Batallar contra las hordas de los infiernos abrasadores en un smartphone es una experiencia tan divertida y adictiva como lo es en PC y consola. Pero del mismo modo que toda rosa tiene sus espinas, Diablo Immortal no está exento de problemas que lo alejan de la excelencia con un polémico sistema de micropagos y cajas de botín que están dando de qué hablar casi más que el propio juego.
No es ningún secreto que el anuncio de Diablo Immortal sentó como un jarro de agua fría a los fans, entre otras cosas por la desconfianza que suele haber con las experiencias free to play en móviles. Y desgraciadamente, algunas de estas dudas han terminado convirtiéndose en certezas con lo nuevo de Blizzard y NetEase Games ya en nuestras manos. Si bien este juego de acción RPG recoge buena parte de la esencia que hace grande a la saga Diablo y lo lleva a las palmas de nuestras manos, como te contábamos estos días, también tiene un gran pecado que traiciona su legado. Durante toda esta semana hemos estado batallando sin descanso en el mundo de Santuario tanto en móviles como en PC, y no se puede negar que aquí en 3DJuegos hemos disfrutado mucho de esas partidas cooperativas que te mantienen pegado a la pantalla durante horas, exterminando demonios y consiguiendo un buen botín. Todo esto está presente en este nuevo juego gratis, que ya os adelanto, está a un nivel alto comparado con otros juegos del estilo en móviles y tabletas.
En este análisis notaréis lo mucho que he disfrutado de la experiencia pero también, creo, veréis reflejada la decepción que he sentido ante ciertos detalles. Porque al margen de la calidad de la acción, gráficos y diseño de Diablo Immortal, este juego de móviles sigue siendo presa de los principales defectos que caracterizan a los free to play. De ahí que los últimos días prácticamente no se hable de otra cosa, con una lluvia de críticas a Blizzard y algunas situaciones delirantes, como ver a un jugador gastar 4.000 dólares para luego no recibir botín legendario. De todo esto os hablo en el análisis de Diablo Immortal.
La grandeza de Diablo empantanada por los F2P
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La historia de Diablo Immortal se sitúa a caballo entre los eventos de Diablo II y Diablo III. Aunque la Piedra del Mundo ha sido destruida, sus fragmentos continúan llevando consigo la corrupción de Baal, y eso está causando estragos en Santuario. Uno de los tenientes de Diablo, Skarn, está tratando de reunir los fragmentos para resucitar a su amo y perpetuar el Conflicto Eterno, ayudado por unos cultistas que están contribuyendo a completar sus planes. Aquí es donde entra en juego nuestro personaje que podemos crear de entre seis clases disponibles, aliándose con los Horadrim para impedir este funesto futuro.
Es innegable que Immortal se juega y se siente como un Diablo en todo momento
Como veis el argumento no es especialmente original pero sí os adelanto que te lleva a escenarios y situaciones de batalla que te emocionarán si eres fan de Diablo, aunque obviamente prefiero no entrar en detalle para no estropearos las sorpresas. Hay referencias a grandes momentos de la historia de Santuario y también podréis cruzaros en el camino de algunos de los héroes y personajes ya vistos en otros juegos de la saga. Ahí está el sempiterno Deckard Cain, la cazadora de demonios Valla, el nigromante Xul, o nos cruzaremos con antagonistas como el Rey Leoric o Magda por citar algunos de los que no tardaréis en ver.
El argumento igualmente es sólo un pretexto para ponernos a pelear contra las fuerzas afines a los Infiernos Abrasadores y subir de nivel a nuestro avatar en el juego ganando habilidades o equipo con el que mejorar nuestra eficacia en combate. Lo que Immortal nos ofrece es una aventura en una versión "miniaturizada" de Santuario para nuestros móviles, y es innegable que se juega y se siente como un Diablo, y más concretamente, como Diablo 3 por la forma en la que gestiona las habilidades y los atributos del héroe (que no puedes modificar).
Hay una gran variedad de enemigos, muchas armas y equipo que recoger y usar o reciclar en forma de materiales, amplio catálogo de habilidades con las que dominar a las hordas de monstruos a las que nos enfrentamos, y una ambientación digna de la gran saga ARPG. La transición a móviles no le ha sentado nada mal en el terreno técnico y jugable. Si bien es cierto que en las versiones para Android e IOS los gráficos están un poco por debajo de lo que vemos en su versión de PC, la diferencia no es tan apreciable, salvo por la resolución o el tamaño de la pantalla en que jugamos o el consumo de batería. Aunque debo admitir que por su concepción como juego para móviles, la interfaz es algo "ortopédica" si decidimos jugar en un ordenador, como te contamos en nuestro especial sobre ¿cómo se juega a Diablo Immortal en PC? Es obvio que pensaron más en nuestros pulgares que en los teclados, ratones o mandos cuando la diseñaron.
En ese aspecto los controles para pantallas táctiles están muy bien resueltos y uno se adapta enseguida a esta nueva forma de controlar a nuestros personajes -en caso de no querer o no poder usar un mando inalámbrico-. Aún así, se han tenido que hacer una serie de concesiones debido a este esquema de control. Por lo pronto, disponemos de una barra de habilidades limitada en comparación con títulos anteriores, y éstas -mal que sean muchas por clase- no gozan del nivel de personalización de las runas que vimos en Diablo III. Sin embargo, se deja jugar y es igualmente divertido usarlas y manejar a nuestro avatar con ellas, aunque debo reconocer que es un Diablo bastante facilito y en el que morir es algo raro de ver; al menos hasta que empiezas a participar en Fallas y mazmorras de alto nivel.
