Este RPG con tintes de estrategia es un sueño hecho realidad para cualquier fan de Warhammer 40.000: ya hemos jugado a lo nuevo de los autores de Pathfinder

Este RPG con tintes de estrategia es un sueño hecho realidad para cualquier fan de Warhammer 40.000: ya hemos jugado a lo nuevo de los autores de Pathfinder

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Warhammer 40.000: Rogue Trader

Para bien y para mal, en la vida hay de todo: hay instantes de gran euforia, otros de cierto apaciguamiento, algunos se encuentran en un cómodo y equilibrado punto intermedio… Y, como es lógico, en los videojuegos pasa exactamente igual. ¿Estás hasta arriba de energía y quieres liberar adrenalina por los cuatro costados? Ponte un buen shooter o un hack & slash bestia, de los de antes, y ya tienes un subidón más que garantizado. No obstante, en esos momentos de reflexión, de introspección, cuando el tiempo se relativiza más que nunca y las cosas fluyen a otro ritmo, son justamente el escenario perfecto para que un buen libro se convierta en una experiencia inolvidable.

Algo muy similar sucede con los RPG clásicos, ya que son una especie de híbridos entre el mundo de lo escrito y de lo jugable; más o menos eso te puedes esperar de Warhammer 40.000: Rogue Trader, un híbrido de estrategia espacial y juego de rol por turnos al estilo de Wasteland o Divinity: Original Sin, pero que viene de la mano de los creadores de Pathfinder. He podido darle caña durante unas cuantas horas y te cuento qué me ha parecido.

¡Por el Dios-Emperador!

Ya lo comenté cuando analicé Warhammer 40.000: Chaosgate - Daemonhunters, pero creo que es necesario recalcarlo ahora también: el universo de Warhammer 40k es una fumada, en absolutamente todos los sentidos de la palabra. Tiene una complejidad abrumadora, unas referencias interconectadas que asustan, emplea una cantidad de latinismos extraños que hacen palidecer a un filólogo clásico, y además abarca tantísimos años de historia y de trasfondo que como vayas a la wiki a echarles un vistazo igual hasta te mareas. Sin embargo, ahí reside parte de la gracia, porque cuando entras a su mundo futurista y distópico, donde todo esconde dogmas, conflictos o la acción incomprensible de dioses extradimensionales haciendo movidas extrañas, te das cuenta de que hay una increíble cantidad de historias esperando a ser contadas. En Dartktide, mismamente, te vas a Tertium a pegar tiros, con una ambientación a la que el adjetivo ciberpunk se le queda cortísimo, mientras que en Shootas, Blood y Teef encarnas a un orco que quiere vengarse de su jefe de guerra por robarle la coleta. No tienen nada que ver y aún así ambas son perfectamente verosímiles.

W40K: Rogue Trader.

En Rogue Trader la cosa se complica un poco más, en parte por su lado de RPG a la vieja usanza; ya sabes, multitud de líneas de diálogo, tiradas de habilidad, tanto pasivas como activas, para decidir poderosos efectos en la exploración o en las conversaciones, y un flujo eterno de conceptos relacionados con el lore de la licencia. La idea de base parece bastante sencilla, eso sí: eres un Rogue Trader, una especie de conquistador espacial que va de aquí para allá comerciando, estableciendo nuevas alianzas, colonizando nuevos planetas y, por supuesto, combatiendo la herejía y a las fuerzas del caos hasta los confines del universo conocido. Todavía no sabemos hasta qué punto el título te permitirá jugar con tu posición para salirte del guion más de lo establecido, en el sentido de si puedes liarla al máximo o incluso contravenir al Emperador, circunstancia que me encantaría, pero hasta ahora las sensaciones han sido más que positivas en este aspecto. Tengo muchas ganas de ver cómo sigue la historia.

W40K: Rogue Trader.

En temas de misiones secundarias, hasta ahora me he encontrado un buen puñado de situaciones que se pueden resolver simplemente hablando con la gente (esclavistas, asesinos, herejes, golpistas, fanáticos… lo normal), idea que encaja a la perfección con el género, pero sí que te digo que muchas de estas elecciones me han parecido un pelín previsibles. La mayoría estaban ligadas a los atributos del personaje principal, área en la que el título tampoco ha terminado de sorprenderme, así que al final he terminado echando de menos algo más de variedad; no es plan de exigirle un Disco Elysium a Owlcat Games, porque no van por ahí los tiros, pero sí más “interconexión” de situaciones y de elecciones. De todas maneras, es mejor no sacar conclusiones precipitadas. A fin de cuentas, bien podría ser que se desarrollen en espacios más amplios de tiempo, decisión creativa que le sentaría genial a Rogue Trader.

