Análisis de Super Crush KO. Nadie se lleva a nuestro gato

Análisis de Super Crush KO. Nadie se lleva a nuestro gato
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En el papel de Karen has de enfrentarte a una malvada extraterrestre que ha secuestrado a tu gato. Planta cara a base de disparos y combos infinitos a un ejército de robots alienígenas que van a hacer todo lo posible por impedirte llegar hasta tu adorado felino.

El pasado 16 de enero llegó a Nintendo Switch y PC a través de Steam Super Crush KO, un título indie que apuesta de lleno por una jugabilidad adictiva y frenética, que demuestra que el buen trabajo llevado a cabo por Vertex Pop con Graceful Explosion Machine no fue fruto de la casualidad. El estudio vuelve a demostrar que tiene muchas cosas que contar dentro de la siempre interesante y variada escena indie.

Habiendo disfrutado de su versión para Switch mediante descarga digital, estamos ante juego de acción que combina mecánicas de hack and slash y beat’em up en escenarios 2D, resultando ser una experiencia convincente para aquellos que buscan un estilo de juego directo y sin complicaciones. Bastante atractivo para disfrutar en momentos en los que queremos desconectar, eso sí: No le pidas ir más allá de eso.

En Super Crush KO nos ponemos en la piel de Karen, una joven que ve interrumpida su tranquilidad en el momento que una extraterrestre y su ejército de máquinas alienígenas irrumpen en su habitación y secuestran a su gato. Poco más nos cuenta la historia de este juego que apuesta por una narrativa escasa, pero no por ello falta de buen sentido del humor y toques desenfadados que van a amenizar las pausas entre los 4 jefes finales a los que nos vamos a ir enfrentando a lo largo de 20 niveles que el título tiene que ofrecer.

La historia de este juego apuesta por una narrativa escasa, pero no falta de sentido del humor

Con una apuesta visual sencilla y decantándose por el scroll lateral en 2D el juego nos invita a enfrentarnos a un buen número de unidades enemigas a lo largo de sus escenarios. Para ello contaremos con distintas habilidades en nuestro personaje como realizar combos a base de puñetazos, disparar nuestro bláster de precisión, rodar (lo que nos hará invencibles durante un breve período de tiempo), y realizar hasta cuatro ataques diferentes que irán desde golpes taladradores que nos permiten impactar en una fila completa de enemigos o ejecutar ganchos en el aire, pasando por ataques aéreos encadenados hasta un total de tres o poder hacer temblar el suelo aturdiendo así a nuestros enemigos. A estas distintas habilidades que se nos van a ir presentando de manera escalonada durante el primer cuarto del juego se le suma la posibilidad de cargar el Superrayo KO, una suerte de “Kame Hame Ha” que solo podremos utilizar una vez el indicador de energía se encuentre al máximo y que nos va a servir para resolver la papeleta de forma rápida y eficaz en muchas ocasiones.

Nadie se lleva a nuestro gato.


A priori, este planteamiento puede resultar poco innovador o atractivo, no siendo ninguna de estas mecánicas algo que no hayamos disfrutado ya en un sinfín de juegos del estilo. Sin embargo, Super Crush KO consigue absorber al jugador por completo gracias a su sistema de puntuación y combos, omnipresente en pantalla durante todo el tiempo que estamos sumidos en el combate. Realmente, este es un juego sencillo de pasar si optamos por una táctica conservadora, dejándonos llevar por nuestro instinto natural de preservación, pero eso sería desvirtuar la experiencia de un juego que nos invita a atacar sin parar e ir encadenando golpes uno tras otro, viendo como el medidor de combo y nuestra puntuación se van incrementando a medida que encadenamos infinidad de muertes.

Nadie se lleva a nuestro gato.


Un gato y una extraterrestre, podría ser Capitana Marvel pero no, es Super Crush KO.
Un gato y una extraterrestre, podría ser Capitana Marvel pero no, es Super Crush KO.


Este reto resulta sencillo en las primeras pantallas que el juego nos va planteando, pero a medida que avanzamos, el número y la variedad de enemigos se ve incrementado. Las oleadas duran más tiempo y conseguir que un mal golpe, una bola de energía o un mal cálculo en el uso de nuestras habilidades, no trunque nuestra racha va a ser el auténtico desafío de Super Crush KO. Si bien podemos ejecutar tantos puñetazos simples como queramos, el uso de las habilidades especiales va a estar limitado por un barra de energía que tendremos que rellenar a base de conseguir más ejecuciones. En el caso de nuestro bláster de precisión el cargador tiene un límite y, una vez lo agotemos, veremos como la cadencia de nuestros disparos va disminuyendo hasta la nada, algo que nos va a obligar a no abusar de ella y darle el tiempo de refresco necesario para que se vuelva a recargar automáticamente. En la misma dinámica se encuentra nuestro Superrayo KO el cual, al igual que las habilidades especiales tendremos que rellenar recogiendo unas pequeñas partículas azules que liberan los enemigos derrotados.

