Aunque puede sonar como una exageración, valorar un nuevo Call of Duty es una de las tareas más difíciles a las que se puede enfrentar un crítico de videojuegos. Cada nuevo título tiene dos o tres partes bien diferenciadas cuyo nivel de calidad puede ser muy dispar. Sin irnos más lejos, es lo que me ha pasado jugando al nuevo Modern Warfare 3. La campaña es terrible y este nuevo enfoque del modo zombis no me interesa en absoluto, así que coincido con el análisis en general de mi compañero Alberto a la hora de no recomendar este lanzamiento. Sin embargo, ya lo habéis visto en el titular. Hacía muchos años que no disfrutaba de una nueva entrega de la saga tanto como lo estoy haciendo de la última, pero por una parte muy concreta del conjunto. Creo que el multijugador, incluso teniendo problemas, está muy por encima de la media si tenemos en cuenta todas las iteraciones de la franquicia que hemos visto desde su reinicio en el año 2019.
Viejos amigos y nuevos caminos para Call of Duty
Es hasta difícil hablar del nuevo Call of Duty sin llevar a cabo un discurso nostálgico, centrarse en el precio del que podría haber sido contenido descargable o entrar en las polémicas que han rodeado el desarrollo de Modern Warfare 3. Sin embargo, si excluimos todo aquello que no esté relacionado con la jugabilidad y nos centramos en su faceta ‘multiplayer’, es fácil encontrar cosas buenas que decir. Creo que la franquicia en su conjunto necesita una reconstrucción y también que las críticas están justificadas. Sin embargo, también pienso que esta entrega va a dejar un recuerdo positivo en los fans. Tenemos tendencia a valorar los nuevos juegos en la inmediatez, porque así es como se ha hecho siempre. Sin embargo, he jugado suficiente a la saga como para saber que lo importante es qué pensaremos del nuevo título cuando ya estemos pensando en el siguiente.
Creo que esta es la ‘guerra’ en la que Call of Duty: Modern Warfare 3 saldrá ganando. El título ha cumplido con la mayoría de exigencias de los jugadores más habituales. Son detalles que pueden pasarse por alto entre el público menos comprometido con la franquicia, pero que me han devuelto al pasado. Se que os prometí que iba a dejar la nostalgia fuera de todo esto, pero ahí está precisamente la gracia. No hablo de este regreso a los orígenes como un viaje sentimental porque me ha hecho ilusión volver a Favela o Highrise. Es verdad que los viejos mapas me han tocado un poquito el corazón, pero lo verdaderamente bueno es que se han recuperado las mecánicas que establecieron el bucle jugable clásico de la franquicia. No es que el nuevo juego funcione porque recuerda a los más antiguos, funciona porque los más antiguos eran verdaderamente buenos.
Si vosotros tuvierais que haber analizado el nuevo Call of Duty... ¿Qué peso le daríais a cada una de sus partes a la hora de hacer una valoración?
Jugando a Call of Duty: Modern Warfare 3 he vuelto a sentir que mi habilidad importa. Si comparo las partidas que he jugado con amigos para pasar el rato con aquellas en las que estaba completamente concentrado en hacerlo lo mejor posible, veo una diferencia abismal. Esto es gracias a dos mecánicas que mis compañeros ya comentaron en el análisis del nuevo ‘Duty’: el regreso de los puntos rojos al minimapa cuando los enemigos disparan sin silenciador y el aumento de vida. La primera de las mecánicas mencionadas crea una nueva capa de dificultad que no ha existido en las últimas entregas de la franquicia. Puede parecer paradójico, pero tener más información puede hacer que jugar a un videojuego se vuelva mucho más difícil.
