Análisis de Mass Effect 3

Análisis de Mass Effect 3
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Mass Effect se ha convertido en una de las grandes sagas de esta generación con dos entregas maravillosas a sus espaldas. Ahora asistimos al cierre de la trilogía en consolas con un tercer episodio que diseccionamos en profundidad en nuestra review de la última misión del Comandante Shepard. Un análisis para descubrirte un videojuego que abre la saga al gran público sin retirarle su mirada a los hardcores y que, como siempre en la revista, puedes leer sin peligro de encontrar spoilers.

Protagonista de un fenómeno fan con pocos precedentes en la actualidad, basta con darse una vuelta por la comunidad de 3DJuegos para descubrir la enorme atención con la que se sigue la actualidad de la saga Mass Effect en infinidad de grupos y clanes. Cada nuevo detalle que se averigua sobre el universo creado por BioWare es objeto de debate, opinión y profundo análisis por parte de montones de fans que ven en las especies, las intrigas y las complejas tramas diplomáticas de la franquicia un mundo de inusual profundidad y enorme madurez. ¿Cómo han logrado este prodigio sus responsables? Basta con echar un vistazo al currículum del estudio fundado por Ray Muzyka y Greg Zeschuck para saber que la práctica totalidad de sus trabajos gozan de idéntica densidad y que también han contado a sus fans por legión, pero el de las aventuras del Comandante Shepard no sólo ha tratado siempre a sus aficionados como adultos, sino que transmite perfectamente esa sensación de universo repleto de sorpresas a explorar que ofrece al usuario.

Tras dos memorables entregas, especialmente la primera que sigue siendo uno de los videojuegos con mejor valoración en la historia de 3DJuegos, recibimos la tercera, que ejercerá de cierre del primer volumen de la franquicia: el protagonizado por el propio Shepard. ¿Está a la altura de sus predecesores? El análisis está precisamente para desgranar eso, pero podemos ir adelantando que se trata de una entrega muy superior en algunos aspectos a los juegos anteriores, pero también en la que echamos en falta algunos puntos que siempre habían sido característicos de la IP y que aquí ya han desaparecido por completo.

Mass Effect 3 premia su faceta más puramente shooter sobre cualquier otra consideración. La exploración que caracterizaba al primer videojuego y del que todavía quedaban algunas gotas en el segundo desaparece por completo en esta ocasión para optar por un planteamiento mucho más lineal, e incluso aspectos como la relación con otros NPCs queda seriamente mermada circunscribiéndose casi por completo a nuestro equipo y a los grandes dignatarios de cada raza. Sin embargo aquí acaban las malas noticias, y es que en todo lo demás el juego es un gran triunfo: el apoteósico espectáculo narrativo de BioWare recibe una conclusión que está a su altura, carga de acción, con una historia fantástica y con decisiones todavía más difíciles que nos pondrán al límite. Nuevos amigos llegarán a nuestro pelotón y otros se marcharán entre lágrimas, pero el enorme legado de la saga Mass Effect siempre estará allí.

La leyenda de Shepard –La Historia-
En un videojuego en el que la inmersión, la historia y los giros tienen tanta importancia como en la de Mass Effect, es completamente necesario llevar a cabo un análisis en el que no se desvele ningún elemento que pudiera entorpecer el disfrute del aficionado que busca llegar “inmaculado” a la experiencia. De este modo hablaremos lo menos posible sobre lo que sucede en este episodio, y tan sólo aportaremos algunas pinceladas sobre lo que ofrece el videojuego y nos centraremos en mayor medida en valorar la calidad narrativa de lo que se nos narra y su adecuación dentro del universo de la IP.

El juego, como ya se sabía, da comienzo con el ataque de Los Segadores sobre el planeta Tierra, aspecto en el que más ha incidido BioWare durante la fase promocional del videojuego y que ha protagonizado un tráiler realmente sobrecogedor. La representación de la invasión dentro de Mass Effect 3 es mucho más sobria que la de esa cinemática por la necesidad de integrarla dentro del motor del juego, y es que en el pellejo de Shepard viviremos el ataque en primera persona en lo que puede definirse como el tutorial de la campaña individual. Entre el fuego de las naves de Los Segadores y sus tropas de infantería aprenderemos a movernos, a disparar y a hacer uso de los poderes bióticos.

¿Por qué está Shepard destinado en la tierra? ¿Seguían siendo ignoradas sus advertencias sobre el peligro de Los Segadores? ¿Qué ha pasado con la Normandía? No despejaremos ninguna de estas incógnitas para que sea el propio lector el que las descubra por sí mismo, pero la situación encaja perfectamente con la conclusión de la segunda parte, y es que BioWare nunca se ha tomado demasiadas licencias en este sentido. Únicamente vamos a comentar de forma completamente inocua que el ataque sobre el planeta azul se salda con la huída en el último instante de la Normandía con nosotros a bordo, y que a partir de ahí nos convertiremos definitivamente en la última esperanza para luchar contra la amenaza. En paralelo a la brutal ofensiva sobre la tierra y otros planetas, y con la losa de que vidas y vidas se pierden a cada minuto que pasa, deberemos buscar diferentes aliados en todos los rincones de la galaxia para tratar de equilibrar una guerra increíblemente desequilibrada en primera instancia.

