Se llama Patrick Synge y es el CEO de una empresa afincada en Barcelona dedicada a facilitar trabajadores en remoto y gestionar procesos de outsourcing. Además de su relación con el teletrabajo y de contar con todos sus trabajadores trabajando desde casa, asegura estar encaminando la empresa hacia la jornada laboral hacia la semana de cuatro días. Pero pese a toda esa predisposición la línea la ha marcado en el multitrabajo en dos sitios a la vez, y ya se ha cobrado un despido por ello.
En recientes declaraciones explica que hace unos meses, uno de los trabajadores empezó a reducir su productividad, retrasándose en sus entregas, cometiendo más fallos de los habituales, y además la empresa recibió varias quejas de clientes sobre su rendimiento. Cuando también empezó a evitar ciertos horarios y encargos, el problema parecía evidente.
Pillado por una app de monitorización de trabajo remoto
Siempre bajo la versión de Patrick Synge, el CEO explicaba a Business Insider que, pese a sus sospechas y una más que notable reducción de su productividad, no pudo confirmar que ese trabajador estaba teletrabajando en dos sitios a la vez hasta que no puso en marcha el experimento de la semana de cuatro días y las claves para llevarlo a cabo de forma eficiente.
Asegura que, siempre con la intención de gestionar mejor los tiempos y la productividad de sus empleados, hizo obligatoria la instalación de un sistema de rastreo de actividad en sus equipos que, en el caso del citado trabajador, destapó por completo el pastel.
Además de mostrarse en las estadísticas de uso que entraba constantemente en los sistemas de una página norteamericana, las capturas que permite realizar el programa en cuestión para ver qué está haciendo cada empleado en ese momento, mostraban la plataforma de esa otra empresa que coincidía con la de las estadísticas. Definitivamente quedaba claro que estaba trabajando en esa compañía en un horario en el que, presumiblemente, debía cumplir con la jornada laboral que mantenía por contrato con Synge.
Aunque el CEO reconoce que no le importa lo que piense la gente de cómo ha enfocado lo que él ve un problema, y la forma en la que ha alcanzado el punto en el que logró las pruebas suficientes para despedirlo, asegura que le es indiferente lo que sus trabajadores hagan en su tiempo libre, o los proyectos a los que se sumen fuera de su horario laboral.
Sin embargo, todo lo que no se reduzca a eso y salpique a su horario laboral, convirtiéndose en un conflicto no sólo con su rendimiento, sino también con la carga de trabajo que inevitablemente termina salpicando al resto de sus compañeros, cree que es tan castigable como reprochable. Además de considerar que es difícil ser igual de productivo cuando tu cabeza está en varios sitios a la vez, también cree que es moralmente incorrecto.
Imagen | Meagainagain en Midjourney
Ver 0 comentarios