Los amantes de los juegos de conducción están de enhorabuena. Por fin tenemos entre manos el último y más esperado simulador capaz de hacer tambalear al mismísimo Gran Turismo. Forza Motorsport 2 arranca motores. ¿Una vueltecita?
Los poseedores de la primera Xbox recordarán con pasión un juego que salió por el 2005 llamado Forza Motorsport, que poseía todas las cualidades para convertirse en un clásico desde el mismo día de su salida. En esta ocasión nos encontramos con todo eso que ofrecía su primera parte, y mucho más. Para ello lo primero que se han propuesto sus creadores es hacer un juego para todos los públicos, una vertiente que viene incorporándose últimamente en todos los juegos de simulación. Parece ser que las desarrolladoras apuestan por crear el mejor y más realista simulador de carreras, para cubrir las exigencias del más purista, pero al mismo tiempo incorporan modos de juego más accesibles para que, en caso de que la simulación no sea lo tuyo, disfrutar igualmente del título.
Para todos los públicos
En este caso ha sido así también. El juego incorpora varios modos de juego, que van desde el más realista, al menos simulador. En el modo realista el comportamiento de nuestro coche será muy cercano a la realidad, y hasta los desperfectos físicos que sufriremos nos obligarán a conducir con mucha precaución. Por otra parte, los modos menos realistas nos permitirán realizar carreras con un planteamiento más arcade, siendo permisivos con los daños y dando como fruto una conducción más fácil tanto a la hora de tomar las curvas como practicar todo tipo de maniobras.
Más de 300 coches de distintas clases
Podemos decir sin temor a equivocarnos que Turn 10 Studios ha hecho bien los deberes. La estrella de Forza Motorsport 2 son los propios coches. Disponemos de más de 300 vehículos de unas 50 casas para elegir, y cada uno se siente y se conduce de forma única. Como es lógico no tendremos acceso a todos nada más comenzar, pero gran parte de la diversión de este tipo de juegos consiste en pelear por alcanzar los primeros puestos y superar torneos y pruebas, con el objetivo de desbloquear nuevos coches y ganar dinero para mejorarlos y tunearlos.
Básicamente los coches están divididos en varias clases dependiendo de su rendimiento. Empezaremos desde la clase baja (la D), e iremos subiendo por la C, B y A. Por encima de la clase A está la clase S, seguida de 4 tipos de clases de coches de carrera (R4, R3, R2, R1), y por encima de éstas incluso encontraremos la poderosa clase U, cuyos coches serán extremadamente difíciles de desbloquear.
Estas letras tienen a su vez una numeración asociada que llega hasta el numero 999. Por ejemplo, elige un coche D267, tunéalo un poco, añádele turbo y otras mejoras aerodinámicas o del tipo que quieras y será, por ejemplo, clasificado como B420.
Mejorar tus coches será tan necesario como divertido, ya que de esta forma podremos sacar el mayor partido a cada vehículo, haciendo pruebas para ver los resultados en carrera y rectificando si vemos que la mejora que hemos implementado nos ha salido por la culata. Esto es importante recalcarlo: en FM2 no todo se basa en comprar la pieza más cara de cada tipo y ponérsela sin más. Cambiar un sistema de frenos por otro, o mezclar unas ruedas junto con cierto sistema de suspensión, puede hacer que nuestro coche no esté equilibrado, y por tanto no rinda ni sea manejable como debiera.
Tuneando que es gerundio
Retomando el asunto, es totalmente posible coger un Lancia Delta de clase D, hacer los “apaños” pertinentes, y convertirlo en un clase S que se codee con Ferraris y Porches. De todas formas esto puede resultar utópico e incluso una tarea titánica. Un Lancia Delta, después de todo, es un Lancia Delta. Lo suyo en este caso sería escoger mejor un coche de clase B o A para convertirlo en un clase S, en lugar de escoger un clase D, ya que nos costará bastante menos mejorarlo. Lo bueno de esto es que, al contrario que en muchos juegos de conducción, puedes mantener tu primer coche durante todo el juego, a pesar de que vayas desbloqueando muchos infinitamente mejores.
Una vez que ya has conseguido todas las mejoras que deseas sobre uno de tus vehículos, disponemos de más profundidad adicional a través del tuning. El tuning incluye opciones tales como ajustar la presión de los neumáticos, motor, ruedas y llantas, pasando por decorar el chasis a nuestro gusto y hasta mejoras de alta tecnología con las que cualquier mecánico soñaría.
En este apartado hay que resaltar que, una vez más, en Forza 2 se nos pretende enseñar sin dar por hecho que somos expertos en nada. Cada opción de tuning disponible está claramente explicada con una descripción, de forma que sepamos exactamente lo que estamos haciendo, pudiendo además ver el resultado teórico de dicha mejora mediante unas barras de rendimiento situadas a la derecha. Debéis saber que, en ciertos circuitos, nos beneficiaremos de las diferentes configuraciones tuning, aunque no será necesario que toquemos nada de esto si no queremos, simplemente está ahí y aporta un nivel más de profundidad.
