Análisis de The Outer Worlds, exploramos el nuevo gran RPG de Obsidian

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Obsidian es rol, a secas. El equipo californiano se atreve con otra nueva IP, algo en lo que nunca ha temido involucrarse, y vuelca todo lo aprendido en Fallout: New Vegas en su nuevo videojuego. En este análisis de The Outer Worlds te contamos en texto y en vídeo cómo ha salido este viaje.

Los chicos de Obsidian han hecho las cosas tan bien en los últimos tiempos que eso les ha granjeado el fichaje por Microsoft, uno que les ha permitido unirse al conglomerado de compañías internas de Xbox Game Studios. Eso quiere decir que, a partir de ahora, desarrollará sus videojuegos en exclusiva para las plataformas de la compañía norteamericana. The Outer Worlds, sin embargo, será la última obra que produzcan fuera del amparo de los de Redmond, de carácter multiplataforma, y un título con el que parecen querer aunar todo lo que han aprendido durante los últimos tiempos.

Eso sí, su nuevo RPG está alejado del clasicismo que destilan los dos primeros Pillars of Eternity, y se acerca más a su única incursión en los Fallout. Cogiendo muchos elementos estéticos de aquel, y también su forma de encarar la acción y los diálogos, con The Outer Worlds tenemos un conglomerado de planetas que explorar, abundantes combates que protagonizar, infinidad de conversaciones en las que participar y, sobre todo, la sensación de que aquí somos nosotros quienes decidimos nuestro destino como en pocas obras actuales. Mucho se habla de la libertad, en ocasiones falsa, que nos ofrecen los mundos abiertos. Obsidian no lo hace todo bien, y en algunas facetas del programa se nota su ajustado presupuesto; sin embargo crean una fascinante tela de araña que no solo cumple ese objetivo habitual de invitar a la rejugabilidad, sino que crean en el jugador que se acerca a su historia una sensación real de que lo que está haciendo no solo es lo que él desea, sino que también importa. Rol con mayúsculas, hablando claro.

En este análisis de The Outer Worlds te voy a contar qué es exactamente lo que puedes esperar del nuevo trabajo de este estudio californiano que nos recuerda que BioWare ya no está ahí, pero que equipos como ellos o Larian Studios garantizan que el futuro del género está en muy buenas manos.

Vídeo análisis


The Outer Worlds, eligiendo nuestro Destino

Hay dos líneas que se pueden escoger cuando se lleva a cabo un videojuego de rol y mundo abierto. La de entretejer una historia principal muy rotunda y minimizar la importancia de todo lo que lo rodea, con lo cuál la exploración y la integración con el mundo pierden algo de fuerza o, por el contrario, hacer precisamente lo inverso. Ese es, precisamente, el camino escogido por The Outer Worlds y, aunque cabría pensar que por eso podría descuidar su escritura, no lo hace en absoluto.

El nuevo videojuego de Obsidian abandona la perspectiva isométrica de los increíbles Pillars of Eternity, y apuesta por una más cercana al first person shooter.
El nuevo videojuego de Obsidian abandona la perspectiva isométrica de los increíbles Pillars of Eternity, y apuesta por una más cercana al first person shooter.


El título comienza con algunas hermosas cinemáticas y una propuesta de punto de partida que no por clásica deja de ser prometedora. Despertamos del clásico hipersueño en una época que no es la nuestra, y una suerte de excéntrico científico nos da unas primeras pautas de hacia dónde encarar nuestros primeros esfuerzos. A partir de ahí, y gracias a lo exiguo que es el hilo argumental principal, la sensación de libertad es total. Hay ya desde el comienzo varios planetas que podemos explorar, y únicamente aparecen bloqueados los que "ocultan" algo que es relevante para el transcurrir de la historia y para los que, obviamente, todavía no estamos preparados.

Por supuesto, las cinco o seis primeras horas de juego se encaran un poco como un tutorial para aprender conceptos con el pretexto de reparar nuestra nave; pero no habrá nada que a ningún aficionado que disfrutara en su momento de Fallout New Vegas no le resulte tremendamente familiar. Si lo condimentamos con elementos de viajes espaciales y acompañantes recogidos directamente de la saga Mass Effect, tenemos todo lo que necesitamos para comprender lo que tenemos entre manos. Algo rotundo y con muchas posibilidades.

