Esta claro que los juegos de puzzles, plataformas, ingenio, habilidad, e inteligencia forman el género más nutrido de la portátil de Sony. Los hay de todos los tipos y colores, pero sólo algunos cuentan con dos puntos clave que los hacen destacar sobre el resto: su originalidad y jugabilidad. ¿Es Crush uno de estos? Desde luego es toda una sorpresa.
Los juegos puzzle u originales fueron los reyes del videojuego hace ya mucho tiempo. Las posibilidades gráficas existentes eran bastante limitadas, y algo que se premiaba por encima de todo en esa época era la originalidad, un valor, que poco a poco ha ido dejando de cobrar fuerza en beneficio de contar con los mejores gráficos y tecnología. Tanto han llegado a cambiar los juegos desde entonces, que este género estuvo casi al borde de la extinción, con años y años de sequía de títulos hasta que volvieron a encontrar su hueco en las consolas portátiles, teléfonos móviles y, arriesgadamente, en consolas de sobremesa.
En esta época de PSP y DS, los juegos puzzle abundan por suerte, y uno de los más recientes para la pequeña de Sony es este Crush, un juego cuando menos intrigante y con un planteamiento novedoso y original.
Pesadillas y dimensiones
Asumiremos el control de Danny, un joven con gravísimos problemas de inmsomio causados en su atormentada mente. Por fin un innovador especialista da con la solución, consistente en introducirse en la propia mente y solucionar sus problemas convertidos en complicados puzzles y acertijos.
Cada problema estará representado en un complejo escenario de bloques en tres dimensiones en el que tendremos que encontrar una salida, que antes deberemos haber desbloqueado, consiguiendo un cierto número de gemas esparcidas por el mismo. Los bloques serán de varios tamaños, alturas, y material, y estarán colocados de cualquier forma formando escaleras, saltos, y en muchos casos, separados unos de otros. Podremos orientar el escenario dentro de las tres dimensiones como necesitemos.
La gran novedad es que en cualquier momento y en cualquier orientación en la que estemos, podremos dar un pisotón y hacer un “crush”, “aplastando” el escenario hasta reducirlo a 2 dimensiones. De esa forma, se unirán bloques que en tres dimensiones estaban separados, otros formarán escaleras, se abrirán atajos, etc. Evidentemente, dependiendo de la orientación que estemos usando en 3 dimensiones, obtendremos una versión 2D totalmente distinta, no teniendo nada que ver el mapa 2D logrado desde el alzado (desde arriba), al de las distintas plantas (de lado). En definitiva, tendremos varios puzzles totalmente distintos que ir intercambiando según las gemas que decidamos recoger hasta desbloquear la salida, y posteriormente alcanzarla.
Por si las gemas te saben a poco, en el escenario también encontraremos otros objetos, desde las útiles bombonas y bolas gigantes que podremos hacer rodar y que también perderán una dimensión cuando realicemos un “crush”; a otros objetos frecuentes en los juegos de puzzle que darán acceso a extras, en este caso a uno, imágenes de una galería.
Hasta ahora no os he contado que uno de los miedos principales de Danny, y de muchos otros por cierto, son las cucarachas, unos animalillos que, como no, estarán presentes en Crush intentando despertar a Danny. Para acabar con ellas podremos utilizar varios métodos, aplastarlas con alguna bola gigante, o eliminarlas directamente contra un bloque haciendo “crush”.
Las pesadillas de Danny están divididas en cuatro escenarios, ciudad, playa, feria y guardería; cada uno de ellos tendrá más de 10 niveles, hasta llegar a un total de 50, de distintas dificultades.
Modo Trofeo
Si nos fijamos bien, por el escenario en 3D veremos trozos separados de un trofeo. Pasando a las dos dimensiones podremos tratar de unirlos, y si lo conseguimos aparecerá un nuevo objeto también con forma de trofeo que, una vez recogido, nos desbloqueará el modo Trofeo.
Este modo consistirá en superar el mismo nivel, pero en un tiempo determinado y con un número limitado de “crush” que hacer. Aunque pueda parecer sencillo ya que acabamos de superar el nivel, las limitaciones impuestas lo convierten en un auténtico ejercicio de inteligencia y rapidez. Difícil, muy difícil, hasta en los niveles más sencillos.
Tecnología en dimensiones
La tecnología en un juego de este estilo no es que vaya a sorprender a nadie, pero cumple perfectamente con su cometido. Las transiciones entre dimensiones, la gran novedad, se realizan de forma inmediata, sin ninguna animación de por medio y pensando en la rapidez y funcionalidad. Los escenarios presentan un aspecto futurista, muy colorido, cuyo principal objetivo es hacernos ver las diferencias entre los distintos materiales.
El movimiento con el stick es muy correcto y sencillo, usando el botón superior izquierdo para hacer “crush” y el derecho para mover la cámara en 3D. Igualmente correctos son los efectos sonoros del juego, si bien el juego echa en falta un poco más de espectacularidad.
En este caso, no existe ninguna posibilidad de juego mutijugador, y es que realmente no tendría mucho sentido.
Da gusto que después de tantos años, lleguen de vez en cuando títulos como éste capaces de sorprendernos por su ingeniosa combinación de tres y dos dimensiones y originalidad. Un juego difícil de explicar y jugar, extraño a la vez que original, difícil a la vez que adictivo e ilógico, y que requiere mucha habilidad y abstracción según se van complicando los niveles.
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