La aparición de puntos rojos en el minimapa nos obligan a desarrollar de forma mucho más agresiva nuestra "conciencia de situación". Debemos comprender adecuadamente el estado actual de la partida, su capacidad para cambiar de un instante al siguiente y reaccionar adecuadamente a estas transformaciones imprevistas. Para jugar bien a Call of Duty: Modern Warfare 3 estamos obligados a echar un vistazo al minimapa cada tres o cuatro segundos, extrayendo rápidamente la información y actuando en consecuencia. Detrás de cada punto rojo está la ubicación de un enemigo, pero eso puede significar mucho más. Sabemos por donde se está moviendo e intuir dónde ha reaparecido, cambiando nuestra ruta o forma de jugar. Todo se vuelve más reactivo y emergente, lo que genera una experiencia que se mantiene fresca durante mucho más tiempo.
Aunque no es un referente en lo tocante a la campaña, el nuevo Modern Warfare 3 debería poner los pilares para el futuro del multijugador.
Nunca he sido particularmente bueno a la hora de apuntar y disparar, pero creo que los shooters son mucho más que eso. ¿Qué importa que no acierte tantos tiros como tú si soy capaz de encontrar una posición en la que puedo ganar por pura superioridad estratégica? A este cambio positivo hay que sumar el aumento en la vida de los personajes. Ha habido un problema con la sensación de juego de Call of Duty. El tiempo que tardas en acabar con un enemigo (TTK) ha sido muy bajo desde sus primeras entregas y apenas se ha modificado en algunos juegos anuales. Sin embargo, todo lo que rodea a ese ‘tiempo para matar’ ha cambiado. La ayuda de tiro es más agresiva y la conexión funciona mejor, lo que ha dado lugar a la sensación de que todo el mundo "explota" de apenas tres tiros.
El aumento del tiempo que se tarda en acabar con un enemigo abre la puerta a jugadas evasivas, tiroteos más largos y mayor reactividad. Si los oponentes no son suficientemente precisos se le puede dar la vuelta a las peleas para decantarlas a nuestro favor, pero ni siquiera creo que eso sea lo importante. Lo que verdaderamente me interesa es que los duelos duran más que antes. Generan una sensación agradable porque todo funciona bien, pero similar en la práctica a la que teníamos en las primeras entregas de Black Ops o Modern Warfare. Verse acorralado y saber que hay cierto margen de maniobra es divertido y, de hecho, uno de los puntos fuertes de muchos de los shooters más populares de los últimos años. Títulos tan diversos como Fortnite, Apex Legends o Escape from Tarkov (este último pese a que es posible conseguir bajas instantáneas) tienen en común estás batallas largas en las que casi siempre tienes la posibilidad de revolverte y cambiar la situación.
Todo sea dicho, el multijugador necesita algunas mejoras con respecto al registro de impactos o los menús.
En resumidas cuentas, veo a Call of Duty: Modern Warfare 3 como un título muy pobre en global, pero también como un juego que ha recuperado los elementos fundamentales de la franquicia más que como una obra producto de la nostalgia. Un estándar que se perdió con los años y que se refleja de forma sencilla en estas dos mecánicas que, ya mencionadas, merecían un análisis algo más profundo. En lo referido al multijugador, lo demás es "lo de siempre", pero "lo de siempre" es muy bueno. La sensación al usar las armas, la variedad disponible, el bucle de conseguir camuflajes, las futuras expansiones… Quizá la única pega sea la idea de mantener un emparejamiento por habilidad bastante agresivo que da lugar a partidas demasiado competitivas como para ser la experiencia base de un juego tan arcade como este.
Creo que Call of Duty necesita un cambio si quiere seguir siendo una franquicia poderosa en el futuro y no estoy nada de acuerdo con cómo se han hecho las cosas este año. Sin embargo, mi opinión es que esta transformación inevitable de la saga debe usar los pilares de Modern Warfare 3 para construir su modo multijugador. Habrá que ver qué nos depara el futuro con Microsoft al mando de las operaciones, que se ha encontrado nada más llegar a Activision una imagen algo más desagradable de la que quizá todos esperábamos.
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