Una vez hemos interiorizado todas estas mecánicas el juego adquiere un tempo, una dimensión propia en la que, nosotros como jugadores alcanzamos el clímax, viendo cómo todo fluye en pantalla con naturalidad y frenetismo en una suma de reflejos y destreza que se produce en cuestión de milésimas de segundo y que da, como resultado, los mejores momentos del juego. En este punto puede resultar decepcionante la escasa duración de la aventura, que no nos va a llevar más de tres horas para ver su final, siendo este tiempo menor incluso en el caso de jugadores especialmente hábiles.

Su sistema de combos invita al desenfreno y olvidar que podemos ser dañados. Pero todo sea por conseguir esa “S”.
Su sistema de combos invita al desenfreno y olvidar que podemos ser dañados. Pero todo sea por conseguir esa “S”.

Por mi gato, mato

Su escasa duración es un punto en contra, sin duda, pero este es un juego para darle varias pasadas. Al acabar cada misión se nos va a mostrar un resumen de nuestro rendimiento, calificando nuestra partida en rangos que irán de la C a la S, bonificando nuestra puntuación por conseguir pasar el nivel en menor tiempo, contando las veces que hemos sido impactados, el número de continuaciones que hemos requerido para completar el nivel y la cantidad de combos perfectos que hemos sido capaces de ejecutar. Todas estas variables hacen que conseguir una partida perfecta sea el auténtico reto de este juego. A ello se le suma nuestro orgullo como jugadores ya que el juego nos da la posibilidad de compartir nuestras puntuaciones con la comunidad y ver los rankings de cada uno de los niveles, algo que despertará a buen seguro el gen competitivo de muchos.

Los jefazos de la aventura son bastante parecidos, tanto en sus diseños como en sus mecánicas.
Los jefazos de la aventura son bastante parecidos, tanto en sus diseños como en sus mecánicas.


Si bien, el repertorio de unidades básicas que nos asaltan a lo largo del juego es más que aceptable, introduciendo nuevas unidades y variantes casi hasta el final del juego, peor sabor de boca dejan los jefes finales. Estos jefes son demasiado parecidos los unos a los otros, tanto en sus diseños como en sus mecánicas, basándose los siguientes en lo aprendido en los anteriores e incorporando algo nuevo. Sin embargo, el reto en este punto se antoja muy dispar al resto de la aventura, siendo estos jefes, paradójicamente, las fases más fáciles de resolver con altas puntuaciones.

Algo parecido ocurre con los escenarios, repartidos en 4 grupos de 5 fases cada uno, resultan extremadamente clónicos, el diseño es prácticamente igual y se limitan a ofrecernos algunas plataformas a distintas alturas por las que movernos. Sí que es cierto que se van incorporando añadidos que nos permiten traspasar paredes, saltar más alto, realizar dobles saltos al estilo The Messenger o impulsarnos a la hora de rodar. Pero fuera de su mera presencia en el escenario, no se siente que tengan ninguna repercusión durante la mecánica fundamental del juego que es, al fin y al cabo, el combate.

Nadie se lleva a nuestro gato.


Resulta muy agradable a la vista a la hora de movernos en pantalla

En cuanto a su apartado gráfico, el juego tiene una puesta en escena sencilla, predominan los tonos pastel y colores vivos para nuestros ataques destacando el uso del magenta y violeta. Resulta muy agradable a la vista a la hora de movernos en pantalla y resuelve de manera elegante la colocación de nuestro medidor de energía y vida, así como del medidor de combo, no interfiriendo el HUD en ningún momento con lo que ocurre en combate. Para su escaso apartado narrativo el juego apuesta por viñetas al estilo manga que viéramos en series animadas como Shin-Chan y que casan perfectamente con el tono desenfadado del juego.

Con una selección de efectos sonoros eficaz, que va a ser capaz de acompañar correctamente a las sensaciones que nos transmite el bien implementado sistema de controles tanto en la versión portátil como sobremesa de Switch, destaca menos en los temas elegidos como acompañamiento musical, siendo algo básicos y repetitivos. Con pequeñas onomatopeyas para dar vida a nuestra protagonista y su nueva archienemiga, el juego llega completamente traducido al castellano tanto en las escenas del juego como en sus menús.

Discreto

Sin sello
Nadie se lleva a nuestro gato.

Super Crush KO

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Super Crush KO resulta ser una experiencia divertida y adictiva dentro del género de la acción en 2D, con una propuesta fresca y desenfadada invita a ser rejugado en cualquier ocasión y opta a ser una de esos juegos que se eternizan en el menú de nuestra Switch. Sin embargo, su corta duración y lo poco inspirado del diseño de sus jefes y escenarios lo alejan de ser uno de esos indies inesperados que acaban convirtiéndose en clásicos, conformándose con ser un buen producto de entretenimiento rápido.

  • Buena variedad de habilidades y enemigos.
  • Su estilo desenfadado a la hora de contar una historia sencilla.
  • El sistema de combos es tan divertido como adictivo.
  • Los jefes finales son demasiado parecidos entre sí.
  • El diseño de niveles podría haber dado para más.
Jugadores: 1
Idioma: Textos en español
Duración: 3 horas
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