Análisis de Chuchel. Desbordante creatividad

Análisis de Chuchel. Desbordante creatividad
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Con una imaginación desbordante, gran sentido del humor y mucho ingenio, los autores de Machinarium y Botanicula vuelven a sorprender con una preciosa aventura gráfica point & click que destaca, ¡y de qué manera!, por su bello apartado artístico. El equipo de Amanita Design no falla, y como te contamos en el análisis de Chuchel, enamora con otro videojuego con un encanto especial.

Se acerca el día, el momento de volver a disfrutar de un nuevo videojuego de Amanita Design... ¡y no lo puedo evitar! Salto de alegría; voy de aquí para allá con una gran sonrisa en la cara ansioso por perderme, una vez más, en otro de los locos y bellos mundos de fantasía a los que ya nos tiene acostumbrados el equipo tras Botanicula y Machinarium. Y a pesar de ello, aun con las expectativas bien altas, este estudio checo consigue sorprenderme una y otra vez como el primer día; enamorarme con la tierna inocencia que define a todas y cada una de sus obras, que son puro arte, hasta el punto de hacerme sentir como un niño. Chuchel no es una excepción. Con gran sentido del humor y mucho, mucho encanto, esta nueva aventura gráfica point and click es pura alegría; un derroche de imaginación con el que es imposible no pasarlo bien.

¿La excusa? Una deliciosamente absurda. Al protagonista de esta aventura, una sin par bola peluda de nombre Chuchel, se le ha antojado comer una suculenta cereza... ¡que no hay manera de atrapar! Que cuando está en sus manos alguien se la arrebata de forma brusca, o se le cae debido a su extremada torpeza, o desaparece por arte de magia creando alocadas situaciones de juego con las que es difícil no soltar una sonora carcajada. ¿Recordáis la ardilla Scrat en las películas de Ice Age? Pues algo así pero en un mundo más disparatado. Uno plagado de extrañas criaturas con las que tendremos que interactuar, por las buenas o las malas, con tal de recuperar este preciado tesoro y, de una vez por todas, saciar el apetito del héroe de la acción. No se lo van a poner nada fácil pero, en verdad os digo, y esto realmente me hace sentir mala persona, cuanto peor lo pasa nuestro gruñón protagonista... ¡más me río!; más disfruto con sus desventuras en un título que, sí, es algo simple a nivel jugable, pero sin embargo resulta emocionante y satisfactorio en su acción.


Corre que te pillo

Echando la vista atrás, en el análisis de Samorost 3 ensalcé la capacidad que tenía esta aventura gráfica de fomentar la curiosidad. “Te convierte, aunque sea por unos instantes, en ese niño curioso que soñaba con viajar al espacio”, dije en su momento sobre este notable videojuego de Amanita Design. Y justo eso mismo consigue Chuchel, aunque de un modo distinto. Aquí la historia es lo de menos; no hay intriga ni suspense, tan solo una bola de pelos corriendo tras una cereza. ¿Dónde está la gracia? En el modo que interactúas con los escenarios y personajes; en la forma en la que este loco mundo responde a tus actos. Es divertidísimo, porque además nunca sabes con qué nueva gracia te van a salir, con qué absurdo disparate tendrá que lidiar nuestro protagonista, y esa capacidad de sorpresa no decae en ningún momento.

Desbordante creatividad


Chuchel es divertidisimo, nunca sabes con que nueva gracia ten van a salir, con qué absurdo disparate tendrá que lidiar nuestro protagonista

Cierto es que el videojuego es bastante corto; en cuestión de dos horas puedes completar una aventura que tampoco resulta especialmente difícil ni compleja en el diseño de sus rompecabezas. Y es una lástima. Aunque Chuchel presenta algún que otro puzle de gran calidad, de los que sorprenden con su ingenio, en general la mayoría de los desafíos que plantea lo nuevo de Amanita Design consisten en mirar, tocar y seguir adelante. Poco más. Y sí, suena fatal, pero como ocurre con el resto de juegos del estudio checo, sorprendentemente al final es lo de menos. ¿Qué basta un simple clic para resolver un puzle? Sí, ¡pero vaya clic! Porque irradias felicidad cada vez que visitas un nuevo escenario imaginando qué locas aventuras te esperan; especulando sobre qué barrabasadas hará el protagonista, y cuando lo ves en acción... simplemente sonríes. Te sientes de nuevo un niño. Pocos juegos consiguen algo así.

