Análisis de Steel Battalion Heavy Armor

Análisis de Steel Battalion Heavy Armor
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Los tanques bípedos de Steel Battalion llegan a Kinect para darnos la que prometía ser la experiencia "hardcore" definitiva para el dispositivo. Una cuidada combinación de controles tradicionales con el apoyo de la detección de nuestros movimientos, se planteaba como la mejor solución para hacernos disfrutar de una franquicia tan bélica como exigente. ¿Habrán conseguido sus propósitos los japoneses? Nos metemos en el "Vertical Tank" para contártelo.

Kinect lleva ya más de año y medio en el mercado. Un período de tiempo suficiente como para que a Microsoft le haya dado tiempo a presentar interesantes experiencias al estilo de Dance Central, Kinectimals o Child of Eden. Sin embargo, al catálogo todavía le faltaba un título verdaderamente "hardcore", que atendiera a las demandas de no pocos jugadores dándoles justo lo que solicitaban: una mayor profundidad.

Para ellos, conocer que los autores de obras como Ninja Blade o Dark Souls (los japoneses de From Software) se encontraban detrás de ese proyecto, seguramente les causó una agradable sorpresa, y más si iban a llevar la respetada serie Steel Battalion al dispositivo de control por movimiento. Se trataba además del primer juego de Capcom para Kinect, así que las esperanzas por llevar a buen puerto el lanzamiento eran, si cabe, todavía más enérgicas. No obstante, la realidad ha sido más amarga, y más después de haber sido conscientes de todos los esfuerzos realizados, porque Steel Battalion: Heavy Armor, debido a una serie de inexplicables errores de diseño, ha terminado fracasando.

Y por intentar mantener la esencia de la franquicia no será... Ahí tenemos a un juego que calca lo que ha venido haciendo la saga desde su nacimiento en 2002, con enfrentamientos de "mechas" en variopintos campos de batalla. Lo único que se ha modificado es que ya no tenemos el enorme periférico que se solía incluir con estos juegos (un mando de dos "sticks" y casi 40 botones). En su lugar, se ha sustituido por Kinect, aunque visto el resultado, y los fallos en la respuesta -por una mala integración del dispositivo-, creemos que hubiera sido mejor haber mantenido el esquema de control clásico.

Aplastado por Kinect
No ha sido así, resultando una obra que, aunque interesante en su planteamiento, resulta injugable en la práctica. El esquema combina el uso del controlador de Xbox 360 (para manejar el Vertical Tank y su mirilla) con los movimientos corporales de nuestro cuerpo (encargados de activar palancas, apretar botones o bajar la mirilla de apuntado, entre otros). Lo que en principio parecía uno de los juegos que mejor combinaban el uso de un esquema de control clásico con otro más innovador, ha terminado convirtiéndose en uno de los episodios más frustrantes de la vida de Kinect.

Y es que no hay mejor palabra para expresar lo que sentiremos al sentarnos delante de este Steel Battalion: frustración. Es cierto que cuando el experimento funciona, una gran sensación de poder nos rodea. Estirar un brazo para accionar motores, llevar las dos manos hacia delante para asomarnos al visor o levantarnos con el fin de salir a echar un vistazo desde la escotilla suponen situaciones innovadoras en un videojuego, pero que quedan inmediatamente eclipsadas cuando en el calor de una batalla nada funciona como debería...

Es aquí donde, por desgracia, a los nipones se les caen encima, como si del peso de sus propios tanques se tratase, los meses de trabajo invertidos en este producto. Porque no hay duda de que se respira dedicación en la obra, pero no talento para convertir a Kinect en lo que se pretendía. ¿No daba el dispositivo para más? ¿Se ha tratado de un error de diseño de From Software? No lo sabemos. Lo único que importa es que este Steel Battalion nunca termina de funcionar. Y eso que al principio ofrece una perspectiva distinta, ya que resulta novedoso y original; pero los fallos de detección son tan graves, aleatorios e inexplicables, que el usuario acabará viéndose superado y literalmente aplastado por los tanques bípedos de Heavy Armor.

Con Kinect, se ha intentado suplir el papel que en anteriores Steel Battalion cumplía el controlador de cerca de 40 botones. Tal vez se trataba de algo demasiado ambicioso.
Con Kinect, se ha intentado suplir el papel que en anteriores Steel Battalion cumplía el controlador de cerca de 40 botones. Tal vez se trataba de algo demasiado ambicioso.