¿Título de Acción? ¿Juego de Rol? ¿Experiencia centrada en la narrativa? Mass Effect 3 permite escoger qué tipo de videojuego queremos disfrutar.
¿Título de Acción? ¿Juego de Rol? ¿Experiencia centrada en la narrativa? Mass Effect 3 permite escoger qué tipo de videojuego queremos disfrutar.

La tercera parte, como no podía ser de otro modo, respeta nuestras decisiones en episodios anteriores: ¿Sobrevivieron Kaidan o Ashley al ataque sobre Vermire? ¿Qué hemos decidido sobre ciertas razas extraterrestres? ¿Cuáles de nuestros compañeros perecieron en el final de Mass Effect 2? Si importamos nuestra partida guardada desde el episodio anterior (que arrastrará las decisiones tomadas en el original en los casos de Xbox 360 y PC) el aficionado puede garantizar un escrupuloso respeto del juego por todas y cada una de las elecciones tomadas. Una constante en la saga y un elemento más para construir su cuidadísima inmersión. BioWare se toma escasas licencias con nuestras decisiones, pero eso sí, se saca algún que otro as de la manga para recuperar a algunos que creíamos caídos... Si es para bien o para mal y de quiénes se trata, por supuesto, lo dejaremos en el aire.

Y es que si por algo ha destacado siempre la franquicia es por hacer sentir al jugador que pertenece a un mundo donde él mismo es el protagonista de intrigas diplomáticas, fascinantes descubrimientos y de espectaculares batallas, todo ello bajo su capacidad de decisión. En este sentido el tercer juego de la franquicia se hace fuerte en los mismos puntales que han caracterizado a los episodios anteriores, y ofrece esa cuidada mezcla entre rostros conocidos y nuevos en cuanto a los co-protagonistas, y esa sensación de que nosotros, como héroes, trazamos nuestro propio destino como en muy pocas sagas. ¿Pegas? Más bien pocas, pero también existen.

Por un lado el prólogo ambientado en el ataque sobre la tierra es francamente deficiente a efectos jugables y especialmente narrativo, ofreciendo un comienzo muy pobre que por suerte se corrige con premura; y por otro lado algunos de los sacrificios que deberemos llevar a cabo con nuestros conocidos son absurdos y desproporcionados y, con un personaje en particular, especialmente gratuitos e incomprensibles. No obstante éstas son pegas puntuales que tienen mayor o menor importancia en función del aficionado y sus lazos de empatía, pero que palidecen ante un problema de mayor dimensión: el que nos recuerda el febril concepto contrarreloj que el juego trata de imbuir en el usuario y que lamentablemente no acaba de encajar en la experiencia de juego general. Nos explicamos...

Nuevos enemigos, nuevos desafíos... el destino de la Tierra está en peligro. Sólo nosotros podremos salvarla creando una invencible coalición.
Nuevos enemigos, nuevos desafíos... el destino de la Tierra está en peligro. Sólo nosotros podremos salvarla creando una invencible coalición.

Mientras nosotros llevamos a cabo nuestra aventura hay una losa de los millones de muertos que al mismo tiempo está provocando la ofensiva de Los Segadores sobre nuestras espaldas, algo que no se ajusta con el planteamiento de exploración y disfrute de misiones secundarias algo más pausado que siempre ha caracterizado a la saga y que, como no podía ser de otro modo, no falta a su cita con la tercera parte. Las misiones principales de Mass Effect y Mass Effect 2 siempre han tenido cierto carácter de urgencia, pero en la tercera entrega éste es tan exagerado que acaba por no hacer coherente nuestro interés por acometer misiones secundarias (de exploración, rescate…). Un mal decididamente menor para algunos pero que resultará dramático para otros, pero que fulmina el sentimiento de premura que buscaba transmitir BioWare y que por lo tanto merece ser reseñado igualmente.

¿En cuanto al final? El final… Obviamente no contaremos ninguno de los disponibles en función de nuestras decisiones, pero sí que compartimos la opinión de BioWare de que horrorizarán por igual a unos y agradarán de sobremanera a otros. Con una saga tan potente y de culto como ésta resultaba imposible dejar a nadie indiferente con su desenlace, y las reacciones ante la conclusión van a ser curiosas y agradables en unos casos y… furibundas en otros. Sólo garantizamos que para llegar hasta él tendremos que tomar las decisiones de mayor importancia de la saga hasta ahora, y que muchas de las diatribas serán dolorosísimas pero casi siempre necesarias.

