GhostWire Tokyo tiene tanto de juego de mundo abierto como de carta de amor a las historias de fantasmas. Un viaje sobrenatural por las calles de Tokio atípico y con una personalidad única, tradicional en lo jugable pero fresco en su ambientación. ¿Es un juego para todo el mundo? No, ni falta que le hace, pero descubre en nuestro análisis de GhostWire Tokyo si es el juego que necesitas.
Es difícil comenzar el análisis de GhostWire Tokyo sin atajar antes una pregunta que muchos os estaréis haciendo - yo mismo me adentré al juego de Tango Gameworks y Bethesda con ella en la mente. ¿Qué es GhostWire Tokyo? Si le quitas las capas de maquillaje fantasmal, de luces de neón y demonios japoneses, te queda un FPS de mundo abierto mucho más tradicional de lo que parecía a priori. Pero son esas capas precisamente las que hacen de ella una aventura especial, con sus luces y sus sombras, pero sin miedo a mostrarse como es, a contar la historia que quiere contar por atípica que sea.
Y también "sin miedo", en el sentido más literal de la expresión. Porque el nuevo juego que produce Shinji Mikami para PlayStation 5 y PC está plagado de monstruos y demonios temibles, de leyendas urbanas acongojantes, de entornos tétricos y oscuros… sin llegar a causar terror en momento alguno. GhostWire Tokyo es una carta de amor al folclore japonés y a las historias de terror del país del sol naciente, sin la tensión que producen los survival horror - género que definió el propio Mikami. Y también es tanto una oda a las calles de Shibuya y su vida nocturna, como una crítica velada a la sociedad japonesa moderna. Al final, el verdadero protagonista de GhostWire Tokyo es la propia ciudad de Tokio y la gente que vive, o vivía en ella antes de desaparecer.
Es, por tanto, un juego que vive y muere por su ambientación, una aventura con tintes de shooter y RPG que te gustará más o menos dependiendo de lo que te atraiga su premisa: ser una especie de "exorcista" que recorre un Tokio fantasmal salvando espíritus, capturando yÅkai y derrotando a demonios. Si te gustan las historias de miedo japonesas y sus leyendas, o la idea de explorar una recreación precisa del centro de Tokio calle a calle te atrae, podrías dejar de leer nuestra review de GhostWire Tokyo ya mismo. Este juego es para ti. Si todavía tienes dudas al respecto, acompáñame en este viaje por lo último de Tango Gameworks para la nueva generación de consolas.
Una Tokio desierta y llena de fantasmas
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Una noche cualquiera de 2021, una niebla extraña cubre por completo el centro de Tokio y antes de darte cuenta, todo el mundo se ha desvanecido. Los visitantes - espectros nacidos de las emociones humanas - recorren las calles en busca de las almas de las personas desaparecidas, y un villano enmascarado, Hannya, se apropia la autoría de este "atentado" sobrenatural por las pantallas del cruce de Shibuya. Por desgracia para él, todavía queda alguien en pie en las calles de Tokio. Akito sobrevive al ataque gracias a que el espíritu de un detective paranormal, KK, le presta su poder; y a los mandos de esta pareja tan atípica tendremos que limpiar la ciudad de demonios, recuperar las almas de la gente y poner fin a los planes de Hannya.
Con esta premisa comienza la historia de GhostWire Tokyo, y al contrario de lo que me imaginaba antes de comenzar el juego, los misterios de su premisa quedan pronto en un segundo plano frente al verdadero núcleo de la trama: la familia. GhostWire Tokyo es una aventura sobre los lazos humanos y el duelo, sobre los sacrificios que hacemos por los demás y cómo lidiamos con la pérdida. Hay momentos en los que sus temas golpean fuertes y otros en los que el drama queda más forzado pero, quizá sea porque el juego me ha pillado precisamente en un momento donde la pérdida familiar me es cercana, creo que su historia logra resonar. No es necesario que hayáis jugado a GhostWire Tokyo: Prelude - la precuela gratuita del juego - antes de empezarlo, pero os ayudará a entender mejor la relación que hay entre ciertos personajes a lo largo de la aventura.
Ahora, no os penséis que todo va a ser dramas en el juego. El peso narrativo del juego recae mayoritariamente en la pareja que forman Akito y KK, en especial en sus conversaciones constantes mientras exploras la ciudad. Bromean el uno con el otro, hablan de la vida y de sus cosas, discuten por tonterías…. Siempre tienen algo que decirse ante cualquier cosa que hagas, ya sea calcular mal un salto y caerte de una azotea como entrar al super a comprar ramen instantáneo, lo cual genera una reactividad muy inmersiva con su mundo durante los primeros compases de la aventura. Y claro, luego están las misiones secundarias de GhostWire Tokyo para tomarse un respiro, que abarcan desde el humor simplón hasta las leyendas urbanas de terror más conocidas en Japón.