Es una lástima, más apreciando la sugerente ambientación y trabajado guión del que goza el producto. Uno que nos lleva hasta el año 2082 a una época donde la electrónica se ha extinguido de la noche a la mañana, con una guerra de fondo donde ya no importa tanto la tecnología como la habilidad de los soldados. En concreto, la de aquellos que usan el tanque vertical, el arma que dirigiremos en el papel del sargento Powers con el fin de recuperar suelo estadounidense.

Un argumento que consigue sumergirnos en la acción hasta que los errores de funcionamiento logran llevarnos a la incómoda realidad de que esto no era lo que esperábamos. No puede decirse, en este sentido, que las misiones sean escasas o poco interesantes. Los emplazamientos que visitamos son variados, desde ciudades en ruinas hasta playas, pasando por algún que otro desierto. Aparte, la acción de acabar con otros mechas es bastante satisfactoria, con una carga de acción loable.

Lo único que lamentamos es que la dificultad esté tan mal ajustada, presentando unos picos altísimos desde la segunda misión, que se potencian aún más si cabe gracias a los fallos de detección de movimiento. En adición, los recorridos suelen bastante lineales, muy pasilleros, con pocas alternativas para mover nuestra unidad a libre albedrío, un aspecto que habría gustado a más de un jugador. Y sí, tenemos misiones cooperativas (para hasta cuatro jugadores, sólo en online), pero no son muchas, además de que resulta bastante difícil encontrar partidas.

No todo será disparar y mover nuestro tanque. También tendremos otras tareas, como recoger esta manzana, estrechar la mano a un compañero o pegarle un puñetazo.
No todo será disparar y mover nuestro tanque. También tendremos otras tareas, como recoger esta manzana, estrechar la mano a un compañero o pegarle un puñetazo.

Al lanzamiento se le notan las ganas de ofrecer alicientes sobre la campaña con la introducción de un sistema de mejoras que nos faculta para personalizar nuestro tanque, pero no va más allá de la simple anécdota. Todo lo contrario que el completo y extraordinario diseño de interiores de nuestra máquina, una computadora andante donde no estaremos solos. A nuestro lado tendremos a tres tripulantes más, desde el encargado de munición hasta el subcomandante. ¿Qué es lo mejor de todo? Que nos hablarán (en completo inglés, eso sí) y hasta podremos estrecharles la mano cuando todo haya sido un éxito.

La presencia de subtítulos en castellano es bienvenida, aunque su utilidad pierde enteros cuando en plena batalla somos incapaces de bajar la mirada para vislumbrar qué importantes instrucciones nos están dando nuestros compañeros. Un defecto a considerar, aunque no logra desvincularnos emocionalmente con el tanque y su interior, uno de los aspectos que mejor valoramos en el juego. Un lazo que no hubiese sido posible sin un adecuado apartado audiovisual, probablemente lo mejor del título, empezando por los carismáticos diseños de personajes y terminando por la dedicada recreación del "Vertical Tank".

Efectos de iluminación, explosiones, ruido de motores e impactos de misiles trabajan en combinación para ofrecernos un espectáculo bélico impactante, críticamente deslucido por la fatídica adaptación de Kinect. Y no creemos que haya sido culpa del dispositivo sin más, sino más bien de los japoneses al no haber sido capaces de encontrar el planteamiento de juego adecuado para este licencia. Aunque puede que, en el fondo, un videojuego como Steel Battalion, que se ha manejado desde sus orígenes con controladores de decenas de botones, no fuera el mejor exponente con el que experimentar.

Malo

No recomendado

Steel Battalion: Heavy Armor

Por: El equipo de 3DJuegos
No recomendado

Ya sea por errores de diseño o por limitaciones del dispositivo, lo cierto es que el ambicioso Steel Battalion: Heavy Armor ha acabado siendo aplastado por su propio afán de innovación. Probablemente, no era la experiencia jugable más adecuada para Kinect, resultando un videojuego que resulta injugable en la práctica debido tanto a la ineficaz detección de movimiento como a una curva de dificultad mal ajustada. En una guerra, hasta el más mínimo error se paga, y este Steel Battalion nos hará cometer unos cuantos hasta llegar a odiar a nuestro impresionante tanque vertical. Una experiencia desgraciadamente frustrante.

Jugadores: 1-4
Idioma:
Duración:
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