Un Mundo de Furia –El Combate-
Los tiroteos siempre han sido una parte muy importante en Mass Effect, especialmente según la saga ha ido avanzando. En el primer juego se alternaban masivamente con una cantidad enorme de exploración y diálogos, en el segundo aumentaban su presencia notablemente y en la tercera entrega es donde en mayor proporción los veremos. Conforme han ido ganando en presencia, también han ido mejorando en cuanto a controles y posibilidades, de modo que en Mass Effect 3 nos encontramos no sólo con el juego más inclinado hacia la faceta shooter de la IP, sino también el que con más rotundidad logra una experiencia sobresaliente en la acción.

En este tercer capítulo las mejoras pasan principalmente por un aumento enorme en la movilidad de un Shepard que ya no está tan limitado como en el pasado. Como ya se adelantó, el Comandante puede ahora rodar, se mueve de una forma mucho más ágil tanto detrás de las coberturas como en el campo abierto y lleva a cabo con enorme celeridad acciones como saltar por encima de coberturas, subir o bajar a toda velocidad escaleras de mano o brincar sobre brechas que sorprendentemente salpican a menudo los escenarios. La intención de ofrecer unas escenas de acción vertiginosas queda debidamente cumplida, y en líneas generales también se beneficia de ello los que son los mejores decorados en cuanto al diseño de su mapeado que la IP nos ha ofrecido hasta la fecha. Las posibilidades de llevar a cabo tácticas de rodeo con mayor éxito y de trazar estrategias con nuestros compañeros son más versátiles con las nuevas arquitecturas. No obstante algunas de las novedades como, por ejemplo, la de la inclusión de las mencionadas grietas en el suelo de los escenarios, parecen forzadas e introducidas con calzador sólo para transmitir una mayor sensación de fluidez, espectacularidad y ritmo en los combates.

Mass Effect 3 destaca por muchas cosas, pero su espectacularidad está fuera de toda duda. Durante los combates protagonizaremos algunas estampas inolvidables.
Mass Effect 3 destaca por muchas cosas, pero su espectacularidad está fuera de toda duda. Durante los combates protagonizaremos algunas estampas inolvidables.

Los tiroteos, por lo demás, siguen ofreciendo todo lo que cabe esperar de una experiencia Mass Effect. La mezcla de armamento con poderes bióticos es la clave una vez más de unos combates muy dinámicos que vuelven a ser bastante diferentes en función de la clase que escojamos y las habilidades que cada una de ellas lleva asociadas. Además ha mejorado notablemente el dinamismo y el componente frenético antes ausente con un combate cuerpo a cuerpo inusualmente potenciado; en la franquicia siempre había estado presente, pero en esta ocasión tiene un salvajismo desaforado puesto que apretando el botón B/Círculo golpeamos con la culata del arma a los enemigos cercanos, pero dejándolo presionado accedemos a una suerte de poder biótico que literalmente arrasa con los enemigos más cercanos. Además si nos encontramos tras una cobertura también podemos atacar directamente a un enemigo si éste se encuentra al otro lado, y como hemos dicho el renovado dinamismo a la hora de desplazarnos tras los parapetos repercute directamente en unos combates más veloces y en los que el control del usuario sobre todo lo que pasa es máximo.

Así pues en líneas generales se trata de una versión muy mejorada de la acción de sus predecesores, que apuesta por introducir algunos elementos de variedad en el conjunto para luchar contra la monotonía. Se confirma una vez más la ausencia completa de vehículos tras la presencia fuerte de éstos en los DLC de Mass Effect 2, y en contraposición a las habituales secciones de pilotaje del Mako en el primer videojuego. Aquí se sustituyen por algunas pequeñas secciones que, como decimos, buscan aportar algo de diversidad: tiroteos desde una nave en movimiento, una persecución a pié, una desaprovechada secuencia de acción sobre ascensores, algunas partes a bordo de torretas ametralladoras... No particularmente espectaculares ni inspiradas, pero sí capaces de alterar el ritmo de las frecuentísimas secuencias shooter que protagonizaremos.

Maestro y Comandante –Mejoras, Personalización…-
Mass Effect 3 es, de hecho, la experiencia más personalizable de cuantas ha ofrecido la saga, pero lo es de una manera que quizá sorprenda a los habituales de la franquicia. Al comienzo de la aventura, y al igual que en la demo, la primera decisión que ofrece el videojuego es la de escoger el tipo de experiencia que queremos disfrutar. Así pues si lo que deseamos es el tipo de juego que toda la IP ha venido trayendo consigo hasta ahora bastará con mencionar la opción rolera, que respeta la esencia de la marca. Por otro lado si lo que buscamos es un juego de estilo más cercano al shooter podemos renunciar a las decisiones y no participar de los diálogos más allá de su visualización optando por el modelo acción. En última instancia nos queda la posibilidad de disfrutar principalmente de todo lo contrario, las decisiones, y sortear los combates cómodamente con una dificultad muy rebajada.

