Rez vuelve por tercera vez al medio, como si cada salto tecnológico lo llamase de vuelta. Tras el original y su versión HD, ahora es la realidad virtual la que aprovecha este shooter rítmico de culto tan original como desconocido para muchos jugadores. Y sin lugar a dudas, la VR es el mejor campo de juego.
Nunca jugué al Rez original original en Dreamcast o PlayStation 2, pero sí lo hice a su versión HD de Xbox 360, y aunque entendí su concepto rítmico, nunca me supuso un impacto tan grande como para aquellos jugadores que llegaron los primeros en 2001, en una época donde el título era innovador y capaz de sorprender con su propuesta. Pero ahora en PlayStation VR, es prácticamente como tener la oportunidad de comprender esa sensación casi sinestésica de aquellos primeros jugadores. Porque jugar a Rez Infinite en realidad virtual es una de las mejores experiencias que puedes tener con estas gafas puestas, casi como si hubiera sido concebido para ella y se hubiera adelantado en el tiempo 15 años.
La capacidad de trasladarte a estos entornos cibernéticos y vectoriales tiene tal impacto que es difícil no quedar impresionado. Ponte ahora los cascos, empieza a fijar objetivos y disparar y la experiencia rítmica te transporta, directamente, a otro mundo a través de sus cinco áreas de juego. Áreas que, en su modo principal, no suponen un reto mayúsculo ni ofrece una duración considerable, pero que se palia mejor con sus otros modos de juego que lo llegan a convertir en un juego más profundo de lo que parece a simple vista.
Y hay algo en su mecánica que parece no pasar de moda y que da una vuelta de tuerca a los shoot'em ups de los cuales se inspira, como aquel After Burner y Space Harrier de antaño, en los que ahora el sonido es el auténtico protagonista. Porque no se trata sólo de disparar, sino de aprender a hacerlo de forma acorde al sentido musical: realizar ráfagas cortas puede llegar a ser más efectivo, pero es al fijar a varios objetivos a la vez y soltar el disparo cuando Rez te premia con las más altas puntuaciones y la mayor satisfacción. Claro que sostener tanto el punto de mira ocasiona un mayor peligro. Para acercarse más a la experiencia VR, al propio esquema de control con stick se le suma la posibilidad de apuntar con la propia mirada, aportando algo más de precisión al conjunto. Los dos sistemas de control son factibles, pero lo ideal es mezclar los dos para conseguir la mejor experiencia.
Mundos de Neón
Además, Rez Infinite aprovecha ciertas mecánicas exclusivas de la realidad virtual. Al no haber bordes en la pantalla, algunos enemigos se colarán por las esquinas, te exigirán buscarlos en los bordes de tu visión periférica sin dejar de prestar atención a lo que está sucediendo en otros ángulos, dotándolo de una capa extra de profundidad imposible de conseguir en la experiencia original. ¿Marea todo este movimiento en entornos vectoriales tan extraños y llenos de color? En absoluto. Sólo algunas secuencias automáticas durante el repaso de las estadísticas o al hacer un giro brusco de cámara pueden llegar a hacerte sentir incómodo en la boca del estómago, pero el 99% de las veces, Rez Infinite se comporta perfectamente en el entorno virtual.
Para acompasar la corta aventura, tenemos varios modos de juego nuevos, entre los que destaca un nuevo tipo de AreaX. Aquí las reglas del Rez tradicional se rompen para dar algo más de movilidad al personaje y poder atravesar el espacio mientras seguimos enfrentándonos a enemigos al ritmo de su música electrónica con una capacidad de variar sus beats casi infinita. Los modos beyond que se desbloquean tras completar el modo principal también crean nuevas reglas, como convertir el juego en un boss rush, para sacar más partido a toda la experiencia.
Jugar a Rez Infinite en realidad virtual es una de las mejores experiencias que puedes tener con estas gafas puestas
Sin embargo, a pesar de ser uno de los títulos más recomendables de cara al lanzamiento (y probablemente de los más recomendables de todos los dispositivos VR), Rez Infinite no es un juego para todo el mundo y su precio algo elevado lo aleja de la celebración que podía haber supuesto el lanzamiento de esta versión en su hábitat natural. Es una experiencia rítmica, que en su modo principal, de hecho, no proporciona un reto tan desafiante como lo podían ser los shoot 'em ups de antaño, precisamente porque Rez busca más la creación musical por encima de los reflejos a los mandos. Es más bien un juego para disfrutar de forma relajada, mientras te dejas llevar por los sentidos, pero su rareza que ya lo hizo pasar desapercibido en su lanzamiento y posterior versión HD se mantiene intacta. Si sabes apreciar su propuesta, eso sí, tienes un juego con una capacidad casi onírica de transmitir emociones.
Puede que sea la tercera vez que Rez llega a nuestras consolas, pero esta vez es la más justificada de todas, pues la realidad virtual es prácticamente el estado natural de la obra. Además, Infinite aporta novedades interesantes que, junto a lo que supone jugar en VR lo catapulta como uno de los títulos más recomendables de su catálogo inicial.
- La mezcla de música y experiencia VR es de las mejores del catálogo inicial
- Sus nuevos modos de juego añaden nuevas capas a la experiencia original
- Corta duración de la campaña principal
- Teniendo en cuenta sus novedades, el precio podría haber sido menor