De nuevo, GhostWire Tokyo es una oda a las leyendas japonesas, y es algo que se nota en cada pequeño detalle del juego. Además de las misiones secundarias, en cada zona de Shibuya habitan yÅkai a los que debemos ayudar o capturar para mejorar nuestras habilidades. Por ejemplo, para capturar un kappa debemos atraerlo con pepinos y pillarlo sin que nos vea, mientras que los kodama nos pedirán ayuda para proteger un árbol sagrado a cambio de su poder. Y otros no están ligados a recompensas, como los tengu voladores que te ayudan a subir a las azoteas, o los nekomatas - gatos fantasmales que regentan las tiendas y los puestos callejeros ahora que no hay humanos. De la misma forma, Tokio está llena de pequeños tesoros coleccionable que encontrar para vendérselos a estos gatos, y muchos de ellos beben también de esta ambientación - seguro que no os sorprende encontraros un cuchillo ensangrentado en unos baños públicos si conocéis la leyenda de Hanako-san, por ejemplo.
En definitiva, la atención al detalle que ha puesto Tango Gameworks con la ambientación de GhostWire Tokyo es impresionante. Y no solo en plasmar su folclore ni en plagar todo de guiños a las historias de terror, sino también en recrear la ciudad en sí misma. Cada calle de Tokio es un espectáculo en este juego, en el que parece que cada elemento hubiera sido puesto a mano para transmitir esa sensación de que ahí, hace apenas unas horas, había gente viva con su día a día. En las aceras encuentras la ropa y las pertenencias de la gente que se ha evaporado, colocadas todas de acorde a las circunstancias para no sacarte de la inmersión: en los centros comerciales encuentras más parejas y carritos de bebé "evaporados", mientras que en el metro abundan los trajes y los uniformes escolares.
GhostWire Tokyo es una carta de amor al folclore japonés
Por las calles hay folletos y bolsas del supermercado tiradas, los coches se encuentran como los dejaron sus dueños, en cada kiosco encuentras revistas distintas y las farolas están plagadas de pegatinas, los bares emiten música distinta cuando pasas a su lado… También hay perros y gatos en situaciones variopintas - desde gatos que maquinan conquistar el mundo ahora que no hay humanos hasta perros asustados con la correa todavía puesta - y podemos hablar con ellos para obtener pistas o detalles sobre el barrio, así como acariciarlos.
Ya lo comenté en mis primeras impresiones de GhostWire Tokyo, pero los escenarios están creados con tal nivel de detalle que compite, o incluso supera a la saga Yakuza en cuanto a inmersión, que no en cuanto a actividades disponibles o interactividad. Y hay un montón de lugares que reconocerás al instante ya hayas visitado Tokio como por ósmosis cultural, zonas que sabes que ya conocías gracias a series de anime, películas o juegos como The World Ends With You y el genial 428: Shibuya Scramble. No hablo solo de los lugares más reconocibles, como la estatua de Hachiko (distinta en el juego por derechos, seguramente), sino hasta de estampas tan secundarias como esa azotea de centro comercial que sale en Sangatsu no Lion, con atracciones infantiles. Uno podría tomarse a GhostWire Tokyo como un walking simulator de turismo por Shibuya perfectamente, salvando los espectros sedientos de almas, claro.
Y no penséis que todo se limita a las calles. La exploración en GhostWire Tokyo es muy vertical. Como decía antes, al pasear puedes encontrar tengus voladores a los que engancharte para llegar a las azoteas, o puedes subir por las escaleras de cualquier edificio que las tenga abiertas y subir a pata. Algunos ascensores también funcionan, así como los elevadores para limpiar las fachadas de los rascacielos. Y en las azoteas puede haber desde enemigos hasta coleccionables, así como espíritus que absorber y puertas torii que purificar.