Algunos personajes han cambiado fuertemente su aspecto en una decisión por parte de BioWare que no ha sentado igual de bien en todos los círculos.
Algunos personajes han cambiado fuertemente su aspecto en una decisión por parte de BioWare que no ha sentado igual de bien en todos los círculos.

Esto no significa que las alternativas para personalizar la experiencia queden ahí, y es que durante la partida también podremos alterar como es lógico el nivel de dificultad de los combates. Fácil, Normal, Duro y Locura serán las posibilidades modificables en cualquier momento, y en líneas generales el combate mantiene los estándares de reto y desafío de su predecesor, aunque quizá de la sensación de que en Normal es algo más dificultoso salir de los tiroteos que en Mass Effect 2, algo que se debe sin duda a una optimización de las rutinas de la IA enemiga.

Por otra parte aumentaremos el nivel de nuestro personaje obteniendo experiencia de las diferentes acciones que llevemos a cabo en las misiones y también de nuestra exploración y descubrimientos. Todo se proyectará como siempre en el menú de Pelotón, donde podremos traducir esos puntos obtenidos en mejoras para nuestro héroe y también para nuestros acompañantes. El sistema es, en esta ocasión, algo diferente al de episodios anteriores: en el pasado sencillamente invertíamos talentos en diferentes aspectos, sin embargo ahora hay dos ramas en cada uno de ellos para poder personalizar los diferentes rangos a nuestro gusto. ¿Cómo funciona esto? Lo explicamos con un ejemplo. La habilidad Matriz Defensiva, por ejemplo, se activará con el primer desbloqueo y mejorará su velocidad de recarga y aumentará su restablecimiento de escudos en los dos primeros rangos, pero a partir de ahí nos obligará a escoger entre las dos ramas: la que mejora su velocidad de recarga y, por otra parte, la que aumenta su poderío.

Estas habilidades, como decimos, varían en función de la clase y como es costumbre tenemos seis para elegir al comienzo de la partida: Soldado, Infiltrado, Vanguardia, Centinela, Adepto e Ingeniero, cada una de ellas con sus peculiaridades y con algunos interesantes aditivos en cuanto a algunos poderes que debutan. No obstante su suma es a menudo accesoria y prescindible. Donde sí observamos muchos cambios es en el sistema de armas, donde podemos escoger entre cinco tipos de armamento y que enriqueceremos comprando en tiendas de La Ciudadela e invirtiendo nuestros créditos. Y es que el arsenal es otra de las cosas que podemos definir pormenorizadamente en esta ocasión, con una opción que debuta: la de contar con un gráfico que representa la espalda de los personajes y que nos facilita la opción de escoger al comienzo de cada misión las cinco armas con las que contaremos en las secuencias de acción.

Por otra parte en el camarote del comandante dentro de la Normandía podemos también personalizar el aspecto de nuestro héroe en cuanto a sus ropajes. Algunas modificaciones resultarán meramente ornamentales en cuanto al detalle y el aspecto de, por ejemplo, nuestra armadura o el casco, pero otras decisiones repercutirán directamente sobre la mejoría de nuestro blindaje, mejora de escudos, regeneración biótica, etcétera.

Lugares antaño fundamentales para encontrar misiones secundarias como, por ejemplo, La Ciudadela, tienen ahora menor importancia. Pese a ello su ejecución es impecable.
Lugares antaño fundamentales para encontrar misiones secundarias como, por ejemplo, La Ciudadela, tienen ahora menor importancia. Pese a ello su ejecución es impecable.

La Galaxia a Nuestros Pies -Universo, Exploración...-
A estas alturas del análisis el lector ya sabe sobradamente que Mass Effect 3 es una experiencia más lineal que la de sus dos predecesores, una experiencia que hace algunos esfuerzos por recuperar la complejidad de la administración del inventario perdida en la segunda parte pero que por el camino pierde casi todo el concepto de exploración que en el pasado aportaba el programa.

Las misiones secundarias han sido el principal sacrificado en la fórmula ideada por BioWare para hacer el videojuego más accesible, y es que si bien éstas siguen presentes lo cierto es que su interés narrativo es más limitado que en el pasado y, además, su encuentro ha sido simplificado hasta extremos sorprendentes. En el pasado teníamos que relacionarnos con otros personajes para dar con estos encargos de corte supletorio. ¿Qué suponía esto? Que en, por ejemplo, nuestros desplazamientos por La Ciudadela conocíamos montones de personajes en bares, comercios o lugares de descanso con dudas, penurias y necesidad de nuestro socorro, y con los que podíamos conversar para conocerlos a fondo antes de aceptar o no sus propuestas.

