En España tenemos un auténtico tesoro artístico y cultural que, cada vez más, los estudios están aprovechando para dar vida a juegos tan interesantes como este Crisol: Theater of Idols, una aventura de acción en primera persona que inevitablemente recuerda al clásico BioShock, pero con una ambientación terrorífica que nace principalmente del arte sacro español. Vaya, que en la línea de Blasphemous, se aprovecha del fascinante imaginero religioso para crear una puesta en escena tremendamente espectacular. Yo ya he podido jugarlo en la Gamescom 2025 y creo firmemente que va a estar a la altura de las expectativas.
Acción y terror en primera persona con aroma español
En Crisol: Theater of Idols manejaremos a Gabriel, un soldado que debe explorar la isla de Tormentosa, dentro el reino de Hispania (una versión oscura de España). Sin entrar en muchos detalles, en este reino hay una peligrosa orden religiosa dominante, y monstruosas figuras de santos y demases que cobrarán vida para darnos caza. Para defendernos de los enemigos y abrirnos pasos por las peligrosas calles de la isla tendremos un arsenal muy particular: armas de fuego cuyo origen parece divino, pero con espíritu pagano, ya que usarán nuestra sangre como munición.
Crisol: Theater of Idols quiere ser el Bioshock español, acercándose además al tenebroso imaginario visual de la religión católica
Más allá de ser un potente recurso narrativo, también lo es mecánico, pues la recarga de la munición del arma será a costa de nuestra salud. Esta gestión de la vida y la munición como recurso compartido añade un interesante componente de survival horror a la mezcla. En la prueba que jugamos había muchos recursos para curarse, aunque entendemos que aquí no se buscaba un desafío. No obstante, el adecuado equilibrio en este apartado será clave para mantener la tensión en el producto final.
La inspiración en la obra de Ken Levine es clara a nivel estético en todos sus elementos: los enemigos, los escenarios, la cartelería... es imposible no acordarse de Bioshock en muchos momentos. En lo jugable, aunque también se juega como un shooter en primera persona, encontramos alguna diferencia; como un mayor viraje hacia elementos del survival horror, como te contaba antes. De momento eso sí desconozco si tendremos algún poder extra para pelear, aunque sí me han confirmado que no podremos derrotar a todos los monstruos con los que nos crucemos.
No solo va a ser una cuestión de estrategia, sobre si nos compensa o no limpiar el escenario de enemigos a costa de nuestra salud (que también), sino que habrá rivales más grandes a los que nuestras armas no les harán nada. Podremos defendernos de ciertos ataques con un parry, pero será un recurso arriesgado. Aún no sabemos si habrá más armas cuerpo a cuerpo aparte del cuchillo por defecto, pero el juego funciona muy bien con sus armas divinas. También es cierto que, al eliminar a los monstruos, obtenemos recursos que luego podemos utilizar para la progresión. Rebuscando por los niveles también encontraremos viales de sangre y dinero para gastar, presumiblemente, en futuras mejoras.
En la demo que jugamos, llegaba un momento en el que aparecía una enorme figura que recordaba, con un toque macabro, a una Virgen de las que puedes ver en las procesiones de semana santa. En este punto, se convertía en esta clásica figura inmortal que nos va buscando por el escenario, y de la que tenemos que ocultarnos hasta que averigüemos cómo pasar a la siguiente zona. Para ocultarnos de ella me sorprendió comprobar que incluso había muchos locales del barrio costero que visitamos en los que podíamos pasar.
Un juego que sacará provecho de tu curiosidad
Me comentaron que Crisol: Theater of Idols favorecería mucho la exploración, estimulando nuestra curiosidad, aunque la recompensa no siempre tiene por qué ser algo beneficioso. Aún así siempre conviene perderse, no solo para disfrutar de sus detallados escenarios, sino también por si encontramos fuentes de sangre para recargar nuestras reservas. Por ejemplo, podremos absorber la sangre de ratas y cadáveres para tener más salud que utilizar después.
También encontré algún puzle sencillo que resolver, como las típicas cadenas que han de cortarse con una cizalla. En el tráiler que se mostró estos días se puede ver que habrá mucha variedad en esta clase de desafíos, aunque familiares dentro del género. Otro apartado que me sorprendió fue el gráfico, no solo por los diseños de su mundo (los rótulos y nombres de los locales son estupendos), sino también por los de sus enemigos y armas.
El equipo de Vermila ha sabido captar a la perfección ese componente sobrenatural y perturbador de las figuras religiosas tradicionales, y es algo que han trasladado a sus enemigos: el material del que están hechos, sus posturas, movimientos erráticos o sus expresiones desencajadas los convierten en enemigos terroríficos. Si les disparamos en la cabeza, haciéndola desaparecer, seguirán yendo a por nosotros, algo que las primeras veces nos dará más de un susto, pero que refuerzan su naturaleza inquietante.
No cabe duda de que Crisol: Theater of Idols aún tiene mucho que demostrar y pulir de cara a la versión final, que teóricamente planea lanzarse este 2025. Sin embargo, en esta demo ya se adivinan muchas decisiones muy interesantes a nivel narrativo, estético y mecánico que prometen dotarlo de una identidad muy marcada. Sin embargo, he de admitir que es su acercamiento a la perspectiva más retorcida de la religión en España y sus costumbres el apartado que más estimulante me ha parecido. No hay muchas obras que exploren este terrorífico filón de esta forma, y es un miedo muy particular que seguro conectará de forma especial con muchos jugadores.
Crisol: Theater of Idols promete ser una experiencia fascinante tanto para aquel que sabe recoger estas referencias culturales, como para el que se encuentre con ellas por primera vez.
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