Análisis de Wolfenstein: Youngblood, hermanas de sangre con la misión de acabar con los nazis

Análisis de Wolfenstein: Youngblood, hermanas de sangre con la misión de acabar con los nazis
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El tiempo pasa por todos, incluso si se trata de B.J. Blazkowicz. Pero no hay problema, ya que sus hijas gemelas están listas para recoger el testigo y seguir acribillando nazis. Eso sí, no es lo único que cambia. Como verás en el análisis de Wolfenstein Youngblood, la saga ha variado mucho su rumbo en esta ocasión.

Es posible que hayamos construido una industria del videojuego que no permita la experimentación. Cuando cada entrega tiene que ofrecer unos resultados óptimos con el fin de mantener en buena salud a la franquicia, no hay tiempo para cambios ni innovaciones, por muy geniales y creativas que suenen en el papel. Esto da lugar a una compleja dicotomía, en la que demandamos originalidad, pero también cierto continuismo en nuestra saga favorita. Y creo que algunas compañías han encontrado el pretexto adecuado experimentando con estas, llamémosles, expansiones. Uncharted lo hizo con El Legado Perdido, coqueteando levemente con el mundo abierto y objetivos no lineales. La propia Bethesda cambió radicalmente la propuesta de Mooncrash convirtiendo a Prey en un roguelike. Ahora, con Wolfenstein Youngblood, MachineGames se asoma al difícil mundo del looter shooter, pero, como veremos, más por su estructura que por su progresión y looteo.

Ahora entiendo las palabras de Jerk Gustaffson cuando expresaba sus temores de que algunas de las mecánicas de Youngblood pueden no convencer a los jugadores. Progresar en este juego es una experiencia cuanto menos curiosa. Acostumbrado a enfrentarme a esta saga por lo que es, un Wolfenstein, un juego lineal; nada más llegar a las catacumbas de París me encontré con una experiencia completamente distinta. Tuve que cambiar de planteamiento y dejar de afrontarlo todo como el alocado shooter que había jugado hasta ahora, porque las cosas no estaban funcionando. Cuando empecé a entender que la primera misión lineal daba lugar a una especie de «hub» de objetivos y localizaciones a las que volver para cumplir encargos, subiendo de nivel, mejorando las armas y adentrándome en «raids», comprendí que me encontraba más ante una experiencia tipo Destiny con el control de un Wolfenstein. De la misma manera que Apex Legends tiene el núcleo de Titanfall, pero no es un Titanfall, sino un Battle Royale, Youngblood quiere independizarse de la saga troncal, como un adolescente rebelándose contra sus padres.


Cuando entendí su estructura, al menos, pude organizar mejor mis partidas y no ir a una muerte segura en zonas prohibitivas para mi nivel. Wolfenstein Youngblood no te lo pone fácil, y es que el diseño de sus mapas y su forma de guiarte por los objetivos del juego es verdaderamente difícil de entender en un principio. Como si quisiera ocultar su verdadera identidad, su diario no divide las misiones en principales y secundarias. Me costó un poco entender que las tres raids que proponía no eran incursiones clásicas, sino el camino principal de la historia, mientras que lo puntos de navegación por el mapeado no ayudan en absoluto a la hora de explorar los distintos niveles del juego.

Los enemigos ahora tienen niveles, igual que nosotros. Algunos con armaduras especiales que romper.
Los enemigos ahora tienen niveles, igual que nosotros. Algunos con armaduras especiales que romper.


Sé que sobre el papel debe ser difícil de comprender (y explicar) esta estructura. Igual de difícil resulta en el propio videojuego. Digamos que Wolfenstein tiene 6 niveles principales. Las anteriores entregas los habrían ordenado de uno en uno. Aquí, sin embargo, del primero de todos se nos abren caminos a los cuatro siguientes. Una vez que hayamos completado los objetivos principales podremos acceder al final. Por el camino, podemos hacer actividades secundarias o repetir fases con mayor nivel de dificultad.

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Wolfenstein Youngblood, laboratorio de ideas

Aquí es donde viene la dicotomía de la que hablaba al principio. Al virar de género, Youngblood no termina siendo ni un buen Wolfenstein, ni un gran shooter con progresión y niveles con profundidad. Si vienes buscando la nueva aventura de la familia Blazkowicz, lo que verás aquí puede decepcionarte, ya que la historia de Youngblood es cuanto menos anecdótica. Apenas con la introducción y dos secuencias cinemáticas en la parte final se cuenta la totalidad del argumento del juego que no ahonda en absoluto en la rama narrativa principal de sus dos entregas anteriores. Sí, conocemos a las hijas gemelas de B.J. y se las intenta dotar de personalidad, pero todas las oportunidades para conversar con los miembros de la base o la ingente cantidad de secuencias cinemáticas de los otros juegos, sencillamente, no están. Ni siquiera lo que se cuenta pretende ser relevante, ya que, como experimento que es, no será jugado por todos los aficionados.