En La Ciudadela de Mass Effect 3, por mencionar un ejemplo donde podemos obtenerlas, apenas hay media docena de NPCs con los que dialogar activamente en total, lo que supone prácticamente uno por cada una de las plantas, y el resto de misiones secundarias se obtienen sencillamente quedándonos al lado de cualquier pareja de seres que veamos y escuchando lo que dicen: al pasar unos segundos a su lado sin intervención alguna por nuestra parte ni mayores explicaciones se añadirá una nueva Tarea a nuestro listado de misiones. Esto supone que sencillamente caminando entre una multitud irán apareciendo notificaciones en la parte inferior derecha de la pantalla de dos tres, cuatro o hasta cinco Tareas que se han añadido a nuestro diario. Con esta decisión BioWare ha suprimido nuestra interrelación con otros caracteres de un plumazo casi en su totalidad, y ha hecho del antaño placentero sistema de misiones secundarias un descontrol realmente desconcertante.

Por si esto fuera poco el juego da por hecho que con esas conversaciones que escuchamos ya estamos al tanto de todos los detalles de la misión, cuando a menudo estaremos escuchando tantas a la vez que ni siquiera sabremos a qué Tarea corresponde cada una, y desde el diario los detalles que ofrece para cada una de ellas son más bien exiguos y confusos. Esto provocará que el jugador, a menudo, opte por esperar para cumplirlas por desidia o, sencillamente, esperando conocer algún detalle más que facilite su cumplimiento; no obstante incluso en esto hay que estar muy atentos puesto que algunas tienen un tiempo de cumplimiento que hace que, a pesar de que a menudo no se nos comunique su urgencia, sencillamente en un punto determinado de la campaña se nos advierta que tal o cuál encargo secundario ya es inviable puesto que el objetivo a muerto o la posición ha caído bajo las garras de Los Segadores.

Es difícil entender el cambio de política de BioWare en este sentido con las misiones secundarias cuando en los dos juegos anteriores la fórmula había funcionado tan bien, y es que, a pesar de que a veces sí las obtendremos charlando activamente con algún NPC o recibiendo un comunicado en la Normandía, lo cierto es que la mayoría de ellas las desbloquearemos casi sin darnos cuenta y con muy pocas pistas sobre cómo cumplirlas. Esta decisión, así mismo, genera que se reduzcan drásticamente las cosas que hacer al margen de las escenas de acción, y es que lugares antaño rebosantes de vida como la propia Ciudadela o la misma Normandía, tienen ahora una capacidad de interacción escasísima. Esto se refleja en aspectos como el hecho de que ha regresado el comercio pero que incluso éste se lleva a cabo a través de ordenadores: sin ningún contacto de tipo personal con humanos o criaturas.

El juego incluye ahora un sencillo menú para distribuir las armas en las diferentes partes de nuestra armadura.
El juego incluye ahora un sencillo menú para distribuir las armas en las diferentes partes de nuestra armadura.

Los responsables de Mass Effect 3 han tratado de luchar contra esta sensación de mundo inerte tratando de, por ejemplo, diseminar algunas maquetas a modo de desbloqueables en las entrañas de la Normandía, algo que hace que por mucho que nuestro afán coleccionista esté disparado no pasemos de tres o cuatro minutos dando vueltas por las plantas de la nave que no sean el puente de mando: donde decidimos nuestros viajes y donde, a fin de cuentas, se desarrolla toda la campaña. Los escenarios de combate tienen más trabajo a sus espaldas en este sentido, no sólo porque el hecho de que es donde se desarrolla la acción les otorga más interés, sino también porque en ocasiones esconden algunos modelos de armas que, al desbloquearlos, se sumarán a nuestro arsenal tanto para su incorporación inmediata como para su almacenamiento.

Esta desatención de BioWare por todo lo que está al margen del hilo principal se puede ver también en la exploración del espacio, que tenía enorme importancia en el primer juego, redujo su presencia a la exploración minera en el segundo y que ha recortado por completo su legado en el tercero. Ahora todo ha quedado simplificado al hecho de que podamos seguir moviendo la nave manualmente como en Mass Effect 2, sólo que ahora para recoger materias primas usaremos una suerte de pulso que accionaremos con el gatillo izquierdo y que nos informará de si hay recursos que automáticamente cosecharemos. La contraprestación de su uso es que algunas veces desataremos con su uso la atención de Los Segadores, que se representará en una barra creciente en una esquina de la pantalla y que hará que al llenarse lancen a sus naves para perseguirnos y tratar de darnos caza. Cuando esto sucede todo se desencadena sobre el mismo mapa galáctico, y deberemos tratar de esquivar a las naves sencillamente moviéndonos por el sistema hasta tratar de llegar a algún punto de salida. Lamentablemente todo está ejecutado de una forma tan pobre que resulta poco menos que dantesco ver cómo todas las naves de Los Segadores se apelotonan a nuestra espalda tratando de atraparnos y cuando nos alcanzan sencillamente aparece el rótulo de cargar partida. Una forma de una pobreza asombrosa de llevar a la pantalla una idea que podría haber dado buenos resultados con algo más de mimo pero que, en el estado actual, es completamente impropia de una saga como ésta.

