Al abrir juegos antiguos, a veces uno se encontraba cosas muy extrañas. Llegué a saquear verdaderas reliquias en la era de GameCube

Al abrir juegos antiguos, a veces uno se encontraba cosas muy extrañas. Llegué a saquear verdaderas reliquias en la era de GameCube

Con la decadencia del formato físico, cada vez es más difícil sorprenderse al abrir una caja o escudriñar los misterios propios del mercado de segunda mano

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Imagen de Pokémon Colosseum

Llevo muchos años jugando en PC principalmente, así que tengo el formato físico bastante olvidado a estas alturas. Quiero decir, no encontrarás una semitorre moderna con lector de discos; y si encuentras un juego con carátula en alguna tienda especializada, puedes estar seguro de que lo que hay dentro es un código para canjear en Steam. Ojo, no traigo drama: así es como funciona el mundillo ahora y punto, está bien. Pero recuerdo con mucho cariño las cosas extrañas que encontraba en los juegos de consola de cuando era crío.

Aunque ahora no se estile tanto, hubo una época en la que los fabricantes de consolas adaptaban las carátulas a toda clase de necesidades. GameCube era lo más divertido que había en mi casa hace 20 años, por ejemplo, y por aquel entonces me sorprendió mucho abrir la caja de Animal Crossing (el primero, el de los personajes con cuernos horrorosos) y encontrarme dentro una "Memory Card de 59 bloques" —Nintendo le tenía alergia a la verborrea informática— con una pegatina de Totakeke para guardar la partida.

Dos juegos en una sola carátula, y más rarezas

Un detallazo, todo sea dicho, porque cada una valía 20 euros o más; y la idea de suministrar una directamente con el juego sin tener que gastarme el aguinaldo me voló la cabeza. La misma consola me dio otra alegría con Pokémon Colosseum, no solo porque fuera buenísimo, sino porque fue una edición especial que venía con la máquina en negro en vez de azul y un añadido de lo más extraño: un segundo disco en la caja. ¿Cómo es eso, me preguntas? Era "Pokémon Box".

No tenía ni idea de su existencia hasta que llegó a mis manos, pero aquello era una suerte de expansión para Rubí, Zafiro y Esmeralda que te permitía jugar en la tele al juego que tuvieras conectado a tu GBA; con el añadido de una herramienta para gestionar mejor las cajas del PC in-game (un poco como la aplicación de pago que tenemos ahora). A nivel de contenidos, solo hacía una única aportación diminuta: desbloqueaba en tu partida un huevo de Zigzagoon con el movimiento Velocidad Extreme (Extreme Speed en inglés).

Era la única forma de conseguir que ese Pokémon lo aprendiese. Y parecerá una chorrada, porque ese mismo ataque lo aprendía también el mucho más poderoso Rayquaza, pero fíjate las vueltas que da la vida: tras todos estos años, el metajuego de RSE sigue en funcionamiento y hace no mucho alguien descubrió la manera de llegar a lo más alto de las tablas de clasificación usando un Linoone que llevaba ese movimiento como gran reclamo. Y solo podía obtenerse legalmente a través de ese segundo disco que había aparecido en la caja, sujeto con una solapa que jamás volví a ver en otro juego.

Imagen de Monster Hunter Portable 3rd

Más allá de eso, no me encontré otras muchas cosas llamativas: el juego de Bionicle de PS2 venía con una pieza exclusiva que podías intercambiar con la de ciertos juguetes de acción (qué maravilla fue aquello, tú) y también me hizo levantar una ceja encontrarme publicidad de Monster Hunter Frontiers para Xbox 360 en la caja de MH Portable 3rd de PS3. Aquel fue una importación japonesa, desconozco si esa clase de apertura se estilaba más allí.

A nivel extraoficial, eso sí, el mercado de la segunda mano me ha dado alguna que otra alegría también. Desde las típicas partidas de Pokémon que están empezadas cuando las compras y dedicas un tiempecillo a cotillear qué tenía el propietario anterior antes de iniciar un nuevo save, hasta (mi favorito) abrir la caja de Final Fantasy XII para PS2 y encontrarme dentro una guía recortada y perfectamente encuadernada de la revista Play Manía.

Quienquiera que tuviese el juego antes se había tomado muchas molestias para seguir la aventura al 100%, y tuvo la amabilidad de meter en la caja lo que probablemente le hubiera servido a él o ella antes de vender el juego. Nunca le di uso, pero he mantenido la guía bien guardada hasta hoy en señal de respeto. Y espero que si has llegado hasta aquí, dejes algún comentario abajo hablándome sobre las cosas que te has encontrado al abrir la carátula de un videojuego. No trato de generar actividad: realmente creo que es un mundo bonito y de lo más curioso.

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