Hubo un momento en el gaming en el que, debido a las enormes diferencias en el desarrollo de según qué plataformas, un mismo juego era completamente diferente según la consola en la que lo jugases. No hablamos de versiones de diferentes generaciones, sino el mismo juego, y eso le pasó a Harry Potter y la Piedra Filosofal. Aquel juego clásico de 2001 tenía varias versiones, pero fue la de PC, desarrollada por KnowWonder, la que destacó sobre todas las demás. Sin embargo, ser la mejor versión no fue fácil y es que aún bajo la supervisión de Electronic Arts, enfrentó un desafío inesperado: lidiar con los derechos de autor de los famosos cuadros vivientes que adornan los pasillos de Hogwarts.
Aquella época era curiosa. Tú y un amigo podíais haberos comprado Harry Potter y la Piedra Filosofal al mismo tiempo, en la misma tienda, pero para diferentes consolas, y tendríais dos juegos diferentes. Todos estaban encorsetados a la época en la que se lanzaron, pero en total hubo cinco versiones: para PlayStation, GameBoy Color, GameBoy Advance, PC y PS2/Xbox, y todas ellas con diferencias. Por ejemplo, todos recordamos aquel clásico que nos permitía recorrer Hogwarts como un juego de aventuras en PS2, pero la versión de GameBoy Color fue un RPG clásico de combate por turnos.
Ingenio y Photoshop, así es cómo el primer juego de Harry Potter salió adelante
Christo Vuchetich, ex-miembro del equipo de KnowWonder, estudio difunto desde 2004, reveló en una entrevista la ingeniosa solución que encontraron para esquivar los complejos derechos de autor. Según Vuchetich, el equipo se percató de que llenar Hogwarts con retratos famosos, todos con derechos de autor, no solo sería una tarea abrumadora en términos de tiempo, sino que también excedería el presupuesto del proyecto. Ante esta situación, decidieron recurrir a una estrategia inesperada pero efectiva: usar Photoshop para reemplazar las caras de los personajes en las pinturas por las de los propios miembros del equipo de desarrollo.
"Simplemente nos quisimos poner a nosotros mismos allí", explicó Vuchetich. Cada artista del equipo fue encargado de encontrar una pintura famosa y sustituir el rostro del personaje original por el suyo propio, haciendo cambios sutiles para que las imágenes no infringieran las leyes de derechos de autor. Así, los pasillos de Hogwarts en el juego están adornados con retratos de los propios desarrolladores, camuflados en obras de arte clásicas.
Este ingenioso truco no solo les permitió evitar problemas legales, sino que también añadió un toque personal y único al juego. Aunque no está claro si esta táctica seguiría siendo legal hoy en día, lo cierto es que KnowWonder logró sortear un obstáculo importante y ofrecer a los jugadores una experiencia inmersiva sin enfrentarse a complicaciones jurídicas.
Vía | VidaExtra
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