Hay algunas nuevas habilidades que debutan en Mass Effect 3, especialmente llamativo es el renovado énfasis por el combate cuerpo a cuerpo.
Hay algunas nuevas habilidades que debutan en Mass Effect 3, especialmente llamativo es el renovado énfasis por el combate cuerpo a cuerpo.

Guerra Espacial -Multijugador-
Una de las grandes novedades de Mass Effect 3 ha sido la largamente rumoreada adición de una modalidad multijugador de corte cooperativo que trataría de entroncar con la campaña individual en cuanto a temática y planteamiento. En este sentido el éxito de este añadido es relativo, puesto que si bien su fusión en el tablero de mandos de la Normandía de la campaña individual es perfecto, lo cierto es que su importancia es muy relativa. No obstante en cuanto a diversión sí se trata de un aditivo que realmente suma interés a la experiencia.

La fórmula jugable es de acción por acción sin mayores complicaciones, y está inspirada directamente por las modalidades de supervivencia que ha venido ofreciendo el género de acción en los últimos tiempos con el popular Horda de Gears of War 2 a la cabeza. Si el juego de Epic Games es precursor de toda la mecánica de coberturas y movimientos del protagonista de Mass Effect, también lo es del multijugador de una tercera parte que con esta adición suma todavía más horas de entretenimiento a su vasta oferta jugable con seis mapas y en tres tipos de desafíos (Bronce, Plata y Oro) donde lucharemos contra infantería de Cerberus, Geth y Segadores. Hay cierta variedad en la forma de plantear los objetivos (acaba con VIPs en un tiempo record, defiende esta posición...) pero en líneas generales todas acaban reduciéndose a acabar con todo lo que se mueve.

El embalaje del programa trae consigo un pase on-line como viene siendo tradicional en los títulos de Electronic Arts en particular y en los de todas las grandes compañías en general, de modo que nos hará falta introducirlo al arrancar el programa para tener acceso a las funciones on-line del programa. Lo primero que nos llamará la atención al entrar a la pestaña Multijugador será el hecho de que todo se plantea bajo el ya anunciado nombre de La Galaxia en Guerra en un mapa que divide el universo en cinco sistemas (Terminus, Través Aticano, Espacio de Alianza de Sistemas, Espacio Interior del Consejo y Espacio Exterior del Consejo) y que nos informa con valores porcentuales sobre el equilibrio del conflicto en cada uno de ellos.

La modalidad on-line de Mass Effect 3 se reduce a un interesante cooperativo en el que tendremos que vencer a oleadas y oleadas de enemigos.
La modalidad on-line de Mass Effect 3 se reduce a un interesante cooperativo en el que tendremos que vencer a oleadas y oleadas de enemigos.

Lo primero que deberemos hacer al entrar al modo on-line será escoger a nuestro personaje y elegir su clase, nombre y aspecto. Las clases a elegir serán similares a las de la campaña individual (Adepto, Soldado, Ingeniero, Centinela, Infiltrado y Vanguardia), y podremos tener un personaje que evolucione independientemente en cada una de ellas. Y es que en el multijugador BioWare no ha renunciado tampoco a la progresión del héroe, permitiéndonos avanzar nivel a nivel con nuestros puntos de experiencia para ir desbloqueando no sólo habilidades sino también la liberación de skins Krogan, quariano, turiano, etcétera... cada uno de ellos también con sus propias destrezas específicas.

Así pues cada nivel desbloqueado liberará nuevos puntos para invertir en las diferentes habilidades que invertiremos de una forma muy similar a la de la experiencia off-line, sólo que en esta ocasión a las mejoras del arsenal se acceden mediante la Tienda del menú. Aquí podemos invertir el dinero obtenido en las misiones cooperativas en los paquetes de Recluta, Veterano y Espectro, que ofrecen en todos los casos cinco objetos o personajes aleatorios: en el primer caso (el más barato, de 5.000 créditos) con una probabilidad escasa de que al menos uno de éstos sea "infrecuente" por su calidad; en el segundo con un precio de 20.000 créditos con uno al menos "infrecuente", y el tercero a cambio de 60.000 créditos con al menos uno "raro o mejor". La tienda acaba convirtiéndose en un incentivo de lo más agradable para seguir jugando con ánimo de obtener créditos, aunque BioWare y Electronic Arts han pensado también en aquellos que no desean pasar cantidades ingentes de tiempo y no quieren que su equipo militar esté desfasado permitiéndoles comprar a cambio de dinero real los diferentes paquetes.