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Gracias a lo exiguo que es el hilo argumental principal, la sensación de libertad es total

Como no podía ser de otro modo, y con un juego en el que hay centenares de misiones, el nivel de éstas es desigual. Hay algunas aburridas, de esas que en un RPG de estas características hacemos únicamente por ganar experiencia o por afán de completar, y también hay otras mucho más interesantes, con complejas repercusiones y que se alargan con interés en abundantes episodios. Ahí es donde la pluma de los guionistas del estudio brilla y nos recuerda por qué son un equipo tan endemoniadamente bueno en este género. Todos los planetas tienen al menos un momento relacionado con tomar alguna decisión realmente importante, una de la que dependa el destino de mucha gente y que nunca tiene una solución fácil relacionada con el bien y el mal. Todas son escalas de grises muy interesantes, y donde incluso la opción que nos pueda parecer más positiva tiene siempre algún tipo de repercusión no tan buena. Los responsables narrativos de Obsidian disfrutan haciéndonos sufrir, desde luego.

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Esta es la galaxia de planetas por la que nos podemos mover. Solo están bloqueados los planetas con elementos importantes de la historia. El resto se pueden visitar con libertad.
Esta es la galaxia de planetas por la que nos podemos mover. Solo están bloqueados los planetas con elementos importantes de la historia. El resto se pueden visitar con libertad.


La campaña se puede superar en unas 20 o 25 horas si vamos al grano, aunque hay muchas secundarias, tareas e incluso favores a nuestra tripulación que están ahí para alargar notablemente la vida útil del videojuego. También es interesante ver cómo se proyecta nuestro progreso en las diferentes facciones que moran su mundo, a menudo megacorporaciones, y aunque es una parte que me da la sensación de que se podía haber explorado más, lo cierto es que nos deja interesantes decisiones morales en cada planeta cuando, a menudo, tenemos que elegir entre apoyar a unos u otros bandos en litigio. Como es lógico, las decisiones que plantea el juego no tienen únicamente que ver con todas esas que casi siempre se gestionan a través de complejas ramificaciones de diálogos y que deciden los destinos de terceros, sino que también tienen que ver con nuestra forma de hacer las cosas.

¿Quieres resolver los problemas hablando? Tienes opción de usar tu piquito de oro para hacerlo. ¿Te gusta más el combate? Tienes un buen arsenal a tu disposición. ¿Prefieres una tercera vía? La exploración de los entornos te ofrecerá vías alternativas y, unido a unas buenas habilidades en hackeo o cerrajería, te permitirán colarte en cualquier lugar. Lo genial es que todas y cada una de las misiones permiten todas estas posibilidades en lo que es un ejercicio formidable de habilidad narrativa y ejecución jugable por parte de sus responsables. Quizá pueda superarse el videojuego sin matar a ningún humano, desde luego, pero es un mundo en constante conflicto así que ya sea por nuestra mano o por la de los diferentes bandos y corporaciones en litigio, desde luego va a morir mucha gente a nuestro alrededor.

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Fortaleza Rolera

Cuando asumimos el control de un videojuego con elementos de mundo abierto damos por hecho que se van a tocar un montón de palos jugables, de hecho The Outer Worlds lo hace. Sin embargo, no todos funcionan igual de bien, y ese es el mayor contrapeso que hay en cuanto a una calidad rolera que, por lo demás, es de sobresaliente. Por ejemplo, vamos a combatir mucho en el juego si planteamos las misiones volcados en la acción, pero la sensación general de los combates es que no están mal pero que no tienen el empaque necesario para aguantar nuestro interés el montón de horas que pasaremos en el juego.

Equipar a nuestros aliados es tan importante como hacerlo con nosotros mismos. Son nuestro principal foco de apoyo en batalla.
Equipar a nuestros aliados es tan importante como hacerlo con nosotros mismos. Son nuestro principal foco de apoyo en batalla.


Todo lo relacionado con el apuntado no está mal, con las lógicas penalizaciones por las armas pesadas y las largas distancias en la precisión y con un arsenal que no es demasiado variado pero que sí ofrece algunas alternativas en cuanto a corta distancia, rango lejano, cuerpo a cuerpo y diferentes tipos de municiones. El melee se resuelve de la misma forma algo tosca que el resto del juego, con apenas un par de botones y más visceralidad que precisión o acierto.

