Un mundo ideal: La pantomima del director de Epic Games

Un mundo ideal: La pantomima del director de Epic Games
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“Las palabras de Tim Sweeney me parecen un querer lavarse las manos y aprovechar una situación que le es cómoda”.


En su discurso de los Globos de Oro, Ricky Gervais tuvo un breve momento de lucidez al hablar sobre The Morning Show, una de las series abanderadas de Apple TV+. "Un drama soberbio sobre la importancia de la dignidad y hacer lo correcto hecho por una compañía con talleres clandestinos en China. Decís que sois gente comprometida, pero las compañías para las que trabajáis… Apple, Amazon, Disney… Si ISIS abriera un servicio de streaming mañana, llamaríais a vuestro agente." Risas, aplausos, e inmediatamente después fue coherente: "Si ganáis un premio esta noche, no lo utilicéis como una plataforma para dar un discurso político".

Esta semana se ha celebrado el encuentro DICE Las Vegas, uno de los eventos más importantes de la industria del videojuego. Entre los oradores se encontraba Tim Sweeney, director ejecutivo (CEO) de Epic Games, y además de hablar sobre la pérdida de privacidad en la era de Facebook o criticar a Google por llevarse el 30% de los ingresos de todo aquello que se vendía en Google Play, declaró que "como compañías, debemos divorciarnos de la política". Sweeney puso de ejemplo Chick Fil-A, la tercera mayor cadena de comida rápida de los EE.UU., conocida por sus deliciosos bocatas de pollo y por sus generosas donaciones a asociaciones anti-LGTB. Esto es verdad. Vivimos en una sociedad "donde tu afiliación política determina a qué restaurante de pollo vas. No tenemos por qué arrastrar esos temas divisivos al videojuego", explicaba.

Imagen de Epic Games Store

Antes de seguir, debo ser justo. Sweeney quiso matizar más adelante que no abogaba por la eliminación absoluta de la política en el videojuego sino por lo que él equiparaba a la "división entre Iglesia y Estado". Explicaba en Twitter: "Si un juego es político, igual que lo fue Matar a un Ruiseñor como novela, debería nacer del corazón de un creador y no de departamentos de marketing queriendo aprovecharse de la división". Cada vez que Ubisoft niega que sus títulos no son políticos a pesar de ir sobre el intervencionismo estadounidense (Ghost Recon Wildlands), la revolución en la era digital (Watch Dogs 2) o el fanatismo religioso (Far Cry 5), la sangre me hierve, así que agradezco que Sweeney no haya llegado a esos límites de ceguera, pero sigue pareciéndome una propuesta no sólo imposible, sino absurda.

La idea suena noble cuando se plantea: "cuando una compañía maneja un ecosistema donde sus usuarios y creadores pueden expresarse, deberían ejercer de moderadores neutrales. Si no, el potencial de influencia indebida desde dentro o fuera es demasiado alto", explicaba Sweeney, y el mercado libre de las ideas es un lugar maravilloso hasta que uno recuerda las trazas de antisemitismo y suprematismo blanco que se implantaron en la comunidad de Mordhau, un videojuego más que competente hecho por un equipo que se encontró de cara con el lado oscuro de la recreación medieval europea.

Incluso Sweeney, en su papel como agente neutral, da a entender que está conforme con el statu quo

Mirad, yo sólo quiero jugar a Final Fantasy XII y perder el tiempo en Mad Max hasta que salgan Animal Crossing: New Horizons y DOOM Eternal, pero rehuir la política es imposible. Incluso Sweeney, en su papel como agente neutral, da a entender que está conforme con el statu quo, y normal: es el CEO de una de las compañías más importantes del momento, pero cuando habla sobre cómo no ve apropiado "que una persona, como el CEO de una compañía, arrastre a su compañía y sus empleados a su ideología personal fuera de la compañía" omite la manera en que ha arrastrado a sus trabajadores a ser explotados en un interminable crunch para mantener Fortnite en la cresta de la ola.

Menos mal, no está diciendo nada político: sólo lo está haciendo.

Pocas acciones son apolíticas. Comer cereales, dar un paseo, tomar los medios de producción. El coltán es considerado un mineral de guerra: se extrae de la República Democrática del Congo, muchas veces por explotación adulta e infantil, y no fue hasta principios de la década pasada que las consolas dejaron de hacerse comprando coltán sin saber quién lo estaba proporcionando. Nintendo fue la más lenta en cambiar, pero durante décadas estas compañías habían contribuido a mantener engrasados los engranajes de este sombrío motor que aún hoy alimenta a señores de la guerra. Las consolas siguen usando coltán, pero de proveedores certificados, y aún así varias compañías tecnológicas siguen acudiendo a las fábricas de Foxconn, una compañía china conocida por explotar a sus trabajadores hasta el punto de que era habitual que se suicidaran saltando desde el último piso. ¿Su solución? Poner redes para que saltaran, pero no se mataran. Las condiciones siguen siendo las mismas.

Imagen de Epic Games Store

¿Por qué no pones dinero en vez de paVos en la tienda para que los clientes sepan exactamente cuánto están gastando?

Aunque de primeras parezca un esfuerzo conciliador, las palabras de Sweeney me parecen un querer lavarse las manos y aprovechar una situación que le es cómoda. No pide que todos se callen para que haya paz y concordia y porque no deberíamos manchar con política los sagrados videojuegos, sino porque tiene miedo de decir algo que moleste a su audiencia y está cubriéndose las espaldas. Es una manipulación para que no queramos escuchar la respuesta a la pregunta: "¿cuántos ceros necesitas para empezar a tratar a tus trabajadores con decencia?". "¿Por qué no pones dinero en vez de paVos en la tienda para que los clientes sepan exactamente cuánto están gastando en una skin?". Es pedir que todo siga igual, sin que nadie se plantee nada sobre el modelo de negocio de Fortnite, que no tendrá loot boxes ni pay-to-win pero se basa en el miedo a perderte una moda y el deseo de consumir para ser uno de los niños guays. Se basa en que los niños cuyos padres no pueden permitirse pagarles la última skin sufren bullying. No pretendo obligar a nadie a pensar como yo, pero al menos pido que no fuercen una pantomima donde, de alguna manera, se puede existir en una burbuja ausente de comentario. Hagan lo que hagan, comunicarán con sus acciones.

Si Sweeney realmente hubiera querido alejarse de la política, en primer lugar, no habría subido a un escenario a dar su opinión sobre nada.

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