Queda ya muy poco para volver a meternos en la piel de Isaac Clarke y explorar de nuevo los lúgubres recovecos del USG Ishimura en el esperado remake de Dead Space. El título de Visceral Games, lanzado en 2008, se ganó un hueco en los corazones de los jugadores -y en el de sus cardiólogos- gracias a una puesta en escena brutal y una experiencia inmersiva y asfixiante. Según Glen Schofield, productor ejecutivo del título, el equipo puso especial énfasis en crear una atmósfera opresiva y agobiante en la que mantener al jugador en tensión constante ante los peligros que le acechaban.
¿Cómo lograron una experiencia tan agobiante sin renunciar por ello a una buena historia? El estudio trabajó a fondo en la narrativa a través de sus escenarios, querían que los pasillos y las paredes del Ishimura contasen una historia, algo imprescindible teniendo en cuenta que en esa nave encontraríamos a pocos supervivientes. Ya en la secuencia inicial parte del equipo que nos acompaña para arreglar un problema mecánico en la nave es brutalmente asesinado ante nuestros ojos, dejándonos como única opción la de huir de la zona de embarque por un pasillo que apenas vemos por los flashes de la luz de emergencia mientras escuchamos los pasos y aullidos de los necromorfos tras nuestros pasos. Una escena de escasos minutos que supone toda una declaración de intenciones: vas a ser perseguido y asediado por criaturas más fuertes y peligrosas que tú, y nada ni nadie te va a ayudar. Estás sólo.
También en los primeros minutos el estudio nos muestra cómo los necromorfos pueden aparecer por dónde menos te lo esperes: tras una esquina, saliendo de un conducto de ventilación, en un ascensor, escondidos tras unas cajas o incluso en medio de una sala fingiendo estar muertos. Con todo esto el equipo nos está dando una directriz muy clara: observa tu entorno, todo es importante. Y es aquí dónde empieza a jugar la narrativa del entorno; con un jugador obligado a fijarse en cada esquina para sobrevivir, la historia puede contarse de forma pasiva.
Narrativas activas y pasivas, la mezcla perfecta para atrapar al jugador
Gran parte de la presencia de la narrativa en los videojuegos está constituida por vías en las que el jugador no puede interactuar. Se trata principalmente de narraciones textuales (escritas y habladas, como libros de registro, cartas o cintas de audio) y narraciones cinematográficas (las llamadas cut scenes). Todas las formas narrativas pasivas se experimentan en sí mismas como pasivas y, por lo tanto, idénticas al medio del que se apropian (película, texto, audio), pero pueden contextualizarse, y generalmente lo hacen incrustadas en el mundo del juego y es el jugador quién debe encontrarlas activamente para experimentarlas, aumentando así la no unilinealidad de la narración del juego. Aunque estas mininarrativas suelen formar parte del lore del juego y su metanarrativa (por ejemplo, historias personales de los personajes del juego), el jugador puede elegir leerlas cuando quiera, y aunque el orden de su encuentro a menudo no está predeterminado, su eficacia aumenta cuando se aprovecha el contexto del entorno.
Este tipo de mininarrativas encajan a la perfección con un juego con una estructura lineal como Dead Space
Y este tipo de mininarrativas encajan a la perfección con un juego con una estructura lineal como Dead Space. Cómo jugadores, aprendemos de nuestra experiencia luchando contra los necromorfos así como de los documentos y audios que vamos encontrando y de las breves charlas con los humanos que aún siguen vivos en la nave. De esta manera, la Ishimura nos guía por sus laberínticos pasillos y estancias y nos muestra, a medida que avanzamos y conocemos mejor la situación actual de la invasión, los porqués de la aparición de los necromorfos a través de documentos, bitácoras y archivos de audio.
Así, por ejemplo, averiguamos que la pertenencia del capitán de la USG Ishimura a la Iglesia de la Uniología es el punto que marca el principio del fin para los tripulantes de la nave, ya que bajo el pretexto de una extracción de minerales en Aegis VII, el verdadero objetivo del viaje no era otro que extraer y transportar la Efigie Roja, un artefacto misterioso que desata la transformación en necromorfos de todos los humanos y amenaza con expandir su maldición por toda la galaxia.
Mientras continuamos nuestro periplo por encontrar a Nicole, vivimos en primera persona el presente de la invasión, entendiendo poco a poco su pasado y vislumbrando su futuro si no logramos cumplir con nuestra misión. Una trama que nos cuenta al mismo tiempo el pasado, presente y futuro de la misma, mezclándolo de forma magistral con el gameplay y el normal desarrollo de la aventura, es sin lugar a dudas el objetivo al que todo desarrollador debería apuntar a la hora de contar una gran historia y construir un lore rico y coherente.
Tal es la excelencia de su planteamiento que el título podría permitirse prescindir de los demás supervivientes en la nave para potenciar con ello, aún más, la exploración y lo que el escenario nos transmite. Ya no es sólo el archiconocido “cut off their limbs” escrito en sangre en las paredes de una habitación, son las armas que encontramos en zonas privadas y nos muestran que muchos ya se lo veían venir, la munición y restos de sangre y miembros cercenados que nos encontramos en un pasillo nos cuenta la batalla que se ha vivido y quién ha sido el ganador, las heridas y laceraciones que encontramos en algunos cadáveres son indicativo de cómo nos va a atacar el próximo necromorfo que descubramos… Con todo ello el juego nos está contando mucho sin una sóla línea de diálogo y refuerza con maestría la sensación de supervivencia que pretende transmitir. Sé observador, presta atención y quizás lo consigas.
Aún falta un poco para poder disfrutar del esperado remake de Dead Space, pero Electronic Arts ya ha asegurado que se trata de una revisión fiel al original de 2008 por lo que desde 3DJuegos no podemos estar más emocionados por el regreso de Isaac Clarke y por revivir la atmósfera opresiva y asfixiante de la USG Ishimura.
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