En lo relativo a los compañeros, tengo que decir que me han dejado impresiones muy buenas desde el principio. A veces da la sensación de que están “vivos”, de que no son entes inertes que están ahí, malviviendo hasta que su amo y señor les dice que tiren una granada o que abran una escotilla a puñetazos; de hecho, se meten en fregados cada vez que pueden. Comentan lo que ven, algunos de ellos incluso te hablan de peligros o posibles ataques que presienten, y en general casi todos dan su opinión sobre lo que está pasando. Por ejemplo, en los primeros compases de la aventura hay un evento que involucra a fanáticos del Imperio y a supervivientes de un planeta atacado por las fuerzas del caos. Llega un punto en el que cualquiera de los dos bandos te puede faltar al respeto y ahí, para sumar más leña al fuego, uno de tus acompañantes se enciende y te dice que no puedes permitir que eso ocurra. Te insiste, incluso. No sé si estarán al nivel de lo que vimos en Pillars of Eternity o Dragon Age: Origins, ya que eso son palabras mayores, pero apuntan maneras sin duda.

El combate en Warhammer 40.000 Rogue Trader

Como te decía antes, Warhammer 40.000: Rogue Trader es una especie de híbrido de estrategia espacial y rol clásico, con muchas conversaciones y enfrentamientos que te ponen al límite. Eso sí, a diferencia de Pathfinder y su sistema en tiempo real, Rogue Trader se decanta por el combate táctico por turnos, con elementos que estoy seguro de que te resultarán más que familiares: puntos de acción para moverse o atacar, distintos tipos de cobertura, habilidades y roles ligados a clases de soldados, y probabilidad de acierto para cualquier cosa que hagamos. En esencia, no deja de ser la enésima reinterpretación de los esquemas de XCOM: Enemy Unknown, aunque viene con algunas diferencias. La primera es la existencia de un medidor de impulso, o “Momentum”, que permite activar efectos devastadores en función de nuestro desempeño en la batalla; si nos va muy bien, estamos destrozando a los enemigos y el mapa está teñido de sangre ajena, desbloqueamos los actos heroicos, que posibilitan locuras del estilo de lanzar rayos que rebotan, como los Sith de Star Wars, o entrar en un éxtasis demencial y perjudicial para la salud de todos los que te rodean.

W40K: Rogue Trader

En cambio, si tus compañeros están cayendo como moscas, se desbloquea otro tipo de técnicas, llamadas “medidas desesperadas”, que son especialmente llamativas, en el sentido de que normalmente están vinculadas tanto a potenciadores como a perjuicios para tu grupo de inadaptados futuristas. En general, es un sistema que está muy bien pensado y que tengo ganas de explorar a fondo: hay fuego amigo, los proyectiles pueden atravesar la carne y ciertas coberturas, hay una increíble cantidad de daño en área… Y también hay muerte permanente para tus compañeros. Júntalo todo y tienes una combinación explosiva que te mete en tensión, del estilo de jugar a Fire Emblem y ver que no te sale nada en el peor momento posible, una diversión tan pura como inexplicablemente masoquista. Eso sí, no tengo del todo claro cómo aguantará el paso de las horas, puesto que ya van unos cuantitos títulos de estrategia o rol clásico que siguen este modelo al pie de la letra, especialmente en los últimos años.

A diferencia de Pathfinder, Rogue Trader se decanta por el combate táctico por turnos

En cualquier caso, a la complejidad de su sistema de combate en tierra se suman los enfrentamientos espaciales, una locura que funciona sorprendentemente bien. Básicamente, controlas una nave y seleccionas las habilidades de tus seis oficiales, pero no veas cómo se complica en un momento: hay distintas barras de vida, escudos direccionales, maniobrar requiere de bastante tiempo y, por si fuera poco, las flotas enemigas se comportan de distinta manera dependiendo de la raza o la facción a la que pertenezcan. También puedes colonizar planetas y establecer incontables líneas de suministro y comercio, que son los dos principales motores del ámbito estratégico del título. Permíteme que no me meta mucho en estas cuestiones porque en la demostración faltaban unas cuantas mecánicas, pero ya te adelanto que hay buenas dosis de gestión y desarrollo de colonias esperando a los jugadores más concienzudos.

W40K: Rogue Trader.

Si a todo esto le sumas un buen apartado gráfico, con una interesante representación de la inmensidad y la grandilocuencia propias de Warhammer 40.000 (aunque con un diseño artístico algo por debajo de Pathfinder, en mi humilde opinión), y una banda sonora que tiene una pintaza increíble, es fácil situarlo como una de las propuestas más interesantes de la licencia en los últimos tiempos. El 7 de diciembre sale su acceso anticipado en versión alfa, por si quieres echarle un vistazo; eso sí, solo está disponible en inglés para los jugadores que hayan comprado la Developer’s Digital Pack o la edición coleccionista en su web oficial. Para la versión final todavía no tenemos fecha, pero deberíamos tenerla lista más pronto que tarde.

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