GhostWire Tokyo llega a PS5 y PC esta primavera como lo nuevo de Tango Gameworks, el estudio de Shinji Mikami, y en 3DJuegos hemos podido jugar ya a sus primeros compases en PlayStation 5. Un juego de terror que no es de terror, un juego de mundo abierto que no es de mundo abierto. Un contraste andante en el panorama Triple A actual que logra elevarse con una personalidad única y brillante. ¿Nos ha gustado? Sí, muchísimo, y ahora te contamos el porqué.
GhostWire Tokyo es un juego raro. Es atípico, único, extraño… es, en definitiva, algo distinto a lo que haya jugado antes. Y qué queréis que os diga: que una gran producción Triple A de un estudio de primera línea sea capaz de producir esas sensaciones es algo maravilloso, demuestra que, si hay falta de originalidad en el género del mundo abierto más allá de ciertas excepciones, es por falta de ganas. Pero no voy a andar demasiado por las ramas, que se me escapan los fantasmas.
De la mano de Tango Gameworks y Bethesda llega GhostWire Tokyo, una aventura exclusiva de consolas para PlayStation 5 - anunciada antes de la compra de Bethesda por Microsoft - que debutará también en PC el 25 de marzo de 2022. Y se trata de un juego muy diferente a lo que haya hecho antes el estudio de Shinji Mikami… pero muy familiar al mismo tiempo. Lo primero de todo: no es un juego de terror, aunque el diseño de los enemigos y de algunos escenarios podría conformar un juego aterrador si se le diera un tono general diferente. Esto ya lo comentó el compañero Alejandro Pascual en el último avance de GhostWire Tokyo, pero nunca está de más recordarlo para aquellos que no le siguieran la pista al título. Si no es un juego de terror, ¿qué es GhostWire Tokyo exactamente? ¿Es una aventura de mundo abierto? ¿Es un shooter sobrenatural? ¿Es un RPG de acción con poderes? ¿Es un walking simulator sobre acariciar perros?
Es todas esas cosas, sí, pero ninguna de la forma tradicional. O, al menos, no se amolda del todo a las "plantillas" que conocemos para dichos géneros. Con esa sensación me han dejado las cinco horas que he podido jugar a GhostWire Tokyo en mi PS5, suficiente para completar los capítulos 1 y 2 de la aventura y comenzar a empaparme de todo lo que ofrece la ciudad. Y son cinco horas porque así lo he querido yo, dado que me he tomado mi buen tiempo para explorar, completar misiones secundarias, buscar objetos y pararme a cada poco a tomar fotos de las calles de Shibuya, porque la ciudad se ve tan bien que es imposible no detenerse a admirarla…. Me vuelvo a ir por las ramas, son estos malditos yokais, que no me dejan en paz.
¡Agárrame estos yokais!
GhostWire Tokyo comienza una noche cualquiera en la que, de repente, una niebla fantasmal asola el centro de Tokio y toda la gente de Shibuya desaparece. Bueno, no toda: Akito es un joven de 22 años que sobrevive gracias al espíritu de un investigador paranormal, conocido como KK, quien le pide prestado su cuerpo para hacer frente a los fantasmas - "visitantes" - que recorren las calles y descubrir qué es lo que ha pasado. Esta pareja protagonista hace que las calles de Tokio nunca se sientan solitarias, a pesar de que ha desaparecido todo el mundo. Siempre tienen algo que comentar acerca de todo lo que pasa, ya sea sobre un grupo de visitantes que te acaba de atacar como de la marca de ramen favorita de Akito cuando pasas por una tienda. Y gracias a los poderes de KK, puedes hablar con los perros y los gatos que perduran en la ciudad - sí, puedes acariciarlos también-. Dos capítulos dan poco de sí para valorar una narrativa entera, pero de momento, me parece que la dinámica que hay entre los dos protagonistas del juego es uno de los puntos fuertes de GhostWire Tokyo para que te adentres en su universo.