El funcionamiento general del modo on-line respeta con bastantes escrúpulos las fórmulas de la experiencia general en cuanto a la acción propiamente dicha, aunque también se toma algunas licencias para entroncar con la experiencia mucho más frenética que aquí se ofrece. Se suprimen, como es lógico, los menús radiales para evitar interferir con el tiempo real de la acción, y el acceso a las habilidades, por ejemplo, se lleva a cabo con los tres botones del pad directamente asignados a ello... Con todas esas decisiones se obtiene un planteamiento menos profundo pero también más directo y accesible.

Polvo de Estrellas -Gráficos y Tecnología-
En lo visual Mass Effect 3 es el videojuego más redondo que la saga nos ha ofrecido hasta ahora, siendo el que con más efectividad ha luchado contra los problemas tecnológicos que plagaban a sus predecesores y también ofreciendo no sólo los mejores retratos de los personajes en los primeros planos en los que se desarrollan los minimalistas diálogos, sino también unos escenarios verdaderamente megalomaníacos.

La dirección artística vuelve a ser el punto fuerte de una producción de BioWare, una vez más, y lo es con los mismos baluartes que han convertido a la franquicia en una de las más representativas de la actual generación de videoconsolas. El aficionado, con sólo ver una pantalla de cualquier juego de la franquicia Mass Effect, reconoce la identidad del producto a la primera, y esto se debe al inmaculado tratamiento de las especies alienígenas, a los cuidados rostros humanos y al inmejorable marco que suponen los gigantescos escenarios donde se desarrolla la acción.

La tercera parte, así mismo, incluye suculentas mejoras que contribuyen en mayor medida a hacer más grandioso el espectáculo visual, con una introducción en la que sus responsables ya ponen las cartas sobre la mesa en cuanto al prisma que adopta el cierre de la trilogía. El planeta Tierra arrasado por los Segadores es una estampa inolvidable y pocas veces tratada como en esta ocasión, pero sólo es un aperitivo con el que abrir boca ante el poderoso universo que los desarrolladores han construido para nosotros.

Los enemigos serán de todo tipo, pero los mechs nos pondrán las cosas muy difíciles.
Los enemigos serán de todo tipo, pero los mechs nos pondrán las cosas muy difíciles.

Los decorados de episodios anteriores siempre habían sido acusados de resultar algo desérticos, en esta ocasión son todo lo contrario, cargados de objetos con los que interactuar y con unos fondos a menudo repletos de movimiento, explosiones y efectos. La carga poligonal y el acabado de ciertas texturas puede no resultar suficiente para los paladares más exquisitos y acostumbrados a las grandes producciones Triple-A de los últimos tiempos, pero como conjunto se observa una gran mejoría y el resultado es compacto y de una entidad sobresaliente.

Los rostros, por su parte, también han experimentado un serio avance, eliminando ya por completo esa ligera sensación de "textura de cera" que tenían en los dos primeros episodios, y asombrando en los primeros planos por su fenomenal acabado. Puede que las animaciones faciales estén también algo lejos de lo que los grandes exponentes del mundillo muestran, o que estén a distancia también del asombro que produjeron en su ya veterana primera parte, pero vuelven a hacer su trabajo una vez más con excepcional solvencia y brillando particularmente en los alienígenas.

En cuanto a lo más puramente tecnológico cada una de las versiones de consolas tiene sus particularidades como viene siendo habitual en la saga. La de PlayStation 3, por ejemplo, es algo más temperamental en términos de fluidez de las imágenes por segundo, con algunas caídas molestas y especialmente palpables cuando comparamos una plataforma con otra. Por otra parte la de Xbox 360 tiene una irritante política de cambios de disco, algo alejada de lo que pudimos ver en la mucho más cómoda segunda entrega y que, por ejemplo, aproximadamente a las 5 o 6 horas ya nos obligará a cambiar de disco en una maniobra que se repetirá más veces de las deseables en la primera mitad de la campaña.

A nivel visual el videojuego es muy potente. Cuenta con una nueva técnica de iluminación que hace el juego algo más oscuro pero más poderoso.
A nivel visual el videojuego es muy potente. Cuenta con una nueva técnica de iluminación que hace el juego algo más oscuro pero más poderoso.

Por otra parte el movimiento de los personajes en pantalla nunca ha sido la mayor virtud de la marca Mass Effect, no obstante incluso aquí vemos también una notable mejoría. Algunos movimientos continúan siendo robóticos, y nos llama la atención la decisión de BioWare de no permitirnos dejar de apuntar en ningún momento fuera de las zonas civiles, lo que hace que se sucedan situaciones absurdas como que podamos estar en un campamento militar aliado acercándonos a algún mandatario para conversar apuntándole directamente a la cabeza. Es una pega menor, pero teniendo en cuenta que en el pasado podíamos envainar y desenvainar a nuestro gusto, resulta un tanto absurdo tener que cargar con la animación del personaje empuñando el arma con tensión incluso en las situaciones más calmadas.

