¿Se puede mezclar la aventura gráfica point and click, los movimientos tácticos de un XCOM con los combates por turnos del JRPG? Sunday Gold demuestra que sí, con un híbrido que tiene buenas y originales ideas.
Pese a que siempre me he considerado un tipo de jugador que apuesta por las ideas y la originalidad, reconozco que yo también tengo mis refugios. La aventura gráfica y el JRPG son dos de los más férreos, en los que la respuesta más visceral cuando se quieren alterar sus bases es la de mostrarme cínico y dubitativo. El problema es el miedo: miedo a que aquello que tanto amas se transforme en otra cosa y nunca más vuelvas a ver un JRPG con turnos o una aventura gráfica con puzles bien diseñados. Pero, con el tiempo, aprendí a quitarme estos miedos, porque aunque haya juegos que abandonen las mecánicas tradicionales, como los Final Fantasy de acción o las aventuras de corte cinematográfico sin puzles, hoy día hay cabida para la tradición y también para el experimento.
Así que, cuando veo que Sunday Gold coge elementos de la aventura gráfica y los hibrida con los combates por turnos del JRPG, no lo rechazo. Todo lo contrario, me he interesado mucho por esta propuesta que, además, creo que cumple con solvencia varios de los obstáculos de esta idea tan osada. Es sorprendente ver cómo el equipo de BKOM Studios ha logrado combinar algunas de estas mecánicas y conseguir un resultado casi armónico entre dos géneros en principio tan distintos.
De esta forma, Sunday Gold nos sitúa en una Londres futura y distópica en el que las grandes corporaciones lo dominan todo y nuestros tres protagonistas, Frank, Sally y Gavin, se unen para realizar un trabajillo en el que recuperar información de una empresa para venderla en el mercado negro. La cosa se complica, por supuesto, y no faltarán las sorpresas, pero lo interesante es cómo se desarrolla cada uno de sus capítulos. En la fase exploratoria, podemos explorar el escenario, investigar pistas, rebuscar en ciertos lugares en busca de objetos clave o recursos e incluso solucionar algunos puzles encontrando objetos y combinándolos con el escenario o resolviendo rompecabezas exógenos.
Aventura por turnos
A diferencia de la libertad de los juegos de aventuras, toda esta fase de exploración se conjuga con el combate por turnos. Cada acción clave que realicemos requiere de Puntos de Acción, los mismos que usamos en el combate. Y, como si de un XCOM se tratara, si nuestros personajes se quedan sin puntos deberemos pasar turno. Al hacerlo, es posible que no ocurra nada, pero también que suba la alarma o aparezcan enemigos con los que luchar, por lo que deberemos darnos prisa y ser económicos con nuestras acciones.
Sunday Gold nos sitúa en una Londres futura y distópica en el que las grandes corporaciones dominan todo
El sistema funciona increíblemente bien, porque genera dinámicas que no esperas. Puedes abrir una puerta con pocos Puntos de Acción y chocar de bruces con enemigos, por los que comenzarás el combate en desventaja. Pero también puedes pecar de precavido para ir mejor preparado y verte obligado a combatir o darte más prisa en los últimos turnos. Pero es que, además, el combate está bien equilibrado. En todo momento tendremos que aprovechar las sinergias de nuestros tres aliados, saber cuándo pasar y protegerse, cuándo invertir varios Puntos de Acción en una habilidad especial o qué armas funcionan mejor con cada enemigo. Además, la exploración tiene su recompensa, con misiones secundarias y elementos a descubrir en el escenario que, si los desbloqueamos, nos ofrecerán nuevas armas, objetos para curar, armaduras, etc.
Si a esto le añadimos una serie de minijuegos que reflejan las habilidades exclusivas de cada personaje (hackear, usar la fuerza bruta o abrir cerraduras) y que nuestros personajes pueden sufrir estrés (aquí llamado compostura) como sucede en Darkest Dungeon, tenemos un híbrido que hace malabares con muchas ideas y que, sorprendente, sale bien parado en su ejecución. Es cierto, sin embargo, que no todo fluye en Sunday Gold. La exploración es la que más se resiente, pues nuestros personajes se teletransportan al hotspot en vez de dirigirlo a él con libertad y los combates pueden resultar algo repetitivos cuando nos enfrentamos contra el enésimo enemigo con el mismo aspecto y el mismo patrón.
Es lo que tiene la hibridación de géneros: te aprovechas de las grandes mecánicas que tiene cada uno de ellos, pero en esa combinatoria, suelen generarse fricciones o limitaciones porque no puedes profundizar tanto en ninguna de ellas. Sunday Gold no puede llegar a la profundidad del diseño de puzles de una aventura gráfica, o del combate de un JRPG o de la cantidad de variables de un táctico. Además, aunque los personajes tienen mucho carisma y el mundo es atractivo, la historia tarda mucho en arrancar y no todos los momentos que le dedica a la narración los aprovecha para hacerla avanzar como me gustaría.
Tengo que reconocer que lo que ha hecho Sunday Gold es muy atractivo
Con todo, tengo que reconocer que lo que ha hecho Sunday Gold es muy atractivo y mantiene tu mente afilada constantemente previendo movimientos en la exploración, preparando a los personajes, pensando nuevas tácticas en el combate y solucionando algunos puzles que te permiten ahorrar Puntos de Acción o hacer saltar alarmas si eres avispado. Pese a esas limitaciones y fricciones que comentaba, el estudio ha mantenido un diseño sólido que engancha y, aunque le cueste un poco más de la cuenta, terminas por interesarte por la historia de este trío de fracasados mientras vas desvelando una pieza más de este misterio que hila. Lo acompaña además con un estilo visual muy carismático que, si bien es solo cumplidor en el gameplay, tiene unas ilustraciones para los personajes y las escenas narrativas viñeteadas muy atractivas. Puede que 2022 esté siendo un año con una gran cantidad de retrasos, pero también nos está dejando una buena cantidad de juegos muy frescos, como el reciente Immortality o este Sunday Gold. Tienes el prólogo gratuito a modo de demostración, así que no hay excusa para probar este interesante experimento.