Hay algunas habilidades; por ejemplo, la de camuflarse a los ojos de los rivales que desbloquearemos más o menos a mitad de la aventura si nos adherimos a la historia, o una suerte de revisión del VATS de la saga Fallout. No es ni tan divertido usarlo ni presenta tantas posibilidades, pero sí permite apuntar a cámara lenta a las partes de los cuerpos de los enemigos que consideremos más débiles. Un esquema divertido y que deja momentos espectaculares pero también algo endeble en cuanto a profundidad, en líneas generales.

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El título funciona realmente bien en la faceta jugable

Lo ideal, por supuesto, es andar mezclando fórmulas para no aburrirnos, y ahí el juego funciona realmente bien en la faceta jugable. Es uno de esos títulos donde podemos decir que su resultado global es mejor que el de la suma de sus partes. La sensación de exploración y recompensa está bien conseguida gracias a todos los objetos que podemos conseguir (equipo, arsenal, pertrechos, tesoros que vender…) y, como hemos dicho, las conversaciones resuenan con importantes implicaciones. La percepción de viaje también me gusta mucho, con todos esos planetas que explorar, bien diferenciados entre sí, y en la mayoría de los casos autoconclusivos en cuanto a sus objetivos y misiones, y con esa tripulación que vamos conociendo y reclutando para nuestra nave al más puro estilo Mass Effect, y que nos acompañarán cuando bajemos a tierra también de dos en dos. Elegir quién se adecuará más a lo que creamos que nos vamos a encontrar es, como imaginarás, muy importante.

Las órdenes que podemos dar a nuestros aliados son bastante básicas. Colócate aquí, ataca a este objetivo o usa tu habilidad de batalla.
Las órdenes que podemos dar a nuestros aliados son bastante básicas. Colócate aquí, ataca a este objetivo o usa tu habilidad de batalla.


Incluso nuestros acompañantes tienen sus propias pestañas de equipamiento, habilidades y mejoras aunque, como es lógico, son bastante más ligeras que las nuestras. Pero, como es lógico, viene muy bien para especializar a cada uno de los seis secundarios que podemos desbloquear en una serie de áreas que se complementen con las nuestras. Por lo que respecta al héroe, The Outer Worlds tiene un ilusionante arranque que recuerda al RPG clásico, no solo en cuanto a definir el aspecto del personaje sino también en cuanto a pormenorizar nuestra valía. La edición cosmética es relativamente limitada y, de hecho, es fácil encontrar por la aventura los modelados de algunos personajes con un sospechoso parecido a nosotros mismos. La de las habilidades y características es mucho más rica, desde luego, y nos permite fijar unas bases de arranque que iremos subiendo poco a poco. Es fácil terminar la campaña entorno al nivel 25 o 26, aproximadamente, y a base de sumar 10 puntos a repartir entre las diferentes características por cada subida, es fácil hacer un héroe a nuestra imagen y semejanza en cuanto a su forma de afrontar los problemas.

También hay algunas ideas interesantes desde el punto de vista de la progresión, como la posibilidad de potenciar nuestras debilidades para, a cambio, obtener más puntos que invertir en nuestro personaje. Una forma ingeniosa de especializarnos aún más en lo que nos interese, a costa de hacernos más débiles en cosas como el daño por caída, determinadas amenazas o la mayor vulnerabilidad ante determinados tipos de armas. En líneas generales es un título tremendamente convencional, no obstante algunos detallitos como esos funcionan francamente bien.

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Viajando a los Confines

The Outer Worlds está renderizado con el motor Unreal Engine 4, sin embargo viéndolo de cerca uno podría pensar que se trata de una versión corregida y aumentada del Creation Engine de Bethesda con el que ya hicieron el propio New Vegas. Esto, sin duda, se debe a que se habrán arrastrado los materiales en cuanto a modelados, por ejemplo, con los que hicieron su último proyecto en tercera persona, precisamente aquel. Y es que los personajes parecen sacados de Fallout, e incluso el juego tiene las mismas carencias que aquel en cuanto a la segmentación del escenario en tiempos de carga (kilométricos, por cierto) y a algunas otras características como el hecho de que los personajes desaparecen al cruzar las puertas. Al menos en las versiones de consola, la cosa con los tiempos de carga es tan radical que llegan a colarse en mitad de escenas de acción o de exploración del escenario. No es algo esencialmente negativo, puesto que no afecta a la experiencia de juego, pero es irritante y anticlimático.

