Bárbara Gimeno
ColaboradoraEn cada aventura de Link, más allá de los templos y villanos que, hay que decir, son más que reconocibles, hay un detalle que define verdaderamente la identidad de The Legend of Zelda: sus objetos. Espadas, arcos, boomerangs, ocarinas, ganchos… cada pieza del inventario es un fragmento de la mitología de Hyrule y, al mismo tiempo, una llave que transforma nuestra forma de jugar.
Desde la icónica Espada Maestra hasta artefactos que solo han aparecido en una sola entrega pero que se han quedado en nuestra memoria para siempre, los objetos de Zelda cuentan historias, revelan influencias culturales y marcan el ritmo de cada aventura. Entenderlos es entender cómo Nintendo diseña mundos en los que la narrativa y el gameplay se entrelazan de una manera increíble.
La Espada Maestra: mito y destino
Realmente no hay un objeto más emblemático que la Espada Maestra, "la espada que sella la oscuridad". Desde A Link to the Past, la espada se ha convertido en símbolo del viaje heroico de Link, reflejando un montón de mitos clásicos como el de Excalibur en la leyenda artúrica, el de Kusanagi en la mitología japonesa o el de Gram en las sagas nórdicas.
La espada nunca se nos entrega sin más, sino que debe ser arrancada de un pedestal, conquistada tras superar toda clase de pruebas o bendecida por las diosas. Podríamos decir que su peso tanto narrativo como mecánico, ya que de alguna manera representa el paso de la niñez a la madurez, el momento en que Link asume el rol de héroe.
Si hablamos en términos de jugabilidad, la espada es una herramienta de poder que desbloquea el acto final de cada juego, porque suele ser requisito para enfrentar a Ganon. Así, la Espada Maestra no es solo un arma: es el emblema de la identidad de Zelda en representación de una epopeya heroica.
El Escudo Hyliano es casi tan icónico como la espada. Más que un objeto defensivo es ya un símbolo visual más de la saga. El escudo azul con el emblema de Hyrule y el pájaro aparece en arte oficial, en pósters y hasta en merchandising. En algunos juegos, para obtenerlo tenemos que superar retos, reforzando la idea de que proteger es una cosa tan heroica como atacar.
Por su parte, el arco de héroe y sus variantes (como el arco de las hadas o el arco de la luz) hacen referencia a mitologías donde el arco es un instrumento divino. Estas referencias van de Apolo en Grecia al arco de Arjuna en el Mahabharata. En Zelda, el arco suele tener un rol doble, el de arma de precisión y el de llave para resolver acertijos, ya sea encendiendo antorchas a distancia o activando mecanismos ocultos.
Estos objetos ayudan a subrayar un principio de diseño fundamental dentro de Zelda, y es que en la saga las armas no son solo para el combate, sino que son herramientas de interacción con el mundo.
Las herramientas de exploración: inventos que cambian el mapa
Más allá de las armas, en Zelda brillan también las herramientas de exploración, esas piezas que son capaces de definir cómo el jugador atraviesa el mundo.
Desde el gancho y el garfio, capaces de redefinir la verticalidad de los templos en A Link to the Past, hasta las botas de hierro de Ocarina of Time, que pueden transformar un pasillo inundado en un laberinto tridimensional, cada uno de estos artefactos introduce un lenguaje nuevo para interactuar con el mundo. No son solo accesorios, sino que son giros de diseño que obligan al jugador a imaginar su entorno de otro modo.
Ese mismo espíritu se mantiene en otros objetos que son capaces de hacer magia. La vara de las estaciones de Oracle of Seasons o los cetros de Wind Waker convierten la naturaleza en un tablero de rompecabezas, donde el tiempo y el clima son una pieza más que podemos mover para resolver el enigma. Y en una de las entregas más recientes, la piedra sheikah y la paravela de Breath of the Wild llevan esa idea a su máxima expresión. Son artefactos que liberan al jugador y que hacen del mapa no un escenario fijo, sino un campo abierto lleno de posibilidades.
Objetos musicales: la dimensión espiritual
Como todo fan habrá notado ya, la música siempre ha sido un canal narrativo en la saga, y los objetos musicales lo canalizan mejor que nadie.
La ocarina es quizá el objeto más importante de la historia del videojuego, y es que no se limita a ser un instrumento sino que es una máquina de viajes temporales, un nexo, un puente entre planos. Su diseño se inspira tanto en la tradición de los instrumentos de viento mesoamericanos como en el simbolismo universal de la música como lenguaje sagrado.
Muchas de las entregas han mantenido esa línea: la batuta de los vientos en Wind Waker, la lira de la Diosa en Skyward Sword, o incluso el tambor Goron en Majora’s Mask. En todos los juegos, la música funciona como poder divino que transforma el entorno. Aquí Zelda conecta con mitologías en las que el sonido es creador, como por ejemplo el "Om" del hinduismo o las flautas chamánicas.
Hay muchos otros objetos que, aunque nunca tuvieron una continuidad como los demás que hemos ido nombrando, han dejado marcas inborrables en nuestra memoria.
Un buen ejemplo es el Aerodisco (el Spinner, vamos) en Twilight Princess. Este disco giratorio permite deslizarse por raíles y muros y fue el responsable de grandes momentos. El Cetro del Dominio, de ese mismo juego, permitía controlar estatuas gigantes. Otro de los objetos que más recuerdo es el Telescarabajo, de Skyward Sword, un precursor del dron que nos permitía explorar y activar mecanismos a distancia. Y, por supuesto, el cañón de Spirit Tracks.
Estos objetos, aunque no volvieron a salir en otros juegos, demuestran el afán de experimentación de Nintendo, que no teme introducir mecánicas que quizás nunca se repitan, pero que enriquecen la experiencia de ese juego en particular.
Diseño simbólico y psicológico
¿Por qué estos objetos son tan recordados por los jugadores? Parte de la respuesta está en su diseño simbólico, por el que cada objeto es una extensión del héroe y representa un ritual de crecimiento.
Psicológicamente, Zelda nos entrena para ver los obstáculos como oportunidades. El juego asocia el progreso narrativo con el progreso mecánico, lo que refuerza la sensación de evolución personal.
Con Breath of the Wild y Tears of the Kingdom, Nintendo ha roto la tradición del "objeto por templo". Ahora, las herramientas básicas están disponibles desde el principio y lo que evoluciona es la creatividad del jugador. El imán o la ultramano sustituyen a los objetos clásicos, pero cumplen el mismo rol: el de redefinir cómo nos relacionamos con el espacio.
Llaves de un mito
Los objetos legendarios de Zelda son más que herramientas: son llaves de un mito que está muy vivo. Cada uno conecta al jugador con tradiciones universales y, al mismo tiempo, cada uno cambia la manera en la que jugamos.
En esa unión de diseño y mito está la magia de Zelda: objetos que cuentan historias sin palabras. La Espada Maestra, el arco, la ocarina, pero también el aerodisco o el escarabajo : todos forman parte de un inventario que es, en realidad, un espejo de la imaginación. Y quizá por eso, abrir un cofre en Zelda siempre será más que encontrar un objeto: será descubrir un nuevo modo de ser un héroe.
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