El año 2025 nos está dejando juegos tan espectaculares como Kingdom Come: Deliverance 2, Monster Hunter Wilds o Clair Obscur: Expedition 33, y parecía que Gearbox se uniría a esta lista de grandes lanzamientos con su esperado Borderlands 4. No obstante, toda la ilusión de los fans de los looter-shooter se ha estado resquebrajando durante las últimas semanas debido a unas publicaciones en redes sociales que han afectado significativamente a la imagen del estudio y el juego. Lo que, en consecuencia, nos deja una lección importante en cuanto a la promoción de un proyecto y la sensibilidad a la hora de conectar con una comunidad de jugadores.
Así que no venimos a hablar de lo prometedor que es Borderlands 4. Tampoco vamos a abordar la polémica relativa al EULA impulsado por Take-Two –propietaria de 2K Games– que ha dado lugar a una gigantesca preocupación entre los fans por la hipotética presencia de un spyware en los títulos; ni de las conclusiones a las que ha llegado un reconocido modder de Borderlands para desmentir esta última idea. Sino que abordaremos un problema en el que se ha metido Randy Pitchford, CEO de Gearbox, por ser algo condescendiente al tratar uno de los fenómenos que más tensión están generando en la industria: el precio de los videojuegos.
Un "malentendido" que ha enfurecido a la comunidad
Es un tema que ha reaparecido con más frecuencia de lo que nos gustaría durante los últimos meses. PlayStation ha incrementado el precio de PS5, Nintendo venderá sus exclusivos físicos a 90 euros y Microsoft ha confirmado subidas en sus juegos. Viendo el panorama, lo lógico es pensar que compañías third-party –incluyendo 2K Games y Take-Two– sigan este camino comercializando sus nuevos títulos con un coste más alto al que estábamos acostumbrados. Y sí, existía la posibilidad de que el nuevo Borderlands 4 se colocara en las estanterías con la temida etiqueta de 80 dólares; máxime cuando la propia Gearbox llegó a decir que no tenía ni idea de lo que costará su juego.
Pitchford sugirió que, en el caso de que el nuevo Borderlands costara 80 dólares, "los verdaderos fans encontrarán la manera de pagarlo".
Pero el problema de Pitchford no está en el precio de Borderlands 4, sino en la manera en la que ha abordado el tema. Esta clase de datos, que son capaces de generar reacciones negativas en la comunidad, no se suelen compartir a la ligera en redes sociales; menos aún si hablamos de una saga tan reconocida como Borderlands. Sin embargo, el CEO de Gearbox tuvo la mala idea de tratar el asunto con un mensaje que levantó ampollas en cuestión de minutos: en el caso de que el nuevo Borderlands hubiese costado 80 dólares, "los verdaderos fans encontrarán la manera de pagarlo". Totalmente desacertado, especialmente teniendo en cuenta las críticas que se están vertiendo alrededor del coste de los videojuegos.
Evidentemente, la comunidad no tardó en reprender al CEO en redes sociales por abordar un tema así de sensible para la comunidad con lo que se percibió como un elevado grado de condescendencia. Por poner más contexto, vale la pena recordar que Pitchford ha intentado paliar la situación justificando los aumentos de precios en el sector –el desarrollo de un gran videojuego ahora puede suponer la inversión de cientos de millones de dólares– y se defendió alegando que todo era un "malentendido"; su verdadera intención no era presionar a nadie, sino resaltar el valor del juego independientemente de su coste. Aún así, sus palabras se tomaron como un desprecio hacia quienes no pueden/quieren asumir el gasto y los fans han respondido negándose a comprar Borderlands 4.

La comunicación directa con los jugadores, una espada de doble filo
Aquí es importante matizar que cualquier usuario es libre de expresar su opinión en redes sociales y Pitchford no es una excepción. De hecho, hemos visto a directores de otras grandes compañías, tales como Swen Vincke de Larian Studios o Hideo Kojima de Kojima Productions, usar sus cuentas de X para hablar con los fans o compartir impresiones personales. Por lo tanto, el CEO de Gearbox tiene todo el derecho de publicar lo que desee en su cuenta de X y abordar los temas que quiera, incluyendo el aumento de precios en el sector de los videojuegos.
Pero esta libertad es una espada de doble filo para los que tienen influencia. Por mucho que pese, y aunque habrá quien esté en contra de esta perspectiva, Pitchford no es un usuario más en X; representa a Gearbox y a la IP looter-shooter de la que es creador. Este vínculo provoca que sus palabras puedan tener repercusión en el desempeño comercial de un videojuego. Y Borderlands 4 podría sufrir de este particular fenómeno que han traído las redes sociales, pues muchos jugadores se niegan a comprar el juego de lanzamiento y a precio completo en protesta por las palabras del CEO. En este sentido, los estudios tienen departamentos de comunicación y marketing –no siempre efectivos, todo sea dicho– precisamente para evitar este tipo de situaciones.
Y esto es una prueba de que, en el mundo de los videojuegos –y en la comercialización de cualquier producto– a veces es mejor estar callado y hacer anuncios oficiales en conjunto con tu estudio y editora que abrir la boca y meter la pata, perdiendo por el camino a fans que te habrían apoyado.
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