En lo tocante al tema sonoro, el videojuego vuelve a hacer gala de las fortalezas que siempre ha exhibido en este apartado. Clint Mansell ha sustituido al celebrado compositor de las bandas sonoras de Mass Effect y Mass Effect 2, y el autor de la música de “Requiem por un Sueño” ha hecho un grandísimo trabajo. Sus partituras épicas son fantásticas, pero donde se ve su verdadera maestría es en los temas intimistas, de lo más inspirado. Por lo demás el juego llega a nuestro país con la única traducción de los textos como es costumbre en la IP, y el doblaje en versión original cuenta con un trabajo formidable dentro del que sobresale el inolvidable Martin Sheen que repite su papel de Hombre Ilusorio.

El Principio del Fin –Conclusiones-
Lo mejor que podemos decir de Mass Effect 3 es que éste no es el final de la historia de Mass Effect, es más bien el final de nuestra historia dentro del universo Mass Effect. Una historia que hemos construido nosotros mismos con nuestras decisiones, y que comprobamos con placer cómo llega en este videojuego a un desenlace tan épico, espectacular, dramático y flamígero como cabría esperar.

El de BioWare es un juego con luces y sombras, pero las segundas son tan accesorias y las primeras brillan con tanta fuerza, que es imposible negarle a la aventura definitiva del Comandante Shepard su condición de videojuego sobresaliente y, indudablemente, a la altura de sus dos predecesores... A pesar de que quizá sea algo inferior a éstos debido a su atención casi exclusiva por el componente shooter y la historia principal, y por restar tantos enteros en la exploración, la interacción y otros elementos que caracterizan la experiencia rolera.

La trilogía del Comandante Shepard toca a su fin con Mass Effect 3. Un videojuego que ofrece en lo narrativo exactamente lo que los fans esperan.
La trilogía del Comandante Shepard toca a su fin con Mass Effect 3. Un videojuego que ofrece en lo narrativo exactamente lo que los fans esperan.

¿Hace ese desarraigo que éste sea un mal videojuego? En absoluto, hemos visto cómo títulos que han seguido políticas similares han conseguido notas brillantes en sus calificaciones en 3DJuegos, pero sí es una advertencia que hay que llevar a cabo para los que buscaran una experiencia muy parecida a la de Mass Effect o Mass Effect 2. Las misiones secundarias aquí relativizan su importancia hasta casi lo inexistente, la forma de conseguirlas y cumplirlas irritará a más de uno por su carácter confuso, y aspectos como la exploración de otros planetas que antes constituía un atractivo indudable ha sido en esta entrega eliminado por completo; siendo sustituido en esta ocasión por una mecánica cuestionable. El último elemento que echamos en falta y que no hemos mencionado con anterioridad es el de los minijuegos y los rompecabezas, ambos también han perecido dentro del marco de un intento por parte de BioWare de construir una experiencia mucho más directa, accesible y frenética.

La historia principal, sin embargo, es el gran triunfo del videojuego. El toque intimista y más personal del segundo juego se sustituye aquí por un prisma épico donde hay muchos menos personajes en nuestro pelotón y donde apenas sabremos nada de ellos, pero donde nuestras decisiones no les afectan sólo directamente a ellos sino que tienen millones de vidas como potenciales víctimas o vencedores. Es un toque más desarraigado para el argumento que lo hace menos entrañable, pero también es el giro necesario que necesitaba BioWare para construir un videojuego donde se debe transmitir el épico hecho de que tenemos la galaxia en nuestras manos y donde ya prácticamente sólo lidiamos con los líderes de cada raza.

Debemos señalar en última instancia que el título en su versión de Xbox 360 cuenta con la posibilidad de darles instrucciones a nuestros acompañantes o incluso a nuestro propio personaje mediante Kinect, con una larga lista de comandos que nos ahorrarán el tener que abrir el menú radial. La idea es brillante sobre el papel, y es que el cambiar con nuestra propia voz nuestra propia arma o desencadenar el poder biótico de un acólito es genial, no obstante el retardo en la ejecución que muestra el dispositivo a la hora de registrar nuestra orden y procesarla en pantalla acaba haciendo que no resulte particularmente recomendable usarla.

Magnífico

Obra maestra

Mass Effect 3

Por: El equipo de 3DJuegos
Obra maestra

El épico cierre de la trilogía Mass Effect ya está aquí, y con él tenemos la merecida conclusión a cinco años de prodigiosas aventuras. La última epopeya del Comandante Shepard está a la altura de los estándares de calidad de la saga de BioWare, y a pesar de que podemos interpelarle algunas quejas por centrar sus esfuerzos casi exclusivamente en la historia principal, lo cierto es que es una acontecimiento formidable y cargado de acción y momentos emotivos.

Comprar Mass Effect 3
Jugadores: 1-4
Idioma: Manual en español, textos en español y voces en inglés
Duración:
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VÍDEO ESPECIAL

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