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Las gemelas Blazkowicz destacan en la acción cooperativa, pero nos habría gustado una mayor carga narrativa.
Las gemelas Blazkowicz destacan en la acción cooperativa, pero nos habría gustado una mayor carga narrativa.


Si te llama la atención porque eres aficionado a juegos tipo Destiny, Borderlands o The Division, tampoco encontrarás aquí algo que realmente te fascine, ya que Youngblood es apenas un universo en miniatura que no posee tantas opciones de progresión, complejidad o cantidad de misiones de los anteriores juegos mencionados. Se encuentra en un punto intermedio. Una propuesta reducida en escala que quiere aprovechar el buen gunplay de la serie para hacer algo diferente. Por ello, vemos que las gemelas Blazkowicz son capaces de subir de nivel, conseguir habilidades nuevas y gastar unas monedas en desbloquear mejoras de las armas. A medida que vayamos avanzando, a las clásicas ametralladoras y escopeta se le irán sumando las más contundentes, como el Laserkraftwerk o el Dieselkraftwerk. Conseguir habilidades nuevas y estas armas mejores nos abrirá caminos bloqueados, casi como si de un metroidvania se tratara.

Al no seguir la estructura de un shooter convencional, Youngblood ha cambiado la forma de acabar con todo nazi que se nos ponga en el camino. Habrá zonas a las que no podremos acceder por no tener el nivel adecuado, pero a su vez, existe autonivelado, por lo que todas las localizaciones buscan ofrecer un reto al jugador. Más importante aún es entender a los enemigos, y es que muchos de ellos tendrán no sólamente vida, sino armadura. Hay dos tipos, para dos clases de munición y tendremos que usar el arma correcta o lo pasaremos mal. Una forma de hacer variar al jugador de arma, aunque en cierto momento puede llegar a ser un verdadero incordio, dependiendo de la munición que tengas, de si juegas solo o acompañado y, sobre todo, por lo mucho que tarda la animación a la hora de cambiar de arma.

Los escenarios más abiertos han ganado en diseño y estilo. Se nota la mano de Arkane ayudando a Machine Games en este aspecto.
Los escenarios más abiertos han ganado en diseño y estilo. Se nota la mano de Arkane ayudando a Machine Games en este aspecto.


No sigue la estructura de un shooter convencional

Incluso aceptando que este Wolfenstein Youngblood busca una progresión menos lineal, que abraza la repetición de niveles y zonas en las que subir de nivel a tu gemela, creo que no logra cumplir con la verdadera esencia que engancha en estos juegos. Principalmente porque hay pocas razones por las que querer progresar, más incluso con el endgame y terminada la campaña principal. Una vez encuentras todas las armas, estas no se verán sustituidas por otras de mayor nivel, ni podrás mejorarlas sin límites. Cada objeto que encuentras, incluso en las habitaciones más cerradas e inaccesibles, es consumible. Lo que engancha de estos juegos es que siempre hay un arma más potente, una armadura mejor o una habilidad única que conseguir para acceder a las fases más duras, pero aquí, al no haber nuevo equipo y autonivelado, falta un pretexto por el que seguir jugando, más allá que liberar un poco de adrenalina repitiendo misiones.

Análisis de Wolfenstein: Youngblood, hermanas de sangre con la misión de acabar con los nazis


Hermanas de sangre

Ahora bien, creo que hay una enorme diferencia en jugar a este Youngblood solo o en cooperativo. Si atraviesas esta campaña acompañado de la inteligencia artificial, todas las intenciones estratégicas que busca MachineGames se pierden en parte por el camino. La forma de lidiar con las armaduras de los enemigos es más interesante cuando puedes coordinarte con un amigo y que cada uno se ocupe de un determinado tipo de blindaje, mientras que con la IA no hay forma de saber qué está haciendo tu compañera. Esto es más flagrante en las partes avanzadas del juego, donde es importantísimo usar a un jugador de cebo ante un enemigo duro para que el otro sea capaz de encontrar su espalda y golpear en el punto débil.

La estructura del juego es no lineal, por lo que no hay un orden para cumplir las misiones. Al principio puede ser algo confuso.
La estructura del juego es no lineal, por lo que no hay un orden para cumplir las misiones. Al principio puede ser algo confuso.


Jugando con un amigo, el nivelado de los enemigos es difícil de comprender. Se mantienen los niveles de aquél que hace de host en la partida, pero las estadísticas de tu compañero, sean altas o bajas, se acoplan a la misma. Aun así, he notado que el daño enemigo e incluso la cantidad de oponentes es más desafiante cuando juegas en cooperativo que en solitario, creando en el camino una dinámica más interesante que te impide avanzar tan rápido como lo harías… bueno, en los otros Wolfenstein.