El apartado artístico es una maravilla. Anima como pocos a seguir e interactuar con los variados personajes que pueblan su colorido mundo.
El apartado artístico es una maravilla. Anima como pocos a seguir e interactuar con los variados personajes que pueblan su colorido mundo.


La aventura cuenta además con algún que otro momento de acción que le sienta francamente bien, dándote el control directo sobre Chuchel en una serie de minijuegos que en algunos casos homenajean, de forma divertida, a grandes clásicos de la industria como Pac-Man, Tetris o Space Invaders. Superar estos retos es pan comido, ¡no cuesta nada!, pero son ideales para dotar de una mayor variedad un videojuego que, como decía, rara vez deja de sorprender. Obviamente me hubiese gustado toparme con rompecabezas más elaborados, pues hay unos cuantos que son simplemente geniales, pero la experiencia general no podía ser más positivo. ¿Los gráficos? Poco puedo decir, las imágenes hablan por sí solas.

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Chuchel incluye algunos retos especiales que nos dan control directo sobre el protagonista. ¿Os suena? Es uno de tantos homenajes a videojuegos clásicos.
Chuchel incluye algunos retos especiales que nos dan control directo sobre el protagonista. ¿Os suena? Es uno de tantos homenajes a videojuegos clásicos.


Fieles a su estilo, Amanita Design ha dado vida a un videojuego increíblemente bonito, original, ¡único!, que no solo entra por los ojos, pues también en lo musical es puro deleite. Su animada banda sonora a cargo de la banda DVA es pegadiza, de verdad te alegra el día, y además casa perfectamente con la loca acción que se muestra en pantalla. Los gruñidos de Chuchel te harán reír de forma constante, como también alucinarás con los extraños galimatías con los que se relacionan los variopintos personajes que pululan por este colorido mundo de fantasía. Todo es tan bonito, tan extrañamente bello, que ansías tocar y observar, clicar y dejarte llevar en una aventura que por su forma de contar la historia, con una sucesión de breves cortos animados, recuerda a las series de animación de Hanna Barbera. De verdad había momentos en los que sentía estar rememorando alguno de los míticos episodios de Tom & Jerry o el Correcaminos, siendo el pobre Chuchel el coyote que una y otra vez acaba mal parado.

Por eso me gusta tanto esta aventura. Es breve y simple, sí, pero también posee un encanto especial que te hace disfrutar enormemente de cada minuto de acción. Reirás, mucho, y al final también te emocionarás con otro bonito videojuego de puzles que, de verdad, es arte en movimiento.

Muy Bueno

Sin sello
Desbordante creatividad

Chuchel

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

El equipo de Amanita Design no falla. La nueva aventura gráfica de los creadores de Machinarium y Botanicula es otro de esos videojuegos con encanto especial que merece mucho la pena probar. Su gran sentido del humor, el ingenioso diseño de algunos de sus rompecabezas y, claro, su bello apartado artístico convierten a Chuchel en una obra digna de alabanzas por su capacidad para hacerte sentir como un niño.

  • Una aventura con mucho sentido del humor. Es difícil no pasarlo bien
  • Increíble apartado artístico. Chuchel invita a interactuar con todo lo que ves en pantalla
  • Algunos puzles son bastante ingeniosos...
  • ... pero la mayoría no destacan por ser muy complejos
  • La aventura se acaba en un suspiro
Jugadores: 1
Idioma: Textos en español
Duración: 2-3 horas
Ver requisitos del sistema
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