Entre todas las vías que ofrece el juego, el hackeo es una de las más útiles. Como en Fallout, nos permite sacar partido de las vulnerabilidades de los sistemas informáticos.
Entre todas las vías que ofrece el juego, el hackeo es una de las más útiles. Como en Fallout, nos permite sacar partido de las vulnerabilidades de los sistemas informáticos.


El videojuego de Obsidian, en líneas generales, es modesto desde el punto de vista visual. Es cierto que los escenarios están bastante bien, y que hay alguna idea más o menos ingeniosa desde el punto de vista artístico para hacer que los diferentes planetas que exploramos tengan su identidad propia. Los personajes, por su parte, no están a la misma altura. Los modelados dejan bastante que desear en cuestión de los habituales primeros planos para las conversaciones, y tampoco son particularmente expresivos o están demasiado bien animados. Además, pasa algo curioso. Podemos deducir la importancia que tendrá un personaje por el nivel de detalle que observemos su cara. Si está poco trabajado, será para alguna conversación puntual o alguna tarea secundaria. Si está mejor hecho protagonizará alguna principal y si, ya por último, está en la gama más alta seguramente acabará formando parte de nuestro equipo.

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En líneas generales, el juego es modesto desde el punto de vista visual

Hay, además, algunos inconvenientes más de tipo técnico. El videojuego tiene algunas ralentizaciones puntuales y no demasiado molestas más allá de lo estético en las versiones de consola, las únicas que por el momento hemos tenido oportunidad de jugar. Incluso en la poderosa Xbox One X podemos sufrirlos. Algunos bugs puntuales salpican la experiencia, pero son más aparatosos que importantes. Por supuesto, el rey del drama que quiera hacer mofa del videojuego en YouTube sacando de contexto problemas, los va a encontrar de sobra. No obstante, un análisis más concienzudo que tenga en cuenta la enrevesada forma en la que las misiones se relacionan unas con otras, todo lo que la obra tiene que tener en cuenta, y el grado de libertad que ofrece el título, reparará en que es un lanzamiento con un grado de pulido bastante respetable para sus dimensiones.

Si nos referimos al sonido, tenemos entre manos un apartado compacto. La música sin tener un gran número de partituras para todo el tiempo que vamos a invertir en el juego está bien, y es inspirada y variada, con un tema principal fantástico. Los efectos están en la línea de lo que esperamos en una obra de estas características. Y The Outer Worlds llega a nuestro país con la única traducción al español de sus textos, y con unas voces en versión original numerosas y casi siempre de muy alto nivel.

Muy Bueno

Sin sello
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The Outer Worlds

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

The Outer Worlds es un videojuego tremendamente irregular, con algunos puntos flacos y un apartado técnico no solo flojo en lo estético sino con algunos defectos palpables que en ocasiones lo hacen incómodo, especialmente en consola. Sin embargo, si lo que nos gusta es el rol, el nuevo videojuego de Obsidian nos recuerda los motivos por los que sus responsables se cuentan entre los mejores autores de RPG. Un mundo expansivo en el que podemos tomar parte, con muchas decisiones que afrontar y con un buen abanico de opciones para hacer las cosas. Si somos capaces de tolerar sus defectos, tenemos un estupendo y largo entretenimiento entre manos.

Comprar The Outer Worlds
  • La faceta rolera en sí misma en cuanto a decisiones y progresión es apasionante.
  • La sensación de explorar una pequeña galaxia de planetas está bien conseguida.
  • Cada mundo, sin ser excesivamente original, tiene mucha identidad.
  • Algunas de las historias secundarias son realmente interesantes.
  • Técnicamente es un videojuego que roza lo espartano.
  • No hay nada demasiado original, es un pastiche de otros videojuegos.
  • Algunos aspectos como el combate están bien, pero con más profundidad serían brillantes.
Jugadores: 1
Idioma: Textos en español y voces en inglés
Duración: 20-25 horas (mínimo)
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