Mundo abierto tradicional a la japonesa
Lo he comentado al inicio, y lo vuelvo a decir: GhostWire Tokyo es un mundo abierto muy tradicional cuando miras más allá de su ambientación. El mapa se divide en zonas que debemos desbloquear activando atalayas… Esto, purificando puertas Torii de los templos. En cada distrito hay cúmulos de espíritus que absorber para ganar dinero y experiencia, como si fueran los orbes de Crackdown. Hay estatuas jizo que aumentan tu munición máxima cuando las encuentras, tesoros para vender, yÅkai que ayudar y tanukis disfrazados de objetos cotidianos, que no dejan de ser otro coleccionable más. Cuando desbloqueas una zona aparecen al instante las misiones secundarias nuevas marcadas en tu mapa, mientras que los coleccionables requieren de un poco de exploración, lo cual se simplifica gracias al modo detective que tienes: puedes soltar un "pulso" que marca todos los objetos de interés y enemigos en un radio a nuestro alrededor.
Si no quieres buscar siquiera, en la mayoría de los templos puedes hacer un donativo y rezar para que se marquen en el mapa las estatuas, tanukis y tesoros cercanos. Es el "sota, caballo y rey" del diseño de mundos abiertos. Durante los primeros compases de la aventura esto no supone un problema, ya mencioné en mi preview de GhostWire Tokyo que salí con impresiones muy positivas. Pero el bucle de juego no es capaz de mantener la misma frescura hasta el final, donde el paso de una misión principal a otra se resume en ir a X punto del mapa desbloqueando zonas por el camino, derrotar a los enemigos que haya ahí e iniciar la misión propiamente dicha. Completas la misión, y vuelta a lo mismo.
En resumen, he acusado algo de fatiga con los aspectos de mundo abierto de GhostWire Tokyo durante la segunda mitad de la aventura. Por suerte, las misiones secundarias ayudan mucho a paliar esa fatiga si las intercalas, así como unas misiones principales que le dan el aliento suficiente a la aventura para que quieras más, para que tengas ganas de avanzar. Alguna te saca de tu zona de confort, otras te sacan directamente del mundo "real" y te adentran en dimensiones retorcidas, en entornos cambiantes que juegan con la perspectiva con una puesta en escena impresionante, digna de Control. Uno de los puntos fuertes de GhostWire Tokyo son sus gráficos y sus entornos, y en estas misiones principales es donde Tango Gameworks saca músculo y demuestra su creatividad.
El otro aspecto que no me ha convencido del todo son los combates. De la misma manera que lo anterior, los combates de GhostWire Tokyo empiezan divertidos e interesantes, pero es una jugabilidad que no evoluciona lo suficiente de principio a fin como para evitar la fatiga. Luchar en el juego es parecido a como lo harías en un FPS, cambiando las armas de fuego por hechizos y las trampas o granadas por talismanes. Tus armas son tres: el tejido etéreo, los talismanes y el arco. Con la primera podemos lanzar hechizos elementales desde nuestras manos para golpear a los enemigos: los hechizos de viento lanzan disparos como si fuera una pistola, los hechizos de agua emiten una onda de impacto a corto alcance, como una escopeta, y los hechizos de fuego disparan una bala potente capaz de atravesar la guardia de los enemigos, o de estallar si los cargamos. Utilizan munición que se recupera ejecutando a los enemigos o destruyendo elementos del entorno.
Los enemigos coordinan muy bien sus ataques y piensan con cabeza
Por su parte, los talismanes - que debemos comprarlos en las tiendas - permiten paralizar a los enemigos, distraerlos o crear arbustos delante nuestra para obstruir la visión. Son, en definitiva, artilugios de apoyo. Y el arco… Es un arco, sirve para atacar desde lejos. Son herramientas variadas para luchar, pero son las mismas herramientas desde el principio hasta el final del juego, sin demasiada evolución durante la aventura, y y no te dan opciones lo suficientemente diferenciadas como para evitar que las luchas se conviertan en una tarea a la larga. Con nuestros puntos de habilidad podemos mejorar aspectos como la velocidad de disparo o el número de flechas que podemos llevar encima, pero olvídate de descubrir nuevos poderes o modificadores. GhostWire Tokyo intenta subsanar esto con lo que, honestamente, es un diseño de enemigos ejemplar.
Enemigos creativos y sorprendentes
La gama de enemigos de GhostWire Tokyo cumple con creces: hay visitantes con machetes que te persiguen para despedazarte, otros que disparan orbes explosivos a lo bullet hell, algunos llevan paraguas como escudos y se protegen mientras te rodean… Y estos son los más anodinos. En cada capítulo aparecen nuevos tipos de enemigos a los que hacer frente, con una puesta en escena que no hace sino reforzar la increíble ambientación del juego. Por ejemplo, hay un enemigo que, cuando te lo encuentras, la gravedad empieza a fluir al revés: las bolsas y los folletos de las calles empiezan a flotar, hasta la lluvia misma se invierte y cae hacia arriba. Y hay uno que corrompe todo a su alrededor y la ciudad misma se vuelve una versión decrépita, llena de óxido y sangre. Y esto, repito, son enemigos "comunes" que hay por las calles, no son jefes ni encuentros especiales.