Y el otro es el nivel de detalle que tiene Tokio, que es enfermizo. Desde los lugares más icónicos de Shibuya hasta las zonas más recónditas, las calles y los escenarios de GhostWire Tokyo son tan detallados que rivaliza con sagas como Yakuza… O incluso las supera. Hablo de entrar al metro de Tokio y ver que se ha recreado cada máquina e incluso las pantallas de compra de billetes. O de perderte por los callejones y escuchar música distinta que suena de cada uno de los bares. O de encontrar pequeñas narrativas ambientales a cada paso: como todo el mundo se ha "evaporado" de golpe, su ropa y sus pertenencias están tiradas por todo Tokio, algo que deja estampas muy curiosas si eres observador. Si habéis visitado Tokio alguna vez, y más en concreto Shibuya, vais a flipar a cada paso que deis.
Como podéis deducir: sí, GhostWire Tokyo es un juego de mundo abierto en primera persona y te da mucha más libertad para explorar de la que imaginaba. Puedes recorrer cualquier calle de Shibuya, hay yokais voladores a los que te engancharte para alcanzar las azoteas de los edificios, Akito puede subir bordillos y planear unos segundos en el aire para ir de un tejado a otro… Es una verticalidad que no me esperaba en absoluto y a la que se le saca partido durante las misiones y la exploración, que no está solo para decorar. Ahora, no todo Shibuya está abierto para explorar desde el primer momento. La misma niebla que ha hecho desaparecer a todo el mundo ocupa zonas enteras del mapa, y ésta te daña cuando entras en ella. Para limpiar la niebla y desbloquear nuevas áreas del mapa, antes debes purificar la puerta torii de cada barrio.
Las calles y los escenarios de GhostWire Tokyo son tan detallados que rivaliza con sagas como Yakuza
Esta es probablemente la mecánica más tradicional de mundo abierto que encontraréis en GhostWire Tokyo, ya que no dejan de ser "atalayas", aunque su función es más la de ser un punto de control para tu progreso. De hecho, me gusta que no todas las puertas torii sean accesibles desde el principio, ligadas a tu progreso en la aventura: el mapa de GhostWire Tokyo es verdaderamente inmenso para la densidad que ofrece, y tener que desbloquearlo zona a zona ayuda a que no me sintiera apabullado de golpe. Porque hay misiones secundarias y coleccionables de sobra como para dedicar decenas de horas al juego sin avanzar nada en la historia, si así lo deseas.
Así como detalle, por la ciudad puedes encontrar cúmulos de espíritus de las personas desaparecidas de Shibuya, los cuales entregas en las cabinas telefónicas de la ciudad a cambio de dinero y experiencia. Más allá del nivel de detalle que tiene el juego - el número de espíritus a salvar es la cantidad de gente desaparecida, para no romper la inmersión - esto me recuerda a la saga Crackdown y su manera de llenar los escenarios de orbes para fomentar la exploración. Hay espíritus en las azoteas, en los callejones, en las alcantarillas, en las casas… Vamos, hay motivos de sobra para perderse por Shibuya y explorar cada recoveco.
Magnífica noche para un exorcismo
Si me centro tanto en hablar del mundo de GhostWire Tokyo es porque, sinceramente, me ha impresionado a pesar de arrastrar cierta "fatiga" con los mundos abiertos, esto a nivel personal. Pero no quiero acabar mis impresiones de GhostWire Tokyo sin hablar de la que será la otra gran incógnita para muchos de vosotros: los combates. Akito dispone de una serie de poderes sobrenaturales para hacer frente a los visitantes. El principal es denominado tejido etéreo, que permite lanzar "hechizos" elementales desde las manos como quien simula una pistola con los dedos. Por ejemplo, los hechizos de viento son débiles y permiten alcanzar a los enemigos a cierta distancia, mientras que el hechizo de agua lanza una onda amplia y de corto alcance para golpear a varios fantasmas a la vez, como si fuera una escopeta. Los hechizos de fuego atraviesan los paraguas de los enemigos y hacen gran cantidad de año, pero su munición es escasa, y para golpear a largo alcance cuentas con un arco especial capaz de herir a los espíritus.