Quizá lo más importante de esta dinámica cooperativa es el uso de vidas limitadas. Hasta un máximo de tres compartidas son las que podemos obtener a la vez. Si una de las dos gemelas cae, siempre puede ser rescatada por la otra sin necesidad de gastar este preciado recurso, pero si las dos caen o decides revivir por tus propios medios, perderás una. Esta mecánica puede ser completamente irrelevante cuando estás en misiones genéricas, sin embargo, dentro de una raid significa repetirla desde el principio, sin checkpoints que valgan. Y cuando en ocasiones sucede esto por que la IA se traba en ayudarte o entrando en una zona peligrosa, puede ser muy castigador. He llegado a tener que repetir alguna raid desde el principio estando ante el jefe final por haber gastado todas estas vidas. Así que mucho cuidado con tu contador.

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Wolfenstein Youngblood es, por tanto, un experimento.

En definitiva, cuesta explicar y cuesta entender Wolfenstein Youngblood. Los aficionados a esta franquicia se sentirán divididos, entre los que han disfrutado el experimento y los que hubieran preferido algo más parecido a lo que el primer juego hizo con The Old Blood o con los DLCs de The New Colossus. Su diseño visual también da una de cal y otra de arena. Hemos visto escenarios abiertos que no tengo ninguna duda que han sido diseñados desde el papel al modelo tridimensional por Arkane Studios, porque se nota la mano de los creadores de Dishonored, mientras que otras salas (por ejemplo las alcantarillas y bases subterráneas) se pierden en la repetición excesiva de las superficies y materiales. El juego en PC (requisitos de sistema), eso sí, sigue siendo una experiencia tan fluida y conseguida como nos tiene acostumbrados el motor id Tech 6, mientras que las leves melodías que escuchamos en nuestro paso por París están inspiradas en los incipientes instrumentos electrónicos de los 80. El doblaje en Español sigue en sus trece, empeñado en imitar los tonos del original más que en interpretar y localizar, perdiendo mucha profundidad en los momentos más cómicos o violentos, mientras que el original logra dotar de algo de personalidad a las gemelas, idénticas en apariencia pero distintas en sus gustos, manías y humor.

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Visualmente nos encontramos con escenarios realmente brillantes y otros bastante repetitivos
Visualmente nos encontramos con escenarios realmente brillantes y otros bastante repetitivos


Wolfenstein Youngblood es, por tanto, un experimento. Aplaudo más la intención que el resultado. Algo que MachineGames probablemente no se habría atrevido jamás a hacer en la franquicia principal, y que sirve más que nada para tantear el terreno de los gustos y apetencias del jugador. Es más que probable que, dadas las similitudes de género entre Doom y la propia Wolfenstein, Bethesda esté buscando diferenciarlas, aunque no sé si es la forma correcta. Wolfenstein se ha caracterizado con esta última resurrección en ofrecer acción directa y una historia larga y con muchas cinemáticas y poco de ello hemos encontrado aquí. Doom, de hecho, tiene más margen de maniobra gracias a un diseño de niveles más laberíntico que aproveche el backtracking, las habilidades y los potenciadores, como parece estar demostrando Doom Eternal. Pero no sé si Youngblood es el camino. No todo tiene que ser progresión de niveles, estructuras abiertas y endgames. Hay sensaciones que solo se consiguen cuando, sencillamente, atraviesas pasillos estrechos, lineales y descuartizas nazis por el camino. B.J. Blazkowicz decía en The New Colossus que “un hacha de mano y un nazi dan mucho juego”. También dan mucho videojuego. A veces, no necesitas más.

Interesante

Sin sello
Análisis de Wolfenstein: Youngblood, hermanas de sangre con la misión de acabar con los nazis

Wolfenstein: Youngblood

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Wolfenstein Youngblood es un experimento. Uno que coquetea con las estructuras no lineales, las progresiones por niveles y el endgame. No hay duda de que sigue siendo más shooter que looter, aunque tampoco de que se ha fijado y mucho en lo que este género está haciendo y consiguiendo. Para ello, se desembaraza de carga narrativa y se echa de menos. También de la pureza de matar nazis sin necesidad de fijarse en niveles y estadísticas. En cooperativo con un amigo es divertido y diría que más desafiante. No obstante, no hay duda de que es una forma completamente diferente de ver Wolfenstein. Quizá más moderna, pero distinta.

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  • El gunplay sigue siendo tan divertido como siempre
  • Algunos escenarios abiertos están muy bien diseñados. Se nota la mano de Arkane
  • En cooperativo con un amigo es divertido y desafiante.
  • El diseño es confuso. Cuesta entender la navegación por mapa y misiones
  • La estructura es más abierta, pero repetitiva y con pocos alicientes para volver a las mismas zonas
  • Ausencia notoria de la historia. Apenas unas cinemáticas en un guion poco relevante
  • La progresión no incita a jugar y rejugar niveles. Faltan recompensas al jugador por el tiempo dedicado en ello
Jugadores: 1-2
Idioma: Textos en español y voces en español e inglés
Duración: 13 horas
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