetos con tu equipo porque gran parte de la gracia está en descubrir qué ocurre al unir un cohete con una espada. Pero es que pasa lo mismo con algo tan simple como ir de un punto del mapa a otro: ¿qué camino has seguido para alcanzar esa isla lejana? Como en el momento vagoneta, cada vez que preguntaba a un compañero este me respondía de forma distinta; ninguno seguimos la misma senda ni resolvimos los puzles de la misma forma, lo que me parece simplemente alucinante porque no sé ni cuántas alternativas existen. Y aquí es inevitable hablar de los vehículos.
Construirlos es realmente sencillo. Con la Ultra Mano, que es un precioso homenaje a un viejo juguete de Nintendo, puedes coger cualquier objeto que se encuentre a tu alrededor y "acoplarlo" a otro con suma rapidez. Hay "soportes" que ya tienen la forma de un vehículo, pero puedes unir rocas y árboles para crear un Frankestein, y luego añadir las turbinas o los cohetes de la tecnología Zonnan para darle impulso. Estos artefactos especiales se consiguen al reunir ciertos objetos durante la aventura y puedes contar con un buen puñado de ellos para, rápidamente, en cualquier momento, fabricar lo que sea que tengas en la cabeza. En un momento concreto, por ejemplo, aposté por un globo aerostático impulsado levemente por turbinas pero más adelante, también creé un vehículo volador usando vagonetas. Incluso puedes crear "aviones" y controlarlos con un panel de mandos.
En estos depósitos consigues la tecnología Zonnan para crear vehículos y otras armas divertidísimas.
Ahora mi duda es si puedo unir rocas y luego dejarlas caer sobre los enemigos. ¡Me toca esperar a la versión final! Pero esta es la clase de pensamientos que me han abordado desde que probé Tears of the Kingdom. Y todavía hay más porque otra de las nuevas habilidades de Link, el poder de rebobinar el tiempo, me ha dejado igualmente satisfecho. Tiene un peso importantísimo en los puzles pero también da mucho juego en las batallas. ¿Una bola de pinchos va hacia ti? Cambia su curso con esta habilidad y luego haz que vuelva a caer, y que suba, y que baje… aplastando a todos los Bokoblin que se crucen en su camino. Como el poder de combinar objetos, es fácil acceder a esta habilidad y a medida que ganas práctica, crecen las opciones de ser más canalla con los enemigos que te rodean.
Es difícil no ilusionarse con Zelda Tears of the Kingdom
Estoy seguro de que más de uno se estará preguntando ahora mismo, ¿y qué tal la historia? Por ahora no puedo resolver esta duda porque la demo, situada en los compases iniciales del juego, se centró exclusivamente en las nuevas habilidades de Link. Pero sí tengo la sensación de que la historia va a tener mucho más peso que en Breath of the Wild y no lo digo solo por el genial tráiler de lanzamiento de Tears of the Kingdom. Las islas que ya he visitado transmiten ese aura de misterio que te incita a querer descubrir más sobre Hyrule y los planes maléficos del gran rival de Link, ocultando pistas aquí y allá.
Tears of the Kingdom nos pide a gritos que seamos creativos
Tengo la esperanza de que Tears of the Kingdom recuperará algunas de las viejas señas de identidad de la saga Zelda para llevar a un nuevo nivel la locura que fue Breath of the Wild. Que ahora puedas viajar de la tierra al cielo con tal rapidez, o el contar con habilidades como la que te permite atravesar paredes hacia arriba, me hacen vibrar de pura emoción imaginando los muchos desafíos que se ocultan en este bello mundo de fantasía que, sí, a simple vista en lo técnico no parece ser muy distinto al que ya conocimos cinco años atrás, pero que al menos en esta prueba, se nota mucho más fluido. Hay montones de detalles gráficos que resultan hipnóticos, la física de los objetos es increíble y la escala del juego es tan grande que cuesta no quedar sorprendido con la magnitud de esta nueva versión de Hyrule.
The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom
Apenas he jugado una hora y sin embargo tengo ya tantas anécdotas que contar que tiemblo solo de pensar en lo que aún está por venir; en todos los secretos que estoy seguro Nintendo ha guardado como un tesoro para que este ansiado regreso a Hyrule sea tan sorprendente y especial como lo fue Breath of the Wild.
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