También hay talismanes que puedes lanzar para paralizar a los enemigos o crear un arbusto de la nada y ocultar la visión, por ejemplo. Y puedes ejecutar a los enemigos moribundos al extraer su núcleo, lo que te recupera una cantidad ínfima de vida y te da munición. Por supuesto, hay mecánicas de sigilo, aunque muy sencillas: andar agachado para no hacer ruido y ejecutar a enemigos desprevenidos por la espalda. Todas estas cosas se podrían traducir a elementos más "cotidianos" de otros juegos: cambias hechizos por armas de fuego, talismanes por trampas, y listo. Pero lo que hace verdaderamente interesantes los combates de GhostWire Tokyo son los enemigos en sí.
Empleados trajeados que se cubren con un paraguas, recepcionistas hastiadas que lanzan orbes flotantes a lo bullet hell, fantasmas voladores que te disparan a lo lejos, estudiantes sin cabeza que te atacan con piruetas, mujeres demoníacas con tijeras de podar gigantes, oficinistas furiosas con machetes… He apreciado una gran variedad de enemigos en apenas dos capítulos de la aventura, y todos poseen estrategias muy dispares que te obligan a pensar bien cómo actuar. En especial porque Akito no es un superhéroe de acción: tus movimientos son lentos y no dispones de un dash o una evasión para eludir los golpes, como mucho puedes cubrirte con los brazos. Dicho de otra forma, o controlas las distancias o te puedes ver en apuros. Sí dispones de un movimiento defensivo, un escudo que sacas al juntar los brazos, pero salvo que hagas un parry perfecto, seguirás sufriendo daños con los ataques.
Lo nuevo de Tango Gameworks logra adquirir una personalidad propia muy pronto
Jugando en dificultad normal no he tenido demasiados problemas con GhostWire Tokyo. Puedes curarte en cualquier momento con la comida y bebida que lleves en tu mochila y los objetos del entorno que destruyes te dan munición. Pero claro, solo he jugado el principio de la aventura, por lo que es pronto para juzgar si es un desafío apropiado. Aún así, he quedado muy sorprendido con la IA enemiga. Saben coordinarse bien entre ellos, cambiar de estrategia dependiendo de si luchas desde lejos o desde cerca, o se lanzan a por ti si ven que intentas extraer el núcleo de uno de ellos para golpearte mientras estás ocupado y salvar a su compañero. Solo espero que la variedad de enemigos del juego no se acabe en lo que he visto hasta ahora, porque cada nuevo visitante que encuentro es más impresionante que el anterior y sé que en Tango van sobrados de creatividad.
Unos últimos apuntes antes de acabar. Primero, GhostWire Tokyo en PS5 se ve de maravilla. De hecho, el ray tracing de su modo calidad es tan espectacular que, si no me disgustara jugar a 30 FPS en un juego en primera persona, tendría serias dudas a la hora de decantarme por este modo o por el modo rendimiento. Segundo, el audio 3D: si tenéis unos cascos Pulse de PS5, o cascos surround en PC, vais a quedar verdaderamente impresionados en cuanto piséis las calles de Tokio o entréis en cualquier edificio. Por último, el DualSense. No diría que GhostWire Tokyo sea el juego que mejor lo aprovecha, pero su vibración te permite sentir desde la lluvia hasta los hechizos que lanzas. Y además, Tango siendo Tango, le dan un uso muy curioso al mando DualSense PS5 para ayudar a la inmersión: en algunos momentos notarás que el mando empieza a vibrar de forma muy leve y rítmica cuando te adentras en un edificio peligroso o hay enemigos por la zona, como si fuera un latido o tu vello erizado, y de lo concentrado que estás no te das cuenta hasta que te paras a pensarlo.
Sinceramente, no sabía qué esperar de GhostWire Tokyo antes de empezarlo, y ahora mi único temor es si será capaz de mantener su frescura y su capacidad de sorprender de principio a fin. Cinco horas me parecen poco para valorar plenamente lo que ofrece este juego, pero mis primeras impresiones a los mandos no podían ser más positivas. Es raro que un juego que intenta ser tantas cosas a la vez no se quede en terreno de nadie, y que te guste o no GhostWire Tokyo dependerá en gran medida de lo mucho que te atraiga su ambientación. Pero lo nuevo de Tango Gameworks logra adquirir una personalidad propia muy pronto, y si logra mantener el nivel de sus primeros compases, me atrevo a afirmar que será el gran tapado de un primer trimestre cargado de bombazos.