[cita03]Además, los enemigos coordinan muy bien sus ataques y piensan con cabeza, ya sea para golpearte cuando intentas ejecutar a uno e interrumpirte como retroceder para reagruparse e intentar rodearte entre varios. He de señalar que los combates del juego son bastante fáciles en dificultad normal, por lo que tal vez te interese incrementarla si quieres sentir algo de tensión al luchar. Esta variedad enemiga no logra evitar que los combates pequen de simpleza, pero hace lo suficiente para mantener las cosas interesantes durante el juego.
Por ello, es una suerte que GhostWire Tokyo sea un juego que tiene las cosas muy claras, que dura lo que tiene que durar. Hay entre 15 y 30 horas de contenido, como explicó el director Kenji Kimura hace unas semanas. En mi caso, me ha llevado 23 horas terminar el juego con la mayoría de las misiones secundarias hechas y, calculado a ojo, un 50% de los coleccionables y espíritus encontrados. Si vas a por el 100%, probablemente rondes esas 30 horas que afirma su director o más, dado que es un juego que invita a perderse por sus calles y apreciar sus escenarios. Es, por tanto, un juego que puede durar tan poco o tanto como tú quieras.
Y siento que he mencionado poco su apartado técnico, así que aquí va: GhostWire Tokyo se ve de escándalo en PlayStation 5, que es donde lo he jugado. En consolas, el juego de Tango y Bethesda ofrece no dos, ni tres, sino 6 modos de rendimiento distintos, algo que espero siente un estándar para los juegos de nueva generación. Hay un modo calidad 4K@30 fps con ray tracing, un modo rendimiento 4K@60 fps sin ray tracing y variantes de ambos con Vsync o sin límite de fps. A mi parecer, y esto es algo completamente subjetivo, la mejor opción es el modo rendimiento: los reflejos con ray tracing del modo calidad son espectaculares, pero los reflejos sin RT están tan bien logrados que no lo vas a echar en falta, y los 60 fps en un juego en primera persona suponen mucha diferencia.
Además, el rendimiento general es sólido: no he apreciado caídas de fps durante el juego salvo en una ocasión muy puntual, ni tampoco me he topado con bugs reseñables en general durante todo el juego. Esto en una versión sin el parche de lanzamiento, lo cual es casi como encontrarse con un unicornio en los tiempos que corren. También me gustaría destacar el uso del mando DualSense en GhostWire Tokyo, que transmite desde la sensación de tener enemigos cerca hasta las gotas de agua que caen con la lluvia, así como la resistencia de tu arco, la carga de los hechizos y los impactos. No alcanza el nivel de juegos como Astro's PlayRoom, que al fin y al cabo era un escaparate técnico de PS5, pero la implementación de sus funciones es más que satisfactoria.
Sé que tal vez he sonado un poco negativo al hablar del diseño del mundo abierto y de los combates, pero que eso no te lleve al engaño: me lo he pasado verdaderamente bien con GhostWire Tokyo de principio a fin. Su ambientación te atrapa y su mundo te engancha lo suficiente para que te lo quieras pasar del tirón y descubrir todas sus historias. Por eso decía que es un juego que vive y muere por su ambientación. Una propuesta única y atrevida, que tal vez no explota plenamente su potencial, pero merece toda la pena perderse en ella.
GhostWire Tokyo es un juego de mundo abierto tradicional en su base, pero la ambientación, la estética y la enfermiza atención al detalle de Tango Gameworks la elevan como una aventura única y sorprendente, que te atrapa desde el principio para que te pierdas en ella. E incluso si sus combates son algo simples y su diseño acusa cierta reiteración a la larga, nunca llegas a dejar de querer más. Dale una oportunidad, posiblemente te sorprenderá.
Comprar GhostWire: Tokyo- No es un survival horror, pero está inspirado por las historias de terror japonesas
- La recreación de Shibuya y sus calles es espectacular, cuidada hasta el más mínimo detalle
- Tiene una precuela gratuita que puedes descargar ya en PlayStation y en PC
- Traducido y doblado al español, aunque incluye las voces originales en japonés
- Rendimiento técnico sólido en PS5, con 6 modos de ejecución distintos
