Aunque me lo he pasado bastante bien con Pokémon Escarlata y Púrpura a colación de sus DLCs, y espero con ganas el epílogo que se publicará a mediados de este mes, soy plenamente consciente de que todos los fans esperamos más de la franquicia en su próxima entrega.
Evidentemente, la inminente Switch 2 ayudaría a paliar la primera petición de los seguidores de los monstruos de bolsillo como es el aspecto gráfico. Desde una mejora en texturas y distancia de dibujado o animaciones de combate más espectaculares, todo ello debería ser superior con un hardware de nueva generación de Nintendo. Sin embargo, no es el único desafío al que debería enfrentarse el equipo de desarrollo de la saga principal de Pokémon.
Pokémon debe modernizarse, no sólo gráficamente
Las comparaciones con "Pokémons" de otros desarrolladores, como Temtem o Nexomon, pueden llegar a ser obvias. Pero pensando en cómo sería ese nuevo juego, no podía dejar de recordar un título bastante peculiar que tuve la oportunidad de probar hace unos cuantos años. Estoy hablando de Bugsnax, un título bastante más modesto, pero que tendría mucho que aportar a la fórmula de Game Freak.
Para comentar esto, hay que tener claras las líneas rojas de la saga, que existen. Y esas, debido al sistema competitivo y a las compatibilidad entre entregas, redundan especialmente en el combate. Aunque se han introducido novedades, mecánicas adicionales y modificaciones con el objetivo de equilibrar el metajuego, la realidad es que siempre tendremos 4 ataques por monstruo, 6 estadísticas básicas y una habilidad adicional.
¿Dónde se puede innovar entonces en Pokémon? Pues lo cierto es que los últimos juegos ya lo han ido adelantando. Ya con Sol y Luna, Game Freak empezó a romper con la estructura de Gimnasios, mientras Leyendas Arceus y Escarlata/Púrpura se atrevieron a coquetear primero, y después sumergirse en los mundos abiertos.
Ese es un gran camino a explorar, valga la redundancia, el de la exploración. Si Leyendas Arceus fue un soplo de aire fresco, se debe al no saber qué Pokémon habría detrás de cada montículo o accidente geográfico. Cambia el ritmo, y hasta el género del juego avanza camino a los JRPG más modernos de mundo abierto.
Salvo puntuales excepciones, [la captura] sigue siendo idéntica a Pokémon Rojo
Pero de lo que realmente quiero hablar es de la captura de monstruos. Salvo puntuales excepciones, sigue siendo idéntica a ese Pokémon Rojo de hace varias décadas: baja la barra de vida del Pokémon y lanza una Poké Ball con la esperanza de que puedas atraparlo. Sí, hay cosas como Meloetta en Escarlata/Púrpura, o evoluciones curiosas, pero se hace necesario que ir más allá.
Y pensando en esto, es cuando volvió Bugnax a mi cabeza. En su momento lo jugué por puro ansia de darle caña a mi PS5 (salió como juego del plus en el mes de estreno de la consola), y acabó resonando bastante tiempo en mi cabeza. Ya sabéis, de estos juegos que tienen fallos relativamente evidentes, pero cuyas buenas ideas hacen interesante la partida por sí mismas.
Bugsnax es un juego de captura de criaturas, sí, pero es mucho más que eso. Por resolveros la curiosidad, es una aventura en la que cazamos estos animalillos, los cuales tienen forma de comida, y que son muy apreciados culinariamente por los habitantes de la isla donde se ubica el juego. Lo relevante, eso sí, es que la forma de capturarlos es mucho más emergente e interactiva que en Pokémon.
Aunque la forma más natural de atraparlos es con una trampa que se activa a distancia, poco a poco iremos consiguiendo artilugios cada vez más complejos y necesarios en según que situaciones. Y habrá ocasiones en las que tendremos que usar un cable trampa combinado con otra cosa para hacer que algún Bugsnax salga de su guarida. Además, algunos de ellos pueden ser agresivos, o presentar dinámicas entre ellos que faciliten o dificulten la captura.
New Pokémon Snap trajo de vuelta la franquicia en 2021.
La relación con Pokémon parece obvia por la captura de monstruos, pero va más allá. Así lo cuenta Kevin Zuhn, el director creativo de Young Horses, en una charla perteneciente a la GDC: "Al principio se trataba de un Pokémon Snap, era sobre raíles, y lanzabas trampas para hacerte con Bugsnax mientras no controlabas tu movimiento".
El círculo se cierra: se inspiraron en Pokémon Snap
Precisamente Pokémon Snap, tantos años después, es el juego de la saga de monstruos coleccionables nipona en el que más podíamos interactuar con ellos. Aunque fuese lanzándoles manzanas, había cierto grado de sistemicidad entre las criaturas (sí, todos nos acordamos de aquellos Pidgeys atacando a Meowth). Algo que no tenemos en el mundo abierto que nos plantea ahora Game Freak.
En Bugsnax tenemos a la Praying Picantis, que después de ser expuesta a fuego se fragmenta a varios monstruos distintos, o el Snaquiri, que ha de ser capturado justo al caer después de evitarnos con un salto enorme si nos acercamos. Además, se usan elementos y aptitudes de otros Bugsnax para sacar de su escondrijo o debilitar de cara a la captura; algo que entronca aún más con Pokémon y el equipo que podríamos llevar con nosotros.
"Obviamente con un equipo de nuestro tamaño, y el tipo de objetivos a los que podemos aspirar, no podríamos recrear algo como lo que hizo Breath of the Wild, en el que tienes todas estas formas de conseguir algo", explica John Murphy en un vídeo de Noclip de hace unos años sobre la jugabilidad emergente. "Quería dar con distintas trampas con una asociación algo libre [...] Quería que el vínculo entre la solución entre capturar un Bugsnax y hacerlo realmente fuera flexible, que hubiera múltiples formas de capturar a la mayoría de ellos", relata.
En base a esto que cuenta Murphy, dentro del juego podemos ver cosas como el uso del Lunchpad (una plataforma saltarina) combinado con la Snak Trap (la trampa básica) para capturar Bugsnax voladores, pero también atraerlos con una salsa determinada o usar una criatura que ocupe un lugar inferior en la cadena trófica que presenta el juego.
Entendiendo las limitaciones de Game Freak, las cadenas de una franquicia como Pokémon y toda la herencia de décadas de juegos que debe seguir camino del futuro, si un estudio como Young Horses de apenas diez personas pudo hacer un título con jugabilidad emergente, sería posible pedirle un esfuerzo a los creadores de la saga de captura de monstruos más popular del planeta.
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