Obsesión por la física
Una vez en carrera, disponemos de doce entornos con 47 configuraciones y podremos contemplar la maravillosa física implementada en el juego. Turn 10 no bromeaba cuando comentaron su obsesión con la física. Y es que el juego realiza cientos de cálculos y toma medidas cada segundo. Esto se puede ver rápidamente abriendo el panel de telemetría y contemplar todas las variables que entran en juego.
Como decíamos al principio, el mejor aspecto de Forza 2 es lo accesible que el juego resultará a los principiantes en este tipo de juegos, y al mismo tiempo lo complejo y profundo que parecerá a los expertos. Incluso si no eres un conductor muy ducho, el juego te ofrece una variedad de asistencias increíble para enseñarte a conducir como es debido, desde la popular línea que te indica por donde debes ir y donde y cuando frenar o acelerar - muy mejorada con respecto a otros juegos, por cierto-, hasta llegar a activar el control de estabilidad, antibloqueo de frenos y tracción para ayudarnos en carrera. Todo esto con el objetivo de conseguir que los anti-simuladores le den una oportunidad y se introduzcan lentamente en este tipo de juegos.
Aquellos que disfrutan estampando el coche contra los muros a 200 km/h también están de enhorabuena. Si bien el motor de colisiones queda bastante por detrás del presente en Colin McRae Dirt, cuya demo hemos podido probar todos hace bien poco, contaremos con un sistema de daños que no defraudará a nadie. Si tomas una curva más rápida de lo que deberías, derraparás y colisionarás contra el muro de cemento, mientras escuchamos un chasquido de metal correspondiente a una parte de nuestro vehículo que se acaba de desprender. Dependiendo del nivel de daños que hayas seleccionado (cosméticos, realistas o simulación), estas colisiones o encontronazos pueden conducirnos al final de la carrera. De nuevo, la decisión está en nuestras manos para controlar el daño que recibiremos y cómo afectará a nuestra conducción. Un coche altamente dañado que se va de izquierda a derecha y expulsa humo desde el motor confirma que estamos en las últimas, y no volveremos a alcanzar la quinta marcha nunca más en esa carrera.
El modo Carrera
Sin duda el modo carrera es el modo más intenso de todos los presentes para un jugador. Empiezas escogiendo una de las tres regiones,Asia, Norte América o Europa, y dependiendo de la zona que escojamos podremos elegir unos u otros coches.
Empezaremos compitiendo en carreras de pruebas. Gana unas cuantas carreras, embólsate algo de dinero y podrás empezar a meter mejoras a tu coche o adquirir otros. Lo que conducirá nuestros éxitos en este modo será nuestro “nivel de piloto”. Cada carrera que ganes te proporcionará créditos. A medida que vayas ganando más y más créditos aumentará tu nivel como conductor. Puedes incluso obtener coches como recompensa al alcanzar ciertos niveles, así como desbloquear carreras.
Existe un sentido constante de recompensa durante toda la partida a medida que avanzamos como pilotos. La variedad es otro de los grandes factores aquí. Las series de carreras están divididas en eventos que incluyen varias carreras a su vez con ciertas características. Un ejemplo de esto serían las batallas de clases, donde coches de distintas clases se enfrentan en todo tipo de carreras y campeonatos.
Sobra decir que el modo carrera os mantendrá ocupados durante mucho, mucho tiempo, especialmente a aquellos que aspiren alcanzar el nivel 50 y poseer todos los coches. Además las posibilidades online para competir con tus amigos son espléndidas
En cuanto a la IA, hay que decir que, realmente se conocen los trayectos, de forma que intentarán apurar todo lo que puedan y nos harán sentir como si de verdad estuviésemos compitiendo contra otros jugadores en lugar de contra un script que sigue de forma absurda una línea por todo el circuito (como en PGR3).
Coches de lujo
En cuanto al apartado gráfico, el nivel de detalle que Turn 10 ha aplicado a cada vehículo es increíble. Cada coche ha sido meticulosamente recreado, desde sus luces de freno hasta el más mínimo detalle que os imaginéis. A medida que recorres los circuitos verás como el polvo se acumula sobre los coches.
Las luces y la iluminación dinámica son soberbias, así comos los reflejos que se proyectan sobre todos los vehículos. Y lo mejor de todo esto, es que el juego corre a unos constantes 60 fotogramas por segundo y jamás se ralentiza. Bien es cierto que el apartado gráfico no es 100% fotorealista, y no resulta brillante en todos los aspectos, quedando algo parcos de detalles y definición los circuitos, algunos de ellos pidiendo a gritos algo más de antialiasing para prevenir ciertos dientes de sierra. También es cierto que pecan de estar algo “vacíos” y que no son tan rompedores como se esperaba, pero esta sensación se mitiga gracias a la excelente sensación de velocidad, la variedad de coches, el sistema de iluminación, la física, los desperfectos y un público totalmente en 3D, además del perfecto sonido con que cuenta el juego.
Forza Motorsport 2 es la vuelta de un clásico, un fantástico juego de conducción y simulación que hace sombra al mismísimo Gran Turismo. Su larga vida, el enorme catálogo de vehículos disponibles e infinitas opciones de personalización, la física implementada, control y su constante fluidez, superan con creces un apartado técnico no tan rompedor como se esperaba, que lo convierten en un “Must-Have” para cualquier amante de la conducción.
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