Esto es algo comprensible si tenemos en cuenta que las actividades y misiones están pensadas para jugarse en tiempos cortos y sesiones breves. Se entiende esto ya que, por norma general, las horas que podemos dedicarles a los juegos para móviles suelen estar muy espaciadas y no superan de media los 30 o 40 minutos por sesión. La cuestión es que se adapta perfectamente a lo que se espera de un juego pensado para jugarse en este tipo de plataformas.
Donde sí se ha conservado -e incluso aumentado- el tema de personalización es en el creador de personaje, a años luz de su antecesor ya que ahora podemos editar los rasgos faciales y raciales de nuestro personaje independientemente de su género (aunque no esperéis una personalización del estilo Elder Scrolls o Cyberpunk 2077 por citar dos juegos). Esto también se refleja en cómo podemos configurar nuestro equipo al mejorarlo en la herrería o al engarzar gemas; usar un equipo u otro es lo que modifica nuestras estadísticas, y sigue teniendo su gracia el estudiar lo que tenemos a nuestra disposición para saber cómo optimizar nuestro ataque y defensa con el.
A medida que nos acercamos a los niveles más avanzados del juego descubrimos barreras de pago
La personalización también se adapta a nuestra forma de cómo preferimos jugar. Podemos ir avanzando por la historia tranquilamente solos o acompañados, o también podemos dedicarnos a cumplir con misiones secundarias que obtenemos en la ciudad hub de Westmarch, para ganarnos algo de XP extra, equipo, oro o materiales de mejora. Alternativamente, podemos acceder a las fallas y modificarlas con los blasones que vamos obteniendo -aunque sólo los básicos- al completar varias actividades específicas que les confieren modificadores jugables y un aumento en las recompensas al completarlas. También hay opciones de juego PvP con cierta asimetría y que animan la competición entre clanes que podemos crear in-game. Y todo esto sin olvidar la progresión durante la temporada que se completa al realizar actividades varias y nos aporta algunos recursos extra. Vamos, que por variedad no será. Pero todo esto tiene un precio, literalmente.
Aunque sea un punto a favor el hecho de que un juego como este sea gratis de descargar y jugar, su propia naturaleza exige que deba monetizarse de alguna forma para mantenerse, y eso conlleva lo que es la gran lacra, para mucha gente, de los F2P: las microtransacciones y los pases de batalla. Sabíamos que iban a estar ahí, y ya dije en el preanálisis -y mantengo- que son una opción y no un requisito. Para disfrutar de la historia o de la mayoría del grueso del PvE no han sido una condición indispensable, pero aquellos que quieran dedicarle muchas más horas a este título o meterse de lleno en su competitivo, pues en algún momento se verán obligados a pasar por caja. Es algo que es comprensible en todo F2P, pero es evidente que a medida que nos acercamos a los niveles más avanzados del juego descubrimos barreras de pago para conseguir determinados objetos, o acceso a determinadas actividades del "high end".
Forzar al jugador a realizar estas microtransacciones, hace que Diablo Immortal no se libre de que muchos lo tachen de Pay 2 Win. Si a todo esto le sumamos que existe un componente PvP, pues es un defecto que se exacerba. Sin mencionar que el juego nos “recuerda” demasiadas veces que puedes ir a la tienda para conseguir X objeto o moneda que te ayudará en tu partida (no en vano, es la primera opción que aparece en el menú del juego). Si este tipo de microtransacciones se limitara a ofrecer más espacio en el alijo -como en Path of Exile- o a equipo meramente cosmético -caso de Overwatch- no sería un punto negativo, sobre todo considerando el conjunto y experiencia que ofrece el juego al ser de entrada gratis.
En conclusión, Diablo Immortal no es un mal juego de móviles -que es lo que siempre buscó ser- y puede ser una distracción divertida si somos aficionados al juego en estos dispositivos. Incluso es posible "amortizar" su descarga sólo jugando a la historia, que además luego podemos repetir jugando otra clase sin coste alguno. Pero por desgracia si no queremos poner “ni un duro” no lo vamos a poder ver todo y en modos como los del PvP vamos a pelear con una mano atada a la espalda. Suerte que, por lo menos, el hecho de jugarlo en pequeñas dosis por su diseño de misiones puede hacer que su uso se alargue bastante y se disfrute, aparte del hecho que desde Blizzard ya han prometido nuevo contenido para todos los jugadores, pero habrá que esperar a ver cómo lo enfocan y en qué medida se apoya en las microtransacciones.
La historia y la acción de Diablo Immortal cumplen con lo que podrías esperar de un juego de esta veterana saga de acción RPG, todo ello bien adaptado al juego en móviles y al uso de una pantalla táctil. Esto lo convierte en un buen aperitivo mientras esperamos la llegada de Diablo IV, pero si tratas de ir más allá y buscas el máximo nivel en tu equipo, lo nuevo de Blizzard te planta frente a la barrera de los micropagos, y no de una forma especialmente elegante. Pese a que se deja disfrutar sin tener que pagar, aquí han perdido la oportunidad de crear un free to play alejado de las cajas de botín y las compras que afectan -sí- a la propia experiencia de juego. Y es una lástima.
- Una estupenda traslación del mundo de Santuario a nuestros teléfonos y tablets
- Conserva la esencia jugable de la saga pero adaptada a la comodidad del juego móvil
- Bastantes actividades, buen acabado técnico y contenido para ser un juego gratis...
- ...pero empañado por los micropagos excesivos, propios de muchos F2P
- Seguirá creciendo en contenido en el futuro pero, textualmente, ¿a qué precio?
