En medio de un debate en el que gran parte de la educación se plantea hasta qué punto introducir las pantallas en las aulas ha sido lo correcto, la expansión de ChatGPT entre los alumnos ha creado un problema adicional. Mientras un sector de profesores opta por la prohibición e ignorar los cambios que trae bajo el brazo, hay un pequeño reducto que ha preferido seguir otro camino.
El mejor ejemplo de esa vía alternativa lo encontramos en Pedro Orgeira, profesor de la Escuela de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio, que asegura que "el potencial riesgo a la hora de entregar la memoria de una práctica, un TFG o un TFM ya no es el plagio". En declaraciones para El Periódico, certifica que "se han llegado a detectar casos de send out and forget" entre los alumnos.
La docencia tiene que evolucionar
Para Orgeira, ese es el principal problema al que se enfrenta la educación ante el auge de la IA, la posibilidad de cruzarse con estudiantes que simplemente acuden a ChatGPT marcando un prompt con el enunciado del trabajo y, tras recibir la respuesta, simplemente la envían al profesor sin ni siquiera haberse parado a comprobar qué es lo que está entregando. El riesgo, tal y como destaca, no es la trampa en la que pueden caer sus tutores, sino el hecho de que no está aprendiendo nada en el proceso.
Comenta que la clave detrás de este auge de la IA está en que "es una herramienta que está ahí para quedarse", así que omitirla o incluso prohibirla no solucionará el problema. Su opinión es que sólo a través de cursos donde se enseñe a utilizar herramientas como ChatGPT desde una perspectiva que remarque su lado positivo, pero también los riesgos éticos y educativos que plantea, la educación conseguirá avanzar a la par que la tecnología.
Comenta que él ha eliminado en sus materias la entrega de trabajos o memorias "porque llega un momento en el que no sé quién ha tenido la idea, resuelto un problema o escrito una memoria. La docencia tiene que evolucionar y aprovechar la herramienta", y que evitar su uso es "como si a finales de los 90 nos hubieran sacado Google".
Con cursos en los que una buena parte de estudiantes se han quedado fuera por falta de plazas, ahora se plantean otras convocatorias que empujen a más alumnos a sumarse a ese cambio de mentalidad. Bajo su tutoría, el curso invita a crear un trabajo final de grado ficticio en el que, valiéndose de la IA generativa, los estudiantes aprendan a utilizarla de forma constructiva y ética mientras, a lo largo de las semanas o meses en los que se enfrenten al trabajo real el día de mañana, no pierdan "una enorme oportunidad de aprender sobre una temática" sobre la que están trabajando.
Imagen | Andrea Piacquadio
En 3DJuegos | Perdió su trabajo, le quitaron su portátil y, seis meses después, han vuelto a escribirle para pedirle la contraseña
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