La que fue una de las compañías más exitosas en la historia de los videojuegos se encuentra ahora en una situación complicada. Las acciones de Ubisoft se han desplomado en bolsa, perdiendo algo más del 25% (de 27,10 a 20,18 euros) de su valor desde que el mercado abrió el día 2 de enero de este año. En buena medida, la bajada está provocada por un descenso en picado durante las últimas horas tras confirmarse el retraso de Skull & Bones y hacerse público el último informe económico de la empresa. Sin embargo, la realidad es que el descenso se ha prolongado durante mucho tiempo.
Los inversores ya no confían en Ubisoft
La pérdida de valor acumulada en las acciones de Ubisoft el último año natural es del 55% y si comparamos la situación actual con su mejor momento en los últimos cinco años nos daremos cuenta de que cada participación vale un 80% menos. Llegó a estar en la cima del videojuego mundial, siendo la compañía mejor valorada por los inversores. Una absoluta garantía que ahora ha perdido la confianza de los accionistas. La empresa fundada por Yves Guillemot está ahora en su punto más bajo en lo referido a cotización desde febrero de 2016. Cualquiera que haya comprado acciones en una fecha posterior, ha visto su patrimonio reducido.
Antes de continuar, es importante tener claro que el valor de las acciones en sí mismo no tiene una importancia dramática para la compañia. A final de año lo que verdaderamente quiere Ubisoft es tener los mayores beneficios posibles y no le importa mucho si cada participación es un 20% más valiosa. El problema es que suelen ser parámetros interconectados. Estamos simplificando un poco, pero los inversores compran acciones de aquellas empresas que tienen mayor proyección a futuro. En este sentido es una cuestión de confianza en que dicha empresa hará las cosas bien o, en algunos casos, en el potencial del sector operativo de la sociedad (en este escenario, los videojuegos).
Los últimos movimientos de Ubisoft la han hecho menos interesante para los inversores. Ya no estamos hablando de la comunidad o de un grupo reducido de jugadores que deciden dejar de prestarle atención. Ahora son los que mueven el dinero quienes piensan que la compañía tiene un futuro para nada prometedor. Los últimos lanzamientos han sido menos efectivos de lo esperado y la cosa va más allá de Mario+Rabbids: Sparks of Hope o Just Dance 2023. Aunque anuncian su interés de adaptarse al mercado ofreciendo juegos como servicio, Roller Champions e Hyper Scape (dos de sus grandes propuestas a este respecto) fueron un absoluto fracaso.
El último lanzamiento verdaderamente exitoso de Ubisoft fue Assassin's Creed Valhalla (2020)
Rainbow Six: Siege, su propuesta como servicio de mayor interés, también ha perdido jugadores a lo largo del último año. Su pico de usuarios simultáneos en Steam durante los últimos 30 días es de apenas 42.000, mientras que en marzo de 2021 más de 86.000 personas estaban conectados a la vez. Ghost Recon: Wildlands o The Division 2 no mejoran la situación. No solo no fueron capaces de retener a una base sólida de jugadores durante un largo periodo de tiempo, que es el pilar de funcionamiento del juego como servicio, si no que sufrieron una reducción masiva de jugadores al poco de su estreno.
Algunas de sus propuestas más interesantes no fueron un éxito de ventas y hace mucho que no tenemos un gran lanzamiento de la compañía. El retraso de Skull & Bones o la desaparición en combate de Beyond Good and Evil 2, junto a cancelaciones de juegos no anunciados, refuerzan una desconfianza generalizada. No ayuda que el Bank of America revisase a la baja sus predicciones con respecto a los beneficios que obtendría Ubisoft el pasado 5 de enero al considerar demasiado ambiciosa su propuesta.
Ubisoft cuenta con un salvavidas llamado Tencent
Ubisoft no va a cerrar mañana ni está al borde del colapso financiero. Hace apenas unos meses que Tencent compró el 49,9% de los derechos de propiedad de Gullemot Brothers Limited (GBL) por 300 millones de euros. Aquí las cosas se ponen un poco complejas ya que estamos hablando de estructuras empresariales. GBL es la propietaria de, aproximadamente, el 25% de Ubisoft (ampliable hasta el 29%), siendo la accionista mayoritaria de la empresa. De este modo, una inversión sobre ellos implica directamente aumentar la estabilidad financiera de ‘ubi’. Además, Tencent obtuvo el derecho a aumentar su accionariado directo sobre Ubisoft del 4,5 al 9,9%.
Tencent es propietaria de Riot y tiene importantes inversiones en Supercell, Epic, Activision, BluehHole o Paradox
Aunque Tencent no tiene derechos de voto en un porcentaje considerable ni presencia directiva –sí voz e influencia– su inversión ha servido para “reforzar el núcleo accionarial de Ubisoft en torno a sus fundadores y proporcionar a la empresa la estabilidad esencial para su desarrollo a largo plazo”, tal y como explicaba el propio Yves Guillemot. En este sentido y aunque la compra fue un ‘palo’ para los accionistas, que vieron como el valor de las acciones se reducía de forma considerable, también es una garantía. Ubisoft necesita éxitos, pero está preparada para una época de vacas flacas y tiene entre sus socios a una de las compañías más poderosas del mundo que, además de no haber dejado caer a ninguno de sus grandes socios, hace de llave para el mercado más grande del planeta en lo referido a videojuegos.
Tratamos de ser realistas con la situación de Ubisoft, pero eso no quita otra gran verdad. A lo largo de los últimos años la compañía ha entrado en un periodo de decadencia que se ramifica de formas que quizá los jugadores no han percibido. A fin de cuentas, no se trata de un único fallo, si no de una crisis tras la que hay mucho más de lo que parece.
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