Se ha confirmado lo peor: el manga de One Piece se ha pausado por problemas de salud de Eiichiro Oda. Hace un par de días saltaba la noticia, pero sin una confirmación oficial ni por parte del autor ni de la Shonen Jump. Ahora, ha sido una publicación de la revista la que ha dado explicaciones al respecto y ha proporcionado novedades sobre el estado del mangaka. Este hecho ha encendido las alarmas, por supuesto, y ya son muchos los usuarios que temen por la salud de Oda. ¿Es culpa del autor? ¿No puede ponerse malo? Está claro que esta histeria colectiva es fruto de una industria demasiado exigente con sus autores y hoy vamos a profundizar en la realidad de esta para entender por qué cada pausa es una crisis.
El origen de un mal extendido
Es conocido que Eiichiro Oda tiene algunos problemas de salud, como gota, que le impiden realizar su actividad laboral con regularidad cada cierto tiempo. Todo el mundo se pone malo y el autor japonés, que carga sobre sus hombros el peso de una de las obras más importantes de una industria, no es la excepción. Sin embargo, hay una preocupación muy grande cuando un autor de cómic japonés ve empeorar su salud y tiene un origen muy claro.
La industria del manga se popularizó durante los años de posguerra. La población japonesa tenía la moral por los suelos y la influencia de la cultura americana de esa época provocó que el manga naciera como estímulo a los cómics de Superman o Mickey Mouse. Osamu Tezuka fue una de las caras más populares gracias a su obra Shin Takarajima. De esa época también surgió el famoso Astro Boy.
Astro Boy
Con la popularización del cómic japonés, surgieron las primeras revistas que lanzaban sus capítulos en formato semanal. Revistas como Weekly Shōnen Jump marcaron un estándar: capítulos semanales con entregas puntuales, evaluados en tiempo real por encuestas de lectores... El mangaka pasó a ser una figura clave en la industria del entretenimiento y además asumía otras tareas que no eran dibujar, como reunirse con los editores, los ayudantes, etc.
Este éxito tan inmenso puso encima de los autores de cómic unas exigencias muy grandes que venían reforzadas por la propia cultura del país. El karōshi, la muerte por exceso de trabajo, es síntoma reconocido. Mientras que los lectores reclaman más de sus historias preferidas, esta regularidad supone un agotamiento excesivo para los trabajadores.
Portada de la Weekly Shonen Jump
Principales ejemplos de agotamiento
Al hablar de la dureza de la industria del manga, el nombre de Yoshihiro Togashi es uno de los primeros que se vienen a la mente. Se trata del autor de Hunter X Hunter, una obra con más de veinte años de antigüedad que ha visto multiples problemas de continuidad por la salud de este. Hinako Ashihara, creadora de Sexy Tanaka-san, falleció en extrañas circunstancias tras una adaptación muy polémica de su obra. Se atribuyeron problemas de salud mental que nunca han quedado claros del todo.
No hace falta ir a los casos más polémicos para saber que otros como Gege Akutami, autor de Jujutsu Kaisen, ha admitido públicamente que terminar su obra fue muy complicado. El autor de Solo Leveling: Ragnarok, Daul, ha finalizado la obra de forma repentina por sentirse incapaz de continuar y, lamentablemente, otros como Akira Toriyama o Kentaro Miura fallecieron antes de llegar a los setenta años.
Kentaro Miura, autor de Berserk, falleció a los 54 años de edad
Rei Hiroe, autora de Black Lagoon, ha hablado en varias ocasiones sobre el problema de la profesión y su relación con la salud. "Para mí, dibujar manga definitivamente implica mucho estrés y presión. Mientras continúe dibujando manga, no creo que entre en remisión", declaraba en una entrevista.
El mundo del anime
Las adaptaciones televisivas de estos productos no sufren mejor suerte. Con cada temporada, llegan decenas de estrenos, pero detrás hay jóvenes animadores cobrando sueldos ínfimos, jornadas interminables y un sistema de producción en cadena que apenas deja espacio para respirar. Entre los estudios más sonados de condiciones laborales muy duras se encuentran MAPPA, Studio Trigger o Toei Animation. Sin ir más lejos, esta última ha tenido que parar el anime de One Piece para que sus trabajadores pudieran descansar después de un auténtico espectáculo visual en sus últimos capítulos.
Son pocos los trabajadores que levantan la voz, pero algunos como Kyohei Ebata (Boruto o DanDaDan) se han lanzado directamente a denunciar las abusivas condiciones que sufren en muchos de los casos. Aunque cada vez hay más iniciativas de sindicalización y presión pública para mejorar salarios y estabilidad, el cambio es lento y la entrada de plataformas de streaming que hacen pedidos por encargo no parece estar ayudando. Un informe de la ONU y denuncias recientes de animadores y actores de doblaje han revelado las duras condiciones de trabajo. Se estima que animadores jóvenes ganan menos 13.000 dólares anuales en Japón.
Por todos estos motivos, cada vez que un autor (del que depende toda una obra y las expectativas del público) enferma es motivo de alerta automática. Es de sobra conocido que el estilo de vida de la profesión puede ser muy abusivo con sus autores que, al contrario que otros que encuentran el éxito, se deben esforzar más que nunca. Por suerte, el comunicado de la Shonen Jump indica que el estado de salud de Oda está mejorando y que One Piece regresará en un par de semanas.
En 3DJuegos | La fruta de Luffy en One Piece es todo un misterio, pero un fan cree haber descubierto la clave con una curiosa